Los chicos de Central Park
"Me da la sensación de que nadie sabe quiénes somos pero todo el mundo tiene una opinión sobre nosotros". Quien habla es Chris Baio, bajista de Vampire Weekend. Ha despertado dos horas tarde. Se olvidó de que hoy tenía entrevistas y estuvo ensayando con su banda, que prepara la gira de su segundo largo, Contra. "Tenía 35 llamadas perdidas". Baio tendrá hoy 35 oportunidades para explicarse pero, seguramente, las desaprovechará. "No me gusta hablar de lo que se opina de nosotros. Se dicen muchas estupideces".
Porque hay cosas del grupo que a muchos les resultan insoportables: su supuesta raíz pija, su desvergonzada apropiación de la tradición musical africana y la manía de su letrista por usar referencias más o menos letradas. Su táctica es jamás entrar al trapo. "No queremos afirmar o negar, queremos explicar, discutir, debatir, pero es muy frustrante, a nadie le importa. Se espera que, si alguien me acusa de ser un pijo, yo lo debata, pero no me da la gana, prefiero discutir sobre por qué haberlo tenido económicamente fácil es un handicap a la hora de hacer música. Al fin y al cabo, los críticos y bloggers no lo han tenido más complicado que nosotros".
"La gente tiende a creerse todo lo que se escribe en Internet. Al final, un friki en pijama es la voz autorizada"
Vampire Weekend se formó hace cuatro años en la Universidad de Columbia, cuando todos, menos Baio, que es un año menor, tenían 21 años. La banda arrancó como una big band con sección de viento y percusión. Reducidos a cuarteto, año y medio después de actuar en fraternidades, la banda ya estaba tocando en Glastonbury ante 40.000 personas. Habían firmado por XL y habían editado su disco de debut, que se colaría entre lo mejor del año más tarde, entre lo mejor de la década en NME, Rolling Stone o Spin. Era el triunfo de su preppy look, y su pop irresistible que suma con delicadeza Belle and Sebastian y Paul Simon, lo multiplica por Peter Gabriel y le hace sin pudor la derivada a Youssou N'Dour y The Go-Betweens. "No sabría decir si Internet nos ayudó o nos perjudicó más. Por alguna extraña razón, la gente tiende a creerse todo lo que se escribe en la Red. Si yo lo niego, me estoy defendiendo. Si tú lo niegas desde un medio grande, tienes razones ocultas. Al final, el friki en pijama es la voz autorizada". Aunque Ezra Koenig, su cantante y principal responsable, se apresurara a afirmar que entró en Columbia becado, que ninguno de los miembros de la banda es WASP y que cada músico africano con el que se ha topado le ha felicitado por su trabajo, el rumor ya era demasiado grande para ser neutralizado por algo tan ridículo como la verdad. "Jamás entendí por qué debemos ser pobres o idiotas. No es que sea rico, ni que me considere especialmente inteligente, pero, joder, que se dude de mi música porque mi cantante hace referencia a signos de puntuación me irrita. Pero ya está. No quiero seguir hablando de lo que dicen de nosotros. Es agotador y estéril. Que piensen lo que quieran", zanja el tema el bajista.
Vampire Weekend visten como un anuncio de Ralph Lauren. Su debut homónimo es una perfecta colección de singles y uno de los discos más relevantes de los últimos años. Si a toda la espesura y supuesta profundidad del underground le añadimos un punto lúdico y festivo nos sale ese álbum. Bailar y pensar. Estos cuatro eran, como escribió el Village Voice, la banda más blanca y más antipunk del planeta. "No creo que seamos parte de ningún movimiento. Nos llevamos bien con The Very Best, con Dirty Projectors y con MGMT, pero me da que algunas bandas son demasiado guay como para verse en la misma foto que nosotros, y tratamos de ir siempre duchados", bromea Baio, quien admite que una de las primeras normas están por escrito que se fijaron en el grupo fue la de jamás vestir camisetas. Otra fue la de no romper guitarras y no darle al pedal de distorsión. "Hoy nos da placer romper esas normas. Hemos realizado algunas versiones punkis y nos lo hemos pasado muy bien". También afirma haber disfrutado mucho con los arreglos de Rostam Batmanglji, teclista, guitarrista y responsable del sonido del grupo. Rostam, que es de origen iraní, ha sabido dotar a Contra de unos matices hasta ahora impensables en el sonido de la banda. Y de todas las canciones que conforman este disco es California english la que mejor resume lo que han sido Vampire Weekend estos dos años. "El tema posee un gran estribillo, tiene la voz en autotune y la letra resume la obsesión de Ezra por todo lo que es California, incluidas algunas pelis de Emilio Estévez. Mucha gente piensa que somos muy de Nueva York y debemos despreciar Los Ángeles. Pero no es cierto. Son dos caras de la misma moneda. Una es la contra de la otra. La palabra contra, y por eso es el título del disco, describe dos opuestos, pero no supone que ninguno sea mejor que el otro. Ojalá más gente entendiera las cosas así".
Contra está publicado en XL/PopStock! Vampire Weekend actúa el 27 febrero en Barcelona (sala Penélope) y el 28 en Madrid (Teatro Circo Price).
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