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Laboratorio de ideas | BREAKINGVIEWS Reuters

JAL Un caso de descompresión

Las acciones de Aerolíneas de Japón (JAL) han experimentado una repentina pérdida de altitud. Su valor se desplomó un 88% la semana del 15 de enero, cuando los accionistas cayeron en la cuenta de que incluso si la mayor aerolínea comercial de Asia podía soportar las turbulencias económicas, era posible que ellos no. JAL parece dispuesta a probar la variedad japonesa del modelo "húndete, quédate en el aire" tan popular en EE UU.

Una aguda dosis de quiebra, que probablemente se anunciará el 19 de enero, podría dar a

JAL la oportunidad de empezar de nuevo. La compañía se ve lastrada por un exceso crónico de capacidad y un endeudamiento de 16.000 millones de dólares. El pasado trimestre fundía unos 10 millones de dólares al día, y desde entonces el precio del petróleo, el queroseno y el yen han ido en la dirección equivocada.

Algunos de los obstáculos ya se han superado. Los bancos que prestaron cerca de 5.000 millones a JAL han aceptado en principio que tendrán que soportar recortes y decirle adiós a unos 2.900 millones en préstamos. El Estado deberá aportar algo para una línea de crédito de 6.600 millones. Las garantías de que los aviones de JAL seguirán volando deberían evitar que demasiados clientes deserten.

Aun así, tal vez se precisen dos decisiones muy poco japonesas. Una es dejar que entren extranjeros. Delta Airlines ha ofrecido más de 1.000 millones de dólares a JAL a cambio de que se una a su camarilla de aerolíneas, SkyTeam, y le entregue una participación minoritaria en el capital de la empresa. Probablemente esta oferta supere a la hecha por el actual socio, American Airlines, dado que la SkyTeam ampliada podría presumir de controlar el 54% de los vuelos entre Estados Unidos y Japón. Más controvertido que a quién deja entrar es quién tendrá que salir. Sus vuelos sólo se llenan en dos tercios, de modo que JAL deberá reducir seriamente su capacidad y su plantilla.

Puede que los accionistas sufran incluso más. El nuevo primer ministro de Japón, Yukio Hatoyama, les ha pedido que asuman su responsabilidad. La pega es que, tal y como están las cosas, los accionistas de JAL pueden solicitar billetes a precios reducidos, por lo que aproximadamente el 60% de las acciones están en manos de particulares. Cuanto más baje el precio, más inversores minoristas podrán buscar un descuento en los vuelos. Con tantos votantes a bordo, el cortar por lo sano tal vez sea demasiado esperar. -

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