Indulto a Toquero

Gaizka Toquero salió al campo tan ansioso y hambriento de gol como la afición rojiblanca, que siempre se lo perdona todo. Y tan conectados como están, los aficionados le pasaron el clamoroso fallo que supuso errar un tiro a puerta vacía, que se fue al palo, a los dos minutos de partido. Al caballito blanco de la afición del Athletic, y tan entregado como ella, se le hizo pequeña la portería de Casillas, tal y como la veían, a priori, buena parte de los aficionados. Y es que el Real Madrid impone. Pero ahí estaba Llorente, tan salvador y acertado como acostumbra, para dejar boquiabierta a una afición que no se había recuperado del susto. A partir de ahí cada vez se hizo más difícil gestionar la situación emocional creada y el extraordinario esfuerzo físico que supuso el choque.

En un encuentro de alto voltaje destacó la inconmensurable actuación de Iraizoz, que supo frenar las embestidas madridistas echando mano incluso de algunas acrobacias. Y logró algo complicado: transmitir seguridad a los acelerados, casi frenéticos leones, muy castigados con múltiples faltas. Ni Kaká ni Benzema traspasaron la muralla en que se convirtió el portero del Athletic, que se ganó y mereció el aplauso del público de San Mamés, tan metido en calor que también descargó su tensión contra Cristiano Ronaldo, reclamaba más y más goles, el apagafuegos en el que se convirtió San José. El cuadro de Caparrós, al que le costaba mantener el balón, logró incomodar al Madrid, que hacía tiempo que no se veía obligado a trabajar tanto.