Obama señala como nuevo objetivo a la rama de Al Qaeda en Yemen
El presidente de EE UU responsabiliza al grupo del atentado frustrado de Detroit
Barack Obama culpó ayer a la rama de Al Qaeda en Yemen del atentado frustrado del día de Navidad y anunció un incremento de los esfuerzos de EE UU para ayudar a ese país a acabar con el terrorismo, al mismo tiempo que las fuerzas de seguridad norteamericanas intentan adaptarse a las nuevas amenazas, cada día más sofisticadas y cada vez desde diferentes escenarios.
Aunque continúa hasta mañana sus vacaciones en Hawai, el presidente dice estar diariamente al corriente de los asuntos relativos a la seguridad nacional. El jueves recibió un informe solicitado sobre las investigaciones del suceso de Detroit, el viernes conversó con su principal asesor en materia de terrorismo, John Brennan, ayer se dirigió al país en su mensaje de cada sábado y el martes presidirá en la Casa Blanca una reunión con responsables de todas las agencias de seguridad y espionaje del país.
La Casa Blanca reunirá el martes a los responsables de seguridad del país
El episodio de la Navidad ha puesto sobre la mesa dos grandes problemas para EE UU: la descoordinación de sus servicios de inteligencia, que fueron incapaces de cruzarse los datos de los que disponían sobre el autor del atentado, el nigeriano Umar Farouk Abdulmutallab, y el descubrimiento de nuevos métodos de ataque y frentes en los que combatir.
El primer aspecto, el de los errores en la cadena de control de la información, será próximamente objeto de una investigación por parte del Congreso y puede dejar mal parados a varios miembros relevantes de esta Administración. El segundo, el de una nueva base poderosa de Al Qaeda en Yemen, fue confirmado ayer por primera vez por el propio Obama.
El presidente manifestó en su discurso que Abdulmutallab recibió entrenamiento militar por parte de Al Qaeda en Yemen, donde también obtuvo los explosivos y le transmitieron las órdenes para destruir un avión de la compañía Northwest. EE UU no se mantendrá indiferente ante la amenaza que se genera en ese país, advirtió Obama. "Como presidente", dijo, "he hecho prioritario el fortalecimiento de nuestra alianza con el Gobierno de Yemen, para entrenar y apoyar a sus fuerzas de seguridad, compartir información y trabajar con ellos en el combate contra Al Qaeda".
Yemen no es un territorio desconocido para las fuerzas norteamericanas, que llevan ya tiempo actuando allí en la sombra contra los grupos terroristas y que el pasado 17 de diciembre colaboraron en la ejecución de un fuerte ataque contra la dirección de Al Qaeda en la península Arábiga. De hecho, esa organización ha considerado el atentado del 25 de diciembre una represalia por el ataque contra ellos.
El Pentágono gastó el año pasado 67 millones de dólares en distintas misiones de apoyo y fortalecimiento del Ejército yemení. Esa cantidad puede doblarse en el año que acaba de empezar. Actualmente, sólo Pakistán, con 112 millones, lo supera en ayuda militar directa.
[El Gobierno británico anunció anoche que ha acordado con EE UU la creación de una unidad de policía antiterrorista en Yemen, informa Reuters. Londres y Washington intensificarán el trabajo conjunto para enfrentar la "emergente amenaza terrorista" procedente de Yemen y Somalia].
El jefe militar estadounidense de toda la región de Oriente Próximo, David Petraeus, viajó ayer a Saná, donde se entrevistó con el presidente yemení, Ali Abdulá Saleh. "Al Qaeda busca nuevos lugares en los que echar raíces", declaró previamente, en Bagdad, y aseguró que el Ejército está listo para hacerle frente en cualquier punto. Yemen va a exigir, en todo caso, un esfuerzo complementario para unas fuerzas armadas que aún no han completado la retirada de Irak y que hacen frente a un aumento de la actividad en Afganistán. Con la perspectiva, además, de que el control de la situación por parte del Gobierno yemení es muy difícil y de que a Al Qaeda le basta con pocos recursos para hacer mucho daño, como estuvo a punto de demostrar en Detroit. Dennis Blair, el coordinador de los servicios de inteligencia, ha admitido que "los ataques de Al Qaeda podrían ser más difíciles de interceptar en el futuro".
Toda esta reactualización del clima de inseguridad se produce, además, en un controvertido ambiente político dentro de EE UU. Desafortunadamente para él, esta crisis ha cogido a Obama vacacionando en un símbolo del ocio como es Hawai, que es también su lugar de nacimiento. Aunque nada hubiera cambiado de estar en Washington, la oposición ha criticado al presidente por su debilidad en la defensa de la nación. El ex vicepresidente Dick Cheney ha llegado a decir que Obama no acaba de creerse que EE UU esté en guerra contra el terrorismo. El presidente recordó ayer al país que sí que está en guerra y que los que intentaron el ataque de Navidad "también pagarán por lo que han hecho".
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