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Entrevista:LLUCIA RAMIS | Ganadora del 42º Premio Josep Pla

"La dignidad está muy baja y la intimidad ya no es algo inviolable"

Una manera de vencer la timidez es aparentar todo lo contrario. Y la periodista y ya escritora Llucia Ramis (Palma de Mallorca, 1977) se esfuerza mucho en ello. Quizá por eso escribe, como exorcismo. "La literatura siempre ha sido la búsqueda de uno mismo, ¿no?", se pregunta quien con su segunda novela, Egosurfing, ha ganado el 42º Premio Pla. Como en la anterior, retrata una generación, la suya, gente por debajo de los 40, ahora marcada por redes sociales que condicionan sus relaciones y que se exhiben en Internet hasta lo enfermizo. Una joven que oye su nombre en un programa rosa de una periodista sin escrúpulos como la causante casi del homicidio de un chico (a su vez, pendiente un juicio por agresión a su ex novia) conforma el particular zoo humano de la obra.

Pregunta. Desear ser el centro de atención está en el ADN humano. ¿Qué ha cambiado ahora?

Respuesta. Internet. Con la Red, la gente se ha vuelto aún más vanidosa. Y combinado con la televisión, hace que se quiera ser famoso a toda costa porque eso se ha identificado con ser importante; por ello he cortado la historia base con subhistorias sobre programas tipo Gran Hermano o El diario de Patricia. En cualquier caso, la búsqueda de reconocimiento es más explícita que nunca.

P. ¿Genuino de su generación?

R. No sólo. Sé de autores muy reconocidos y de cierta edad que están obsesivamente buscándose en Internet... Yo no estaba en Facebok hasta hace dos años, cuando empecé a pensar en la novela, y es muy curioso: tenía unos 560 colegas, pero descubres cosas que no quieres saber; es desagradable ver cómo te insultan o incluso te desean la muerte...

P. Lo tiene fácil, no esté ahí.

R. Sí, pero así descubres que se establecen relaciones más frías pero más poderosas; la gente muestra su intimidad hasta extremos... No está en la novela, pero una chica que le coge el móvil a su pareja y descubre que le es infiel, ¿tiene derecho a cortar con él? La dignidad está muy baja y la intimidad ya no es algo inviolable.

P. En la gala habló de Barcelona como una ciudad egosurfing...

R. Es que se cree el centro del mundo y no pienso que esté a la altura de Nueva York o Londres. Dice que es más de lo que es y de lo que ofrece. Me molesta que piensa poco en la gente que vive en ella; muchos no pueden residir por lo cara que es; también ha desaparecido la esencia de barrios como el Poblenou... Me entristece.

P. Se elogió la capacidad metafórica y agilidad de su primera obra, Coses que et passen a Barcelona quan tens 30 anys. ¿Lo mantiene? ¿De dónde sale su estilo?

R. Está, aunque los personajes están más desarrollados y la escritura es más ambiciosa, con bucles tipo ha pasado todo esto hasta que estamos aquí. Sobre influencias, me gustan Bellow y Bolaño, pero acabo de descubrir a Jean Rhys...

P. ¿Y la tele?

R. Bueno, está House, y El ala oeste de la Casa Blanca, pero sobre todo me influye Internet: la canción que me ha citado no sé quién en un e-mail, la foto que me ha enviado otro..., aunque yo escribo tradicional.

P. ¿Ningún coetáneo?

R. Si hablamos de David Foster Wallace, vale, pero si se refiere a la llamada generación Nocilla, no: defienden la forma por encima del contenido y eso está pasadísimo; no me interesan.

P. ¿Próximo proyecto?

R. Una novela que transcurriría entre Mallorca y Bélgica, pero es más íntima y autobiográfica que las otras; no sé si atreverme.

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