"Están persiguiendo a la gente y apuntándola con armas de fuego"
Vecinos de Pontevedra denuncian el acoso de los militares de la Brilat
Militares que destrozan huertas y encañonan a los paisanos. Eso cuentan los vecinos de las parroquias afectadas por el perímetro de seguridad de la Base General Morillo de Pontevedra. Ayer, durante la parada militar para celebrar el Día de la Inmaculada, se concentraron a las puertas del recinto castrense más de 200 personas al grito de "¡el monte es nuestro!", tal y como hicieran en 2008 aunque, en esta ocasión, no se produjo ningún altercado que mereciera la intervención de los siete furgones de antidisturbios presentes en la zona.
"Lechugas, pimientos, legumbres... Todo lo que tengo plantado me lo destrozan con los pies. Y no les diga nada porque si no me responden: '¡Cállese, señora!' ¿Es normal que yo viva en mi casa como en un estado de sitio?", se pregunta Soledad Ribadulla, vecina del lugar de Casal, en la parroquia pontevedresa de Salcedo. Otro afectado, Javier Pastoriza, relata una experiencia "surrealista" al verse "perseguido por tres militares portando armas de fuego" cuando bajaba del coto de caza. "Estaba en un camino público", asegura, y él también llevaba un arma por lo que se vivió una situación "bastante comprometida". "Están persiguiendo a la gente y apuntándola con armas de fuego", advierte. "Es vergonzoso y lamentable lo que está sucediendo. Ni en mi casa puedo estar tranquila", agrega Soledad, "se pasean por mis fincas como Perico por su casa".
Pacto por la convivencia
Precisamente por ello, los convocantes de la movilización de ayer hacían un llamamiento a los responsables de la base para que "entren en razón" y acepten un pacto de convivencia, al menos, mientras no se resuelve la denuncia por la reclamación de los terrenos donde se asienta la base militar.
Desde que arrancó este conflicto en octubre de 2008, cuando por orden ministerial se amplió la franja de seguridad en 300 metros perimetrales, se han sucedido los roces a pie de monte al verse afectadas 324 hectáreas de suelo. Pese que el contorno fue redibujado para dejar fuera a las viviendas antes afectadas, el terreno comunal sigue incluido en la zona de actuación de Defensa y los vecinos no se muestran conformes. Dos denuncias por agresión contra los soldados y nueve vecinos expedientados salpican una lucha que ha unido a las asociaciones Heroes Campo da Porta y Postemirón con las comunidades de montes de Figueirido, San Xulián, Salcedo, Vilaboa y Lourizán. Y ayer, de nuevo, volvió a contar con el respaldo del BNG en la persona del diputado Bieito Lobeira.
El portavoz de los afectados, Eduardo Diéguez, afirma que el cerco militar es tal que les "impiden desde ir a coger setas o cualquier otra actividad". "Como no hay diálogo y la posición por parte de los militares se está recrudeciendo porque no permiten que los vecinos hagan uso del monte, esto empeoró", añade. El presidente de los comuneros de Salcedo, Fernando Pintos, leyó ayer un manifiesto en el que advertía: "No vamos a abandonar el monte porque es la riqueza que tenemos".
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