_
_
_
_
Tentaciones
_
Reportaje:CINE

El lado oscuro de la niñez

En estos tiempos en que el cine de masas triunfa en manos de directores indies (Chris Nolan y sus Batman, Alfonso Cuarón y su paso por Harry Potter o Steven Soderbergh con Ocean's eleven, por poner tres ejemplos) y lo que queda de la cartelera comercial son comedias románticas moñas, ¿quién se sorprende de que los autores más retorcidos de Hollywood busquen refugio en el cine infantil? Quizá es que algunos padres también se han dado cuenta de que sus hijos necesitan algo más que chihuahuas parlantes, y por eso locos como Tim Burton, Spike Jonze, Wes Anderson o Shane Acker se han hecho con el manicomio de Hollywood.

Al Jane, productor de Los Simpson, asegura que "los niños hace tiempo que se hicieron adultos". Robert Rodríguez ya lo sabía, por eso se ha dedicado a alternar los pecados de Sin city y las cafradas junto a Tarantino con los mocos gigantes de Spy Kids y Shorts: la piedra mágica. Pero él rueda muy barato. El resto, no tanto. La filosofía de Pixar de hacer películas para ellos mismos, pero que puedan gustar a los más pequeños, parece haber calado. Incluso cuando hablan de infertilidad, muerte o geriátricos como Up. Robert Zemeckis recuerda la responsabilidad paterna: "Son filmes para menores acompañados. Cuando leí Cuento de navidad tenía siete u ocho años. Me dio miedo, pero me encantó porque era una historia de fantasmas". Dejemos que el resto ofrezca su propia excusa mientras más mentes perversas, como la de David Fincher con The goon y Guillermo del Toro con la adaptación animada de The witches, preparan el segundo asalto.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_