El Barça arrolla, Jaric apacigua al Madrid

El Real Madrid ganó el partido y cierta tranquilidad de espíritu al romper su funesta racha ante el Fuenlabrada (88-72). Le favoreció el alto rendimiento del último en llegar, el base-escolta-alero Marko Jaric, autor de 14 puntos, 5 rebotes, 6 asistencias y 4 robos de balón. Más allá de ese triunfo circunstancial, no hay equipo de baloncesto que sufra un batacazo en invierno y no se acoja al tópico: lo realmente importante está por llegar; nada se decide hasta la primavera, hasta los play offs. El Madrid no iba a ser una excepción en la estrategia de relativizar sus derrotas, al menos de cara a la opinión pública. El rosario de lesiones (Llull, Reyes, Hansen, Van den Spiegel...) y la fase de adaptación de la media docena de los más cotizados jugadores en Europa que ha fichado, así como el incipiente proyecto iniciado por su entrenador, Ettore Messina, sirven de coartada. Así lo entienden muchos. De manera que, cuando perdió ante el Prokom, el Xacobeo, el Baskonia, fue arrollado con todas las de la ley por el Barcelona y se dejó robar la cartera dos veces en el mismo partido por Estudiantes, no pasó nada. Ya llegará la primavera.

A quienes así analizan los descalabros de un equipo llamado a ser uno de los grandes de Europa se les puede aportar otro dato. La pasada temporada, el Panathinaikos sufrió un vapuleo de los que marcan época en el Palau Blaugrana. Aquella derrota ante el Barça, por 90-66, se produjo en octubre. El tres de mayo en Berlín, el equipo griego de Zeljko Obradovic ganó la Copa de Europa y el Barcelona tuvo que conformarse con ganar el partido por el tercer puesto. Sin embargo, el propio Messina es consciente de que esa especie de cuento de Navidad o de la lechera es una coartada contraproducente si cala en el grupo. La autoindulgencia es un agujero negro para un equipo de élite, la antítesis de la imprescindible exigencia máxima si se pretende superar a rivales como el Panathinaikos, el Olympiacos y el Barcelona.

El equipo de Xavi Pascual está poniendo el listón muy alto. No aparenta mayor dificultad en atornillar a sus rivales hasta dejarlos por debajo de los 65 puntos con una facilidad inaudita, caso de su última víctima, el Bilbao, al que arrasó con un 65-87. A eso se le llama solvencia y buena gestión del talento, desde Navarro hasta Ricky Rubio pasando por todos los demás. El entrenador catalán ha logrado que prenda en su plantilla un nivel de exigencia altísimo y ha desterrado la palabra conformismo.

En esa labor vuelve a estar empeñado, y parece que de nuevo con visos de éxito, el discutido pero incombustible Dusko Ivanovic en su nuevo proyecto con el Baskonia. El equipo de Vitoria, tras ganar al correoso Lagun Aro por 83-92, ratifica su segunda plaza, por delante del Madrid y de un Valencia que venció por 89-72 al Gran Canaria y se aseguró un cuarto puesto que le permite ser cabeza de serie en el sorteo de la Copa, la próxima semana en Bilbao. El Valencia se benefició de la contundente derrota del Joventut por 106-90 ante un Xacobeo que no pasa jornada sin que deje de sorprender, con el griego Vasileiadis y el estadounidense Reyshawn Terry al frente.

El Unicaja, con un partidazo de Omar Cook, ganó por 112-87 al Granada, y mantiene posibilidades de clasificarse para la Copa pese a su nefasto inicio de temporada. Esa lucha a brazo partido demuestra que no es cierto el tópico de que todo se decide al final. Antes es preciso formar un equipo solvente capaz de comparecer en los momentos decisivos en la mejor disposición y también en la mejor posición posible, que para eso se dirimen los puestos de cabeza de serie y las ventajas de campo.