El aeropuerto de Barajas cierra dos pistas por falta de controladores
Los retrasos llegaron a una hora de media pese al escaso tráfico de Año Nuevo
Empieza el año como acabaron los anteriores: con pruebas de paciencia adicionales para los usuarios del transporte aéreo. El aeropuerto de Madrid-Barajas operó en la mañana de Año Nuevo con sólo dos de sus cuatro pistas por la falta de cinco de los 18 controladores que estaban convocados a trabajar. AENA, el ente público que gestiona los aeropuertos, atribuye las ausencias a "causas diversas" y a que los profesionales que ordenan el tráfico se niegan a realizar horas extraordinarias. Mientras, el sindicato de controladores USCA achaca el problema a la deficiente programación que realiza la dirección de Navegación Aérea. "Ha pasado lo que habíamos dicho que iba a pasar", afirma un portavoz del sindicato. El trasfondo del conflicto reside en la falta de acuerdo entre trabajadores y empresa sobre las dotaciones necesarias en las torres de control.
Pese a que en el turno de tarde ya se contaba con 16 controladores y se pudieron abrir las cuatro pistas, el retraso medio era de una hora a las siete de la tarde, además de los 15 primeros minutos de demora, que no se tienen en cuenta en el tráfico aéreo. Menos mal que ayer era un día de poca actividad: 863 vuelos programados frente a los 1.200 que se operan un día laborable. Y al ser Barajas el principal punto de enlace de vuelos en España, los problemas se generalizaron en otros aeropuertos.
Ya 2009 empezó con una situación similar: el 2 de enero del pasado año, ocho de los 23 controladores convocados pidieron la baja médica de modo que sólo operaron dos pistas. La mayoría de las bajas registradas ayer estaban ya previstas.
Los pasajeros que ayer tuvieron que empezar el año echándole paciencia a la resaca son víctimas del conflicto entre AENA y los controladores, agravado desde que la nueva cúpula del Ministerio de Fomento decidió echar un pulso a los controladores, a quienes atribuye los mejores sueldos de Europa (unos 350.000 euros, frente a los 240.000 de media que calcula USCA), lo que se traduce en que las tarifas de navegación aérea son también las más altas (no así las de uso de los servicios puramente aeroportuarios, como las pasarelas) al exigir la legislación que se ajusten a los costes.
La falta de profesionales se cubrió en los últimos años (de enorme crecimiento del tráfico) con horas extra y prolongaciones de jornada, que llevó los sueldos a cifras astronómicas. Pero con la caída del tráfico por la crisis, AENA ha decidido recortar las dotaciones y denunciar varios acuerdos firmados en los últimos años. El atasco en la negociación del nuevo convenio colectivo (el único firmado es de 1999, que caducó en 2004) no ha hecho más que enconar el conflicto. El pasado lunes el propio ministro, José Blanco, atribuyó los problemas en el espacio aéreo canario a una "huelga encubierta" de los controladores, algo que éstos niegan y que constituiría un delito.
Sí asumen que la mayoría de profesionales no aceptan jornadas adicionales voluntarias y aseguran que AENA está contando en la programación (que se realiza con 90 días de antelación) a personas que por ejemplo están de permiso de maternidad o paternidad, de modo que su reemplazo es fácilmente previsible.
AENA afirma que, aunque las bajas están previstas, no encuentran voluntarios para cubrirlas, pese a solicitarlos con semanas de antelación, porque les "consta" que hay instrucciones del sindicato de no hacerlas para presionar a la empresa. USCA lo niega y asegura que los controladores soportan "una campaña de desprestigio social".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.