Crisis particular para la Bolsa española
Las perspectivas de la economía española han pasado de considerarse estables a ser negativas, según la agencia de calificación de riesgos Standard & Poor's, lo que provocó una auténtica conmoción en la Bolsa.
El Ibex 35, que hasta ese momento se mantenía con discretos altibajos, pasó de los 11.800 puntos a los 11.500 en poco más de una hora, aunque en el momento del cierre se recuperó ligeramente hasta quedar en 11.541,20 puntos, con una caída del 2,27%.
Los valores bancarios fueron otra vez los más castigados, al considerar los inversores que sus necesidades de financiación van a tener un coste más elevado a partir de este momento, algo que, sin embargo, van a compartir con un buen número de sociedades cuyos negocios también tienen ramificaciones y necesidades en el exterior.
En el mercado secundario de deuda, el precio del bono español a 10 años cayó con fuerza y su rentabilidad subió siete puntos básicos para situarse en el 3,82%. Ya el día anterior la rentabilidad del bono español había subido dos puntos, seguramente por uno de esos movimientos intuitivos del mercado, mientras que la del bund alemán bajaba cuatro. Ayer, la deuda alemana se mantuvo sin cambios.
El abandono de activos españoles por parte de los inversores extranjeros forzó un importante esfuerzo de absorción en el mercado de valores español, lo que hizo subir el volumen del negocio hasta los 4.583,74 millones de euros, más del doble que en la sesión anterior. Las operaciones del mercado abierto también acusaron el esfuerzo y generaron 3.381,70 millones de euros de negocio. Entre los dos grandes bancos españoles, Santander y BBVA movieron la mitad de esa cantidad, aunque el mayor esfuerzo le correspondió a Santander, con casi un tercio del total. Telefónica negoció casi el 17%, con lo que los tres grandes valores acapararon el 67% del negocio.
La situación, con todo, no es ni dramática ni nueva, pues el ajuste en la perspectiva tan sólo significa que se vigila más de cerca la evolución de la economía española, en particular el déficit fiscal. El pasado martes, la agencia Moody's anunciaba que las finanzas públicas de Estados Unidos y Reino Unido podían poner a prueba el nivel de sus calificaciones soberanas, algo que los mercados acogieron con gran tranquilidad.
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