Trabajo plantea subir un 1% el salario mínimo, lejos de la promesa electoral
Llegar a 800 euros en 2012 exigiría aumentar al menos un 8% anual
Poco va a subir el sueldo de quienes menos cobran en 2010. Apenas poco más de seis euros al mes si se cumplen los planes previstos por el Gobierno. El Ministerio de Trabajo ha propuesto un aumento del 1% del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) para el año que viene, según anunciaron ayer UGT y CC OO. Con este incremento, el sueldo más bajo, calculado sobre 14 pagas al año, quedaría en 630,24 euros brutos al mes. Sin embargo, Trabajo no confirmó la información y recordó que negociará con los agentes sociales la propuesta definitiva.
El programa electoral del PSOE prometía elevar hasta los 800 euros el salario mínimo. Esto implicaba una subida anual durante los cuatro años de legislatura del 8%. Pero ya en 2009 el Gobierno se ha quedado a mitad de camino. Así que, de confirmarse el 1% propuesto -la misma subida que la decretada para las pensiones, excluidas las mínimas-, el objetivo marcado al comienzo de la legislatura se aleja considerablemente. De hecho, si el Gobierno quisiera alcanzarlo, la subida media en los dos años que restan de legislatura tendría que situarse en torno al 13%.
Corbacho abre la negociación con UGT y CC OO y las patronales
Los sindicatos recibieron mal la propuesta de Trabajo. Los secretarios de Acción Sindical de CC OO, Ramón Górriz, y UGT, Toni Ferrer, enviaron sendas cartas al ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, y a la secretaria general de Empleo, Maravillas Rojo. En ellas rechazaban la propuesta inicial del Gobierno y le recordaban su demanda de revalorizar el SMI en un 8%.
Para los sindicatos, la mejora del poder de compra del SMI refuerza la cohesión social, de ahí que defiendan una revalorización significativa. "La crisis económica no puede servir como excusa para desistir del objetivo comprometido por el presidente del Gobierno en su discurso de investidura", rezan la misivas de Górriz y Ferrer.
Desde sectores próximos a la patronal se defiende la posición contraria. Para las posiciones empresariales, la subida del SMI contribuye a la destrucción de empleo, por lo que no refuerza la cohesión social.
El salario mínimo afecta a un 1,8% de los asalariados, unas 300.000 personas y sus implicaciones laborales directas no van más allá. Por ejemplo, no tiene un efecto arrastre directo sobre los complementos salariales mínimos, aunque sí conlleva su negociación. No obstante, los sindicatos admiten que indirectamente su aumento presiona al alza sobre los sueldos situados ligeramente por encima.
Pero la evolución del SMI va más allá del ámbito laboral. Es el baremo al que recurren los Servicios Públicos de Empleo para determinar el acceso a algunos subsidios como el de 420 euros para parados que hayan agotado la prestación o la renta activa de inserción. También tiene un efecto indirecto sobre las bases mínimas de cotización a la Seguridad Social y se utiliza para fijar las indemnizaciones que tiene que atender el Fondo de Garantía Salarial cuando una empresa se declara insolvente.
Hasta 2004, el SMI era la referencia para el acceso a becas, a la vivienda protegida o ayudas sociales. Ese año se creó el Indicador Público de Rentas de Efectos Eúltiples (IPREM) que desde entonces es el baremo utilizado en estos ámbitos.
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