De ninguneado a héroe

A John Charles, un futbolista galés de los años 40, formado en el Leeds, goleador en la Premier y en la Serie A italiana, donde defendió la camiseta del Juventus, todos le conocían como The good giant (el gigante bueno). Se ganó el apelativo por su altura -medía 1,90- y por su noble carácter. El Valencia tiene su versión de el gigante bueno: se llama Nikola Zigic, mide 2,02 metros, tiene 29 años, y el domingo salvó a su equipo del enésimo empate en Mestalla con un testarazo colosal contra el Espanyol (1-0) en el minuto 93.

Hoy, en la ida de los octavos de final de la Copa del Rey (20.00h, Autonómicas), el Valencia recibe a otro equipo, el Deportivo, de los que le complican la vida en su estadio, donde los de Unai Emery deben aprender a jugar más con el balón. Es en esos partidos en los que más rendimiento se puede sacar a Zigic, un delantero ninguneado por los directivos y por el entrenador, que no lo contempla ni como alternativa, ni como pareja de Villa.

El Valencia pagó por el serbio 15 millones al Racing en 2007. Pero ni Koeman, ni Emery confiaron en sus posibilidades. Y el delantero regresó cedido a Santander, donde "siempre dejó muy buenas sensaciones", recuerdan en el club cántabro. No lo ha tenido tan fácil a orillas del río Turia: "Zigic está permanentemente en venta", señalaban hace apenas un mes desde las oficinas del club. Si el jugador sigue en el equipo es porque siempre se negó a salir: "Soy un poco cabezón y quiero demostrar que puedo jugar aquí y aprovechar cada oportunidad", insiste el goleador. "Él se ve en ese equipo. Eso habla de cómo se siente", le anima desde la distancia el seleccionador serbio, Radomir Antic.

Zigic dice no estar ni más ni menos confiado tras el gol que marcó el sábado pasado, como suplente -sólo ha participado en cinco partidos de Liga, nunca como titular, y ha marcado dos goles que valieron dos victorias-, y a pesar del apoyo unánime de todos sus compañeros -incluidos los que estaban en el banquillo y algunos miembros del cuerpo técnico, que saltaron a abrazarle-.

"Yo estoy igual", dice con su sonrisa perenne. No opina de las decisiones que dependen exclusivamente del técnico. Mastica el éxito de ese gol, que define como uno de los momentos más emocionantes de su vida. Y repite, como para sus adentros, que sólo tiene que "aguantar, y aguantar". Pues, además de cabezota, es paciente. Un buenazo que mide 2,02 metros. O 2,03. "Depende de quien me mida, porque no llegan bien", bromea. "Es un artista. En Serbia es uno de los jugadores más queridos. ¡Hasta mis nietos le quieren!", interviene Antic.

¿Jugará hoy el serbio? "Tiene opciones", respondió Emery, que, con todo, siempre ha alabado su comportamiento ejemplar: "Si algo destaca de Zigic es su constancia y su preparación en todos los entrenamientos". Antic, no tiene tantas dudas: "Conmigo es titular indiscutible". Su participación, explica, no se limita a marcar goles: "Hablamos de un tío de dos metros que también tiene pase, y continuación del juego. Si a la selección no le marcan más goles en jugadas a balón parado, él tiene la culpa. Y con su comportamiento aporta mucho al grupo. Estoy orgulloso de él".

Zigic decide de cabeza in extremis