Mano de 'fierro' en FerroAtlántica

Eduardo Montes ve la vida en los últimos meses a casi 230 metros de altura. En concreto, desde la planta 49 del rascacielos Torre Espacio de Madrid. Es una visión singular para un hombre más bien aferrado a la tierra, que fue capaz, por ejemplo, en su cargo de máximo ejecutivo de

Siemens en España, de conseguir la adjudicación para su antigua compañía de los trenes del AVE Madrid-Barcelona.

Es un cambio de calado, pensarán algunos, dejar las traviesas por las alturas. Y, como tal, detrás de él habita toda una nueva vida profesional. Ha dejado de dirigir a más de 70.000 trabajadores (fue responsable mundial de la división de tecnología de Siemens, la mayor de toda la empresa) para hacerse cargo de 2.675 en la presidencia de FerroAtlántica (Grupo Villar Mir). Pocos o, tal vez, ningún ejecutivo español (con permiso, quizá, del célebre Ignacio López de Arriortúa, en General Motors) había llegado tan alto en un conglomerado internacional.

Construye en China la mayor fábrica del mundo de silicio metálico

Sin embargo, vuelta a la tierra, y ya, desde hace unos meses, en FerroAtlántica, la dureza de los tiempos también se impone para el primer productor mundial de silicio metal y líder europeo en producción de ferroaleaciones. "Es una época complicada para todos los sectores económicos, pero si las cosas van como las tenemos previstas este año, tan duro, no vamos a perder dinero". Y recalca: "No habrá pérdidas".

Las estimaciones iniciales para 2009 hablaban de un resultado después de impuestos para el Grupo FerroAtlántica de 27,2 millones de euros. Aunque estos números difícilmente se alcanzarán por el difícil momento económico que atravesamos, este objetivo, de no perder, se logrará, dice Montes, adaptando la producción a la demanda y ajustando las plantillas a base de ERE (Expedientes de Regulación de Empleo) rotativos "para que no sean traumáticos". En esta situación se han encontrado las fábricas de ferroaleaciones de Ceé-Dumbria y Sabón (A Coruña) así como la planta de Monzón (Huesca) de Hidro Nitro Española y de Boo de Guarnizo (Santander).

Esta búsqueda de los números verdes a través de la reducción de costes y la adecuación del binomio producción-demanda está siendo una ley no escrita en nuestros tiempos. FerroAtlántica quiere impulsar (de ahí responde, en buena parte, el fichaje de Montes) su presencia internacional. En esta reflexión encaja la construcción en China (en concreto en la localidad de Kangding, en la prefectura autónoma de Garze) de la mayor fábrica del mundo de silicio metálico. Un proyecto que absorberá unos 850 millones de euros. "En septiembre se empezarán a mover tierras y en cuatro años la planta debería estar en marcha", avanza Eduardo Montes.

Es una iniciativa que tiene todo el sentido, pues el gigante asiático, como recuerda el primer ejecutivo, es el mayor consumidor del planeta de este metal. La instalación producirá más de 100.000 toneladas al año de metal silicio (se usa para los paneles solares fotovoltaicos y los microchips). Al tiempo, y para alimentar la planta (contará con seis hornos cada uno de 35 megavatios), está previsto construir cuatro minicentrales hidroeléctricas.

Un proyecto de un calado enorme, que supone invertir en el interior del país -menos desarrollado que el este-, en un área en el que casi el 80% de la población pertenece a la minoría étnica tibetana. "La fábrica será también líder en el cuidado medioambiental, una de las grandes exigencias, por otra parte lógicas, de las autoridades asiáticas", reflexiona Montes.

El dibujo internacional de la compañía nos muestra 13 fábricas en cuatro países de tres continentes distintos. En España están presentes en Dumbría, Sabón y Cee; Boo de Guarnizo y Monzón, mientras que en Francia el reparto corresponde a Anglefort, Chateau-Feuillet, Montricher, Laudun y Pierrefitte. A las que se suman dos plantas en Suráfrica y una en Venezuela.

Históricamente, el crecimiento de esta firma ha sido exógeno, a través de la compra de instalaciones, muchas de ellas en mala situación. "Hemos adquirido bastantes empresas con problemas y a todas las hemos dado la vuelta", dice el máximo responsable de FerroAtlántica. Y esta estrategia de adquisiciones sigue viva, incluso con la crisis. "Si surge algo importante, entonces nos lo pensaríamos", revela.

Por ahora, el último capítulo de este libro de la internacionalización es la compra de los derechos de explotación de dos minas de manganeso en Brasil. En concreto, están situadas en los Estados de Goias y Leara.

Reducción de costes, ajuste de la producción a la demanda, internacionalización y un decidido empeño por la I+D son las recetas que tiene apuntadas Montes en su bitácora empresarial. En tecnología -una obsesión para el antiguo responsable de Siemens- la compañía se ha convertido en exportadora neta. "No compramos tecnología, la vendemos", sentencia Eduardo Montes. Ahí están los proyectos de Silicio FerroSolar en España y de Photosil en Francia para atestiguarlo. -