_
_
_
_
_
Reportaje:

Contra el apagón celeste

Ourense reúne por la noche hasta 400 personas para observar estrellas y planetas

Sólo miramos a la tierra, aunque casi todo lo que somos está en el cielo. El empresario de actividades lúdico-científicas, el físico Dosi Veiga, lleva años divulgando por Galicia la simple emoción contemplativa del firmamento. "Todos los campos del desarrollo humano están incluidos en la Astronomía: Biología, Física, Matemáticas, Historia... Todo está en el cielo; es vital para la especie", señala Veiga después de haber plantado en los últimos días telescopios por los puntos más céntricos de la ciudad de Ourense en una campaña, Nadal de Estrelas, promovida por la Concellería de Xuventude.

Veiga puso los telescopios y a los voluntarios que explicaron a los sorprendidos viandantes que con sólo acercar un ojo pueden ver la evolución de la luna en fase creciente en su mayor esplendor y a Júpiter con sus cuatro satélites principales (Io, Gaímedes, Calixto y Europa), el Cúmulo de la Pléyades, el doble cúmulo de Perseo y la estrella doble en la constelación del Cisne. Poco más: como en el resto del mundo occidental, Ourense ha convertido el cielo en un estercolero de luces que matan la visión de su geografía.

Los participantes logran ver Júpiter y la constelación del Cisne
"En la prehistoria de Galicia había observaciones astronómicas"

"Queremos acercar a la gente a la Astronomía, pero también denunciar la contaminación lumínica", reconocen la concejala que promueve la actividad, Marta Arribas, y el físico-empresario. Veiga explica cómo los edificios de las ciudades están iluminados "de abajo hacia arriba", y cómo buena parte de las farolas son de bola y "proyectan también ascendentemente la luz", en una extraña elección institucional que ciega el cielo y supone un "gran derroche energético".

El asunto no es baladí. La importancia que ha tenido el firmamento a lo largo de la historia de las civilizaciones ha llevado a la Unesco a valorar la posibilidad de declarar el cielo Patrimonio de la Humanidad. Hay "oficinas del cielo" que luchan por conseguir que las generaciones futuras tengan derecho a un firmamento puro.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Veiga advierte de que esta declaración de la Unesco supondría una "reducción de la contaminación lumínica", con consumos energéticos moderados y la creación de espacios dedicados a la contemplación estelar. Una red de protección natural que incluiría los observatorios astronómicos junto a las reservas de la biosfera, los parques naturales, la Red Natura... El físico orensano alerta de que el dispendio lumínico no sólo mata la visión estelar sino que "afecta también a muchas aves, a las que cambia sus biorritmos", atrapándolas en la infinidad de los días y en la práctica ausencia de nocturnidad.

Pero la preservación de la contemplación de las estrellas incluye mucho más. "El hombre siempre ha querido dominar el cielo", señala Dosi Veiga para explicar que el primer científico "fue el chamán, el que predecía el paso de las estaciones y determinaba los ciclos de la siembra y la recolecta". Y en Galicia se empieza ahora a "estudiar la implicación astronómica de los petroglifos".

Veiga destaca que el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) estudia el valor arqueoastronómico de los petroglifos descubiertos en el municipio orensano de Amoeiro, entre los que se encuentra el mayor conjunto de grabados rupestres con forma de pie y "los primeros concebidos como calendario estacional de Galicia". "Hay estudios que demuestran la alineación arqueoastronómica en el Chan da Ferradura de Amoeiro relacionada con el solsticio de invierno" y se ha mostrado que "en la prehistoria de Galicia había observaciones astronómicas detalladas, una especie de Stonehenge galaico".

Veiga lucha por defender el patrimonio celeste. La actividad municipal a través de la que está motivando estos días a los orensanos para que miren hacia arriba no es la primera. Su empresa, Altega, es pionera en la promoción de la astronomía en Galicia, con módulos de iniciación a la visión del firmamento, a través de la organización de Astrogalicia para la que ha conseguido la colaboración de 12 asociaciones de astronomía.

"Mirar el cielo es de lo más asequible: sólo hacen falta ojos; el telescopio es el último paso", explica el físico-empresario. Claro que reconoce que además de la capacidad visual es necesario "un cielo seco y despejado", por lo que la mejor opción contemplativa está en las zonas altas. Pese a ello, su empresa plantó estos días los telescopios en la vaguada, en el mismo centro de la ciudad en donde las luces verticales se comen a las estelares: Praza Mayor, Ponte Romana, rúa Ervedelo y Couto, Xardín do Posío y Parque de San Lázaro. "Es en donde se concentra la gente y hemos ido a buscarla", explica satisfecho por haber atrapado la curiosidad de hasta 400 personas en alguna de las sesiones.

Reunión de astronomía en la Praza Maior de Ourense el viernes pasado.
Reunión de astronomía en la Praza Maior de Ourense el viernes pasado.NACHO GÓMEZ

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_