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Reportaje:

"Así me olvido de mi realidad"

El 75% de los presos practican alguna disciplina deportiva como terapia y para reforzar su autoestima - En fútbol sala hay equipos federados

Varios controles exhaustivos y al menos cinco puertas herméticamente cerradas marcan la distancia que existe entre la libertad y la reclusión en el centro penitenciario de Brians 2, en Sant Esteve Sesrovires (Baix Llobregat). Allí permanecen presos 1.600 internos por todo tipo de delitos, cumpliendo penas que pueden alcanzar los 20 años. Son personas separadas de su entorno, que buscan fórmulas para adaptarse a un medio hostil por naturaleza en el que deberán pasar una parte importante de sus vidas. No es una situación cómoda para nadie. La rutina acaba invadiéndolo todo y puede convertir la vida de los presos en una pesadilla. El deporte puede ser una salida, una manera de intentar rehabilitarse que les sirve como terapia y refuerza su autoestima.

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"El deporte es la actividad más realizada en las instituciones penitenciarias catalanas", afirma Albert Batlle, Secretario General de Servicios Penitenciaros de Cataluña. "De los 10.500 internos que se reparten entre las 11 prisiones catalanas, el 75% ha practicado deporte o lo practica habitualmente. Nosotros queremos gente activa en la reclusión y por eso les ofrecemos diferentes opciones: laboral, ayuda sanitaria, atención individualizada e intervención cultural y deportiva".

No es lo mismo, sin embargo, vivir la condena en la Modelo o en Brians 2. La primera forma parte de los cinco centros penitenciarios más antiguos y sus instalaciones no son comparables con las de prisiones más modernas como Brians 1, Quatre Camins o Ponent, y, menos aún, las de última generación como Brians 2, Lledoners i Joves. Al margen de evitar vivir en la penumbra de unas paredes viejas con pocas ventanas y desgastadas, en las nuevas cárceles hay luz natural en todas las dependencias y unas instalaciones deportivas modélicas que incluyen pabellones, amplios gimnasios con todo tipo de maquinaria -cedida en parte por DIR- e incluso piscina.

Ordenanza de gimnasio

"Hacer deporte me libera", confiesa Maikel, de 24 años, que lleva cinco en prisión y que el año que viene accederá al tercer grado (podrá salir de la cárcel y regresar a dormir). Su condena es larga, aunque no quiere comentar los motivos que le llevaron a esta situación. "Antes de todo esto llevaba una vida normal. Había sido jugador de baloncesto en los equipos de base del Joventut. Y después llegué a jugar la LEB y la Copa Catalunya con el primer equipo del CB Hospitalet", confiesa. "Al principio fue muy duro, todo se me vino abajo. No tenía ganas de hacer nada. Pero comencé practicando pesas, después deporte colectivo, fútbol, baloncesto. Logré romper la rutina. El deporte se ha convertido para mí en algo fundamental. Durante una o dos horas diarias me desconectan de todo, me olvido de mi realidad".

Maikel actúa como ordenanza en el gimnasio y percibe por ello unos 240 euros mensuales. Además, cursa estudios administrativos y en cuanto disponga del tercer grado pretende estudiar INEF. Para muchos otros la rehabilitación es más complicada; hay personas completamente desarraigadas. "El deporte me sirve para recuperar mi condición física y para sacar lo malo que llevo dentro", explica Mourad, de 25 años, un marroquí que llegó a España con cuatro meses. "En la calle tenía amigos que me llevaron por un camino equivocado. Y quiero olvidarlo. El deporte me libera, me desahoga, me descarga de todo y mejora mi autocontrol".

Hay muchas razones que llevan a los internos hacia el deporte. Pero una fundamental es también la autodefensa. "Lo más solicitado es el gimnasio, las pesas, las máquinas de musculación, porque ser fuertes les ayuda en la vida cotidiana. Hasta el punto de que en el momento en que pasan de sus módulos al área deportiva, algunos corren para coger la máquina que desean, a pesar de que lo tienen prohibido", relatan Raúl y Oriol, dos de los 50 monitores deportivos de las prisiones catalanas. "Sin embargo, nosotros potenciamos el deporte colectivo, por los valores que supone: compañerismo, trabajo en equipo, sacrificio, aceptar la derrota".

En fútbol sala hay incluso equipos federados, que compiten en la Liga de 2ª B. "Puede darse la situación de que en los partidos de fuera perdamos por 10-0 y en los de casa ganemos por el mismo resultado", comenta Xavier Buscà, jefe de sección de Educación, Cultura y Deportes. "No todos los internos pueden salir, depende del régimen que tengan. Pero su comportamiento es siempre ejemplar. Saben lo mucho que se juegan, porque se exponen a sanciones que les impedirían hacer deporte una larga temporada. Y eso es crucial para ellos. En los muchos años que llevo trabajando en esto, nunca ha habido una agresión a un monitor por parte de un interno. Y este autocontrol demuestra la extrema necesidad que tienen del deporte".

La gimnasia es uno de los deportes preferidos de los reclusos.
La gimnasia es uno de los deportes preferidos de los reclusos.SUSANA SÁEZ

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