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El PSOE prepara la salida de Monteseirín

El alcalde de Sevilla medita si renuncia al cargo o acaba el mandato - Guerra se autodescarta como relevo y admite que hace tres años le ofrecieron el puesto

Al hablar de quién figurará como cabeza de lista del PSOE en Sevilla a las elecciones municipales de 2011 la única certeza (si en política existen los axiomas) es que no será Alfredo Sánchez Monteseirín. El alcalde socialista enfila el final de su tercer mandato sabiendo que será el último, aunque nadie se lo haya comunicado formalmente ni él haya renunciado en público a seguir. Pero si ya lo tenía asimilado desde que en mayo de 2007 perdió los comicios municipales frente al PP y sólo el pacto con IU le permitió mantener el gobierno, la marcha de Andalucía de Manuel Chaves, quien fuera su principal valedor para repetir como candidato en aquellas elecciones, le ha dejado huérfano de apoyos en el partido y consciente de que le toca preparar su despedida. "Él sabe que no tiene el aval para repetir", asegura un dirigente regional.

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A partir de ahí, todo son hipótesis de trabajo. Cuándo se irá, a dónde y, sobre todo, quién le sustituirá, son preguntas que hoy tienen casi tantas respuestas como interrogados haya. El propio Monteseirín dejó ayer abiertos todos los interrogantes al ser preguntado en público sobre quién será el próximo candidato del PSOE en la capital: "El futuro no se sabe, pero ahora, en el presente, quien la está gobernando soy yo", aseguró. En el entorno del alcalde la impresión más repetida es que Monteseirín se quiere ir a lo largo de este año. Pero su deseo choca con varios inconvenientes. El principal, que el secretario general del PSOE, Manuel Chaves, y el presidente de la Junta, José Antonio Griñán, le han ordenado que debe quedarse hasta agotar el mandato. "Si el partido le dice que se quede, él no se va a ir", asegura una persona cercana al alcalde. Lo mismo piensan muchos otros socialistas consultados, que dan por hecho que un político con décadas de militancia a sus espaldas no va a tomar una decisión de tanta trascendencia en contra de la opinión de la dirección del partido. "Él no es un hombre de espantadas", dice un socialista que conoce bien al alcalde desde hace muchos años. "En algún momento se le ha pasado por la cabeza irse ya, pero además de ser leal al partido, sabe que largarse sería un suicidio político", afirma otro.

En los últimos meses, Monteseirín se ha tenido que rendir también a la evidencia de que su opinión va a tener escaso peso a la hora de decidir a su sustituto. Ha jugado sus cartas dando un paso atrás en sus apariciones públicas y dejando en el centro del foco a su actual mano derecha en el Ayuntamiento, Alfonso Rodríguez Gómez de Celis. A él le ha puesto en bandeja comparecencias públicas con varios ministros, anuncios de proyectos importantes y otros bombones mediáticos para un alcalde que, hace un año, Monteseirín se hubiera resistido siquiera a compartir. "Prácticamente le ha cedido su agenda", advierte un compañero de ambos. "Parecía un paso previo a cederle el sillón".

Pero la estrategia, quizás por precipitada o por demasiado evidente, no ha gustado ni a la dirección provincial, donde De Celis cuenta con viejos enemigos, ni a la regional. Paradójicamente, no hace mucho la ejecutiva provincial era la más firme defensora de propiciar un relevo a mitad de mandato, pero con otro candidato (el ex concejal Emilio Carrillo afín a sus tesis). Estas transiciones suelen dar buenos resultados porque consolidan a los relevos. "Ahora eso no conviene. Bien, pues que sean los expertos en perder en las capitales de Andalucía los que decidan", afirma un dirigente local.

La ejecutiva federal está muy encima de lo que se cuece en Sevilla. Junto con Barcelona, son las principales capitales en las que gobierna y un triunfo del PP supondría un mazazo. La dirección federal está pensando en "alguien muy potente", asegura un dirigente andaluz, expresión que es sinónimo sólo de dos nombres: Felipe González y Alfonso Guerra. "Esa tentación siempre está ahí, ya nos gustaría", dice un socialista con escepticismo. Guerra admitió ayer en la SER que hace tres años ya se lo propusieron "con cariño" y rehusó. "Ya no, ya pasó el tiempo, me parece", respondió.

Otro nombre descartado es el de la consejera de Salud, María Jesús Montero, que "ni muerta", según le ponen en su boca, aceptaría el encargo. Otro consejero, Juan Espadas, también figura en las quinielas, así como el secretario general provincial, José Antonio Viera.

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