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La protesta marca el adiós a Montazerí

El entierro del gran ayatolá se convierte en una multitudinaria manifestación de la oposición contra el régimen - La policía detiene a decenas de activistas

Ángeles Espinosa

El funeral por el gran ayatolá Hosein Ali Montazerí se convirtió ayer en una nueva manifestación contra el Gobierno de Mahmud Ahmadineyad. Decenas de miles de iraníes (cientos de miles, según las webs reformistas) se congregaron en Qom para dar el último adiós al referente espiritual de la oposición. Tras el entierro, las fuerzas de seguridad intentaron impedir que los participantes corearan eslóganes de protesta y se produjeron enfrentamientos, en los que según algunas fuentes se disparó al aire y se utilizaron gases lacrimógenos, algo imposible de verificar porque las autoridades prohibieron la presencia de la prensa extranjera y limitaron la cobertura de los medios locales.

"Montazerí no ha muerto, es el Gobierno el que ha muerto", gritaban
El funeral congregó a Karrubí, Musaví y a otros dirigentes reformistas
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"He llegado a las ocho de la mañana y ya había 20.000 o 30.000 personas allí", relató a EL PAÍS un periodista iraní desde el anonimato. "Había muchas mujeres con chador, pero con cintas verdes. Era increíble", explicaba en referencia al trozo de tela negra con el que las piadosas chiíes se cubren de la cabeza a los pies y al verde que se ha convertido en el símbolo del movimiento de oposición. En las imágenes difundidas clandestinamente a través de Internet también destaca el verde sobre el negro. El mensaje implícito es que no sólo las capas urbanas occidentalizadas respaldan una reforma del sistema, sino también sectores religiosos tradicionales.

La multitud siguió aumentando y se extendía por todo el trayecto desde la casa del fallecido Montazerí hasta el santuario de Masumeh, en cuyo cementerio recibió sepultura. "Quienes portaban el cuerpo apenas podían avanzar debido al gentío", declaró otro testigo. En los vídeos de los aficionados, grabados con teléfonos móviles, se oye "Montazerí no ha muerto, es el Gobierno el que ha muerto", así como eslóganes contra el "dictador", como los opositores llaman al presidente Ahmadineyad tras su controvertida reelección, e incluso contra el líder supremo, Alí Jamenei.

Milicianos desplegados junto a la policía antidisturbios intentaron acallar esas consignas con altavoces, pero abandonaron después de que varios manifestantes se les encararan, según el sitio reformista Rahesabz. Otra página, Kaleme, aseguraba que tras el funeral, unos desconocidos atacaron el coche del dirigente opositor Mir-Hosein Musaví. Además, un grupo de radicales impidió una ceremonia funeral a la puesta de sol y la web moderada Parlemannews dijo haber recibido información de disparos al aire y uso de gases lacrimógenos, sin más detalles.

La enorme asistencia reflejaba la popularidad de Montazerí, un hombre de religión que antepuso los valores éticos a su ambición política en un país donde los clérigos dictan la ley. Apartado del liderazgo supremo de la República Islámica por su denuncia de las matanzas de opositores en los años ochenta, se convirtió en la conciencia crítica del régimen, cuyos excesos denunció hasta las vísperas de su muerte. Su condena del fraude electoral del pasado junio, de la represión de las protestas subsiguientes y de la deriva dictatorial del sistema, le convirtieron en el campeón de la oposición.

Y no fue fácil llegar hasta allí. El Gobierno, enfrentado a la imposibilidad de evitar el funeral, pero temeroso de sus efectos políticos, trató de limitar el daño. A las restricciones a la prensa, se sumaron controles policiales que impidieron la entrada en Qom de numerosos simpatizantes y procedieron a detener a algunos activistas. Entre ellos, la directora de cine Mahnaz Mohammadí, las feministas Mahbube Abbasgholizadé, Kuhyar Gudarzí y Shiva Nazarahaarí (esta última ya detenida tras las elecciones). También fue detenido Ahmad Qabel, un destacado discípulo de Montazerí que defiende que no es obligatorio que las musulmanas se cubran la cabeza, aunque sea recomendable.

El funeral constituyó una guía del quién es quién en cada uno de los frentes políticos que han salido a la luz a raíz de los últimos comicios. Allí estaban los dos inesperados dirigentes del movimiento reformista, Mir-Hosein Musaví y Mehdi Karrubí, que encontraron en el apoyo de Montazerí el respaldo doctrinal que necesitaban para mantener su rechazo a Ahmadineyad dentro de los estrechos márgenes legales del régimen. Pero también el ex alcalde de Teherán Gholamhosein Karbashchi, el político nacionalista e intelectual Ezzatollah Sahabí, los clérigos reformistas Kazem Musaví-Bojnurdí, Abdollah Nurí o Mohsen Rahmaní, y sobre todo el gran ayatolá que puede tomar el relevo de Montazerí como líder espiritual de la oposición, Yusef Saneí.

Saneí, un ulema que solía mantenerse al margen de los asuntos políticos, fue uno de los tres marja (fuentes de emulación) que criticaron las elecciones y la represión. "Debido a la falta de apoyo, el Gobierno puede enfrentarse a problemas civiles y legales, además de falta de legitimidad", advirtió en verano.

"He echado de menos a [Mohamed] Jatamí y a Rafsanyaní, aunque estaba Reza, el hermano de Jatamí", comentaba una activista en referencia a los dos ex presidentes que respaldaron la campaña electoral de Musaví, pero cuyas declaraciones se han vuelto más cautas a medida que se enrarecía el ambiente político del país.

Además, hubo manifestaciones de duelo en varias universidades de Teherán y en otros lugares del país, en especial en Nayafabad, la localidad natal de Montazerí, en la provincia de Isfahán. Entre quienes rindieron tributo a la memoria de Montazerí, destaca la Nobel de la Paz Shirín Ebadí, que le calificó de "padre de los derechos humanos en Irán", y Hasan Jomeini, nieto del fundador de la República Islámica, para quien "impulsó los altos objetivos del islam y de la revolución islámica".

Dentro de siete días, cuando los musulmanes celebren el primer recordatorio del fallecido, el Gobierno volverá a enfrentarse al desafío de la oposición. La fecha coincide además con la conmemoración del martirio de Husein (Ashurá), una de las festividades clave del chiismo en la que los fieles salen a la calle en procesión para recordar la lucha del venerado tercer imán contra la tiranía.

El vehículo con el féretro de Montazerí intenta abrirse paso entre la multitud, ayer en la ciudad de Qom.
El vehículo con el féretro de Montazerí intenta abrirse paso entre la multitud, ayer en la ciudad de Qom.EFE

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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