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El punk Jello Biafra escupe su furia sarcástica en Santiago

Que en el mostrador de la sala no sirvieran en vasos de cristal, sólo plástico, avisaba de lo que se cernía sobre el escenario. Los cacheos al público en la entrada tampoco contribuían a la tranquilidad. Casi hora y media de vendaval punk después, el sábado en un Capitol de Santiago a rebosar, el balance no arrojaba víctimas más allá de los numerosos practicantes de surf sobre el respetable, stage diving en argot. Entre ellos, el propio Jello Biafra, que a los 52 años llegaba por primera vez a Galicia al frente de Guantanamo School of Medicine y no se arredraba al bajar a la jungla de las primeras filas.

La furia de Biafra, a tres décadas de que sus míticos Dead Kennedys debutaran con el clásico Fresh fruit for rotting vegetables y diseñaran las aceleradas bases del hardcore, continúa circulando entre espasmos de electricidad, sátiras izquierdistas y a alta velocidad de crucero. Su última grabación, The audacity of hype (2009), sonó completa en su incursión gallega y se mostró conservadora en las formas e incorruptible en el fondo. "¿Obama?, ¿Zapatero?, ¿cambio?, ¿qué cambio?", se preguntaba retóricamente un Biafra en el que se cruzan el nihilismo de Johnny Rotten y el sarcasmo politizado de Frank Zappa.

La sesión, aderezada por puntales sonoros de los Kennedys de la talla de California über Alles, cerró con tres bises que corrigieron la proverbial cicatería punk. En el penúltimo se oyó su popular Vacaciones en Camboya, donde Biafra explica como "la ley no importa si tienes los amigos adecuados".

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