El aliado catalán de la CECA

El presidente de la Confederación Española de Cajas de Ahorros (CECA), Juan Ramón Quintás, se ha encontrado con un aliado de lujo para sacar adelante una de las tareas que se ha impuesto antes de dejar el cargo el próximo mayo e irse vacaciones a la Polinesia. Se trata de Josep Sánchez Llibre, el veterano diputado de Convergencia i Unió (CiU), que ha decidido presentar una enmienda a la Ley de Órganos Rectores de las Cajas de Ahorros (LORCA) para que las agrupaciones de cajas que se creen como Sistema Institucional de Protección (SIP) tengan la consideración de entidades de crédito de la misma naturaleza que las cajas que la integren.

La CECA se opone a que se constituya una entidad financiera de crédito, que no puede captar depósitos pero sí dar créditos, ya que según sus sospechas es un paso inicial para funcionar como un banco en el futuro. Quintás lo viene reclamando a todos los que quieren escucharle -y a los que no, también-, pero necesitaba un apoyo que llevara sus propuestas al Parlamento y se han encontrado con la iniciativa de CiU.

Según el texto de la enmienda de CiU, aparecería como cabeza del SIP una caja y serían las cajas que lo forman las que determinarían sus funciones. Sería algo parecido a la CECA, que es una caja de cajas, o Afianza, que lo forman 27 cajas y actúa como una entidad financiera de crédito.

Se da la circunstancia de que en Cataluña no está previsto ningún SIP; pero se justifica la enmienda en la posible competencia futura si se convierte en bancos, lo que desnaturalizaría el modelo de cajas. Evidentemente, este intento genera mucha controversia dentro del Banco de España y también en Economía, aunque, desde el plano teórico, no tendría que suscitar mucha oposición de los grupos políticos.

Y mientras todo esto ocurre, la atención sigue puesta en Caja Madrid. La sola presencia de Rodrigo Rato ha logrado pacificar el mareado mundo de la entidad madrileña. A su mediación se debe que se presente una lista única de partidos y sindicatos para el consejo general, que se haya hecho un reparto de funciones con tres vicepresidencias (en lugar de dos) para que un socialista -el ex ministro Virgilio Zapatero- entre en la cúpula y que se eleve de 22 a 24 el número de miembros del consejo de administración.

Rato -ha dejado sus responsabilidades en el Banco Santander,

Lazard y La Caixa, que evidentemente eran incompatibles- tendrá que decidir quién ocupará la vicepresidencia que corresponde al PP y que ahora ocupa Estanislao Rodríguez Ponga, quien por cierto fue secretario de Estado de Hacienda con él. Se ha especulado con José Manuel Fernández Norniella, un hombre de la entera confianza de Rato; pero él prefiere estar sólo como consejero. También figura en la lista de consejeros Elena Pisonero, quien fuera colaboradora de Rato en la primera etapa del PP y que estuvo a punto de ser ministra. Pisonero trabaja hoy en KPMG.

Otro asunto a despejar es el futuro director general de la entidad. La caja tiene en la actualidad dos hombres con peso, Matías Amat e Ildefonso Sánchez, que han estado muy cercanos a Miguel Blesa. Eso no quiere decir que el futuro presidente vaya a prescindir de ellos. Fuentes enteradas han comentado que Rato valora mucho su actuación. Uno de los ejemplos es que ha respaldado con entusiasmo el análisis de la caja para unirse con la

CAM y Caixa Galicia. Este proyecto puso muy nervioso a los presidentes de las comunidades autónomas de Valencia y Galicia, Francisco Camps y Alberto Núñez Feijóo, que presentaron las alternativas de fusionar las cajas de sus regiones. En este caso, Caja Madrid (o Rato) cuenta con el apoyo del Banco de España, al que le gusta más la opción de la caja madrileña.

Precisamente, este asunto mete mucha presión. El calendario fija el día 28 de enero para el cambio, una vez que se hayan celebrado los procesos electorales y se publiquen las convocatorias como se requiere legalmente (en el Boletín Oficial del Estado y en el de la comunidad autónoma, así como en dos periódicos de difusión nacional, 15 días antes de su celebración). Sin embargo, se quiere adelantar para que el nuevo presidente pueda actuar cuanto antes y porque la fecha elegida para la renovación coincide con la Feria Internacional de Turismo (Fitur) y eso provoca la falta de espacios para hacer la asamblea. Así de sencillo. -