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Reportaje:vida&artes

El fútbol es injusto, como la vida misma

Francia pide una regeneración ética del deporte tras la mano de Henry - La FIFA sólo aceptará la tecnología para la línea de gol

La dimensión ética del fútbol y, por extensión, del deporte, se ha convertido en un gran debate en Francia desde que la mano de Henry le diera a la selección francesa de fútbol la clasificación para el Mundial de Suráfrica 2010, el pasado 18 de noviembre, en perjuicio de Irlanda. La Unión Europea, la FIFA y la federación francesa han hecho campañas de promoción del juego limpio en el deporte, en las que ha participado el propio Henry, 117 veces internacional y capitán de los bleus. Luego, en el fragor del partido, Titi sacó la palma izquierda de la mano, de forma "instintiva", según su entrenador en el Barça, Pep Guardiola, o "tramposa", según el presidente de la FIFA, Joseph Blatter. El mismo jugador pidió sin éxito que se repitiera ese partido tan mal jugado por la selección de Raymond Domenech. Razón de más para que Francia siga sintiéndose avergonzada. Y para que sus intelectuales, sonrojados ya por el cabezazo de Zidane a Materazzi en la final del Mundial de Alemania 2006, exijan una regeneración moral del deporte.

El capitán de la selección francesa pidió sin éxito que se repitiera el partido
"La trampa en el deporte es consuetudinaria", dice un sociólogo

"La escuela, las familias, los gobiernos y los medios de comunicación deben insistir en que el deporte no es la guerra y el partido no es una batalla. El deporte debe responder a unos valores de justicia y de emulación pacífica", proclama en Le Monde el historiador Jacques Le Golf. "¿Por qué el equipo de Francia, su entrenador, su capitán y el presidente no piden perdón a los jugadores de Irlanda?", se preguntan los educadores Thierry Philip y Jean-Philippe Asenci. Alain Loret, director de las Ciencias del Deporte de la Universidad de Rouen, va más lejos y anima a reconocer que la falta técnica de Henry fue una falta moral y, por tanto, Francia debería retirarse de la competición, a la que acudirá sin protestar pese a no ser cabeza de serie, siendo incluida en un grupo junto a Suráfrica, México y Uruguay.

"La trampa en el deporte es consuetudinaria: dopaje, tongos, apaños... y el fútbol lo magnifica todo", opina el sociólogo especializado en deporte Víctor Agulló, que recuerda cómo el ex internacional francés Vixente Lizarazu le dijo al seleccionador francés que no tenía nada que celebrar. Domenech, sin embargo, pidió que le dejaran disfrutar de la felicidad del momento.

La ética del fútbol es la de la calle. El pícaro en España, el vivo en Argentina y el furbo en Italia son variantes de un espécimen que ha tratado de burlar las reglas en beneficio propio, dentro y fuera de la cancha. Y ha gozado de cierto prestigio social. El primer gol de Maradona a Inglaterra, con la mano, en el Mundial de México 86, fue casi tan valorado por sus compatriotas como el maravilloso segundo tanto, en que regateó a todo el equipo inglés. En Alemania 2006, se celebraron 20 años de la mano de Dios. Ha habido una tradición al respecto en los países latinos, mirados con desdén por los anglosajones, guardianes del fair play en el juego que ellos inventaron a finales del siglo XIX. Hay ejemplos legendarios: la bronca del capitán del Tottenham en los noventa, Gary Mbbutt, a uno de los españoles pioneros en la Premier, Nayim, cuando éste se tiró al suelo simulando una falta. O cuando Robbie Fowler, ex delantero del Liverpool, le suplicó al árbitro que anulara el penalti que le había concedido porque, en realidad, no se había producido. Era un partido contra el Arsenal, en 1996-97, y Fowler simuló un penalti, después se arrepintió y pidió perdón al portero. Finalmente, lo lanzó el propio Fowler y lo falló, pero el rechace lo marcó Stan Collymore.

Son valores que se han ido perdiendo también en Inglaterra con la entrada masiva de jugadores continentales. La trampa se ha globalizado, pero también la vergüenza de haberla cometido: la acción de Henry fue emitida machaconamente por la CNN en los días posteriores al encuentro.

El fútbol se alimenta de sus propias polémicas. Y, cada vez que hay un error de bulto, se reabre el debate sobre la manera de evitarlo. La FIFA pone el acento en las medidas represivas: los arbitrajes, que suelen beneficiar a los poderosos, también como la vida misma. Y sólo aceptará la introducción de avances tecnológicos de manera muy limitada: para saber si el balón traspasa en su totalidad la raya de portería. Lo que hubiese evitado la rabia de Míchel el día que le anularon su golazo en el España-Brasil de México 86. O la polémica por el tanto de Hurst que impulsó la victoria de Inglaterra ante Alemania en la final del Mundial de 1966.

La International Football Asociation Board (IFAB) es el celoso cancerbero del reglamento del fútbol desde su creación, en 1886. Lo forman las cuatro selecciones británicas (Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda del Norte) con un voto cada una, y la FIFA, en representación del resto del mundo, con cuatro votos. Se necesita una mayoría de tres cuartos para apoyar un cambio de las reglas del juego. En la última reunión anual, dos compañías presentaron sendos proyectos: un sistema parecido al ojo de halcón en el tenis, con cámaras que delimitarían el bote exacto del balón; y un chip en el balón que enviaría información sobre el mismo. La FIFA los rechazó al entender que no estaban desarrollados. El organismo internacional exigió cuatro requisitos: inmediatez; fiabilidad 100%; que el resultado sólo se anunciase al árbitro; y que la técnica sólo se usase sobre la línea de gol. La Internacional Board volverá a estudiarlo.

El fútbol es tan dinámico que no se puede parar ni 10 segundos para deliberar, argumenta la FIFA. Sobre si ha sido penalti o no pueden ponerse a discutir 10 personas sin llegar a un acuerdo. El parón, además, evitaría que, al minuto siguiente, se diera una ocasión de gol en el área contraria. Cuando se compara con el tenis o el rugby, donde sí se aplican novedades tecnológicas, la FIFA dice que éstos son deportes con muchas más interrupciones. En el tenis, el juego ya está parado. Y en el rugby, sólo se aplica para determinar si ha habido o no ensayo, es decir, si ha traspasado la línea de gol, lo cual a veces resulta imposible cuando se apelotonan jugadores sobre la pelota ovalada.

Otro de los argumentos de la FIFA es la universalidad. Uno puede jugar al fútbol en cualquier rincón del planeta, desde Tailandia hasta el Tíbet, sin más requisito que un aceptable estado físico. En la clasificación para el Mundial de Suráfrica se han disputado 853 partidos. Muchos de ellos en lugares muy precarios, donde la tecnología no podría llegar. La FIFA insiste en mejorar el rendimiento arbitral. La International Board aprobó un experimento en la Liga Europa: la introducción de un árbitro detrás de cada portería. Es decir, a los cuatro habituales (un árbitro principal, dos asistentes en las bandas y un cuarto reservado a labores burocráticas junto a los banquillos), se han añadido dos más. El ensayo no ha sido muy bien acogido por los jugadores y técnicos que han disputado esta primera fase de la antigua Copa de la UEFA, pero la FIFA considera que hay que darle más tiempo y alargará el experimento hasta el final de esta Liga Europa.

También lo cree José Francisco Pérez Sánchez, ex árbitro y actual comentarista de la Cadena SER. "La tecnología sólo puede ayudar a saber si traspasa o no la línea de gol. Quizá los dos árbitros al borde de cada área, desde el poste hasta la confluencia del área grande, en el lado contrario del juez de línea, ayuden a limitar los errores. El inconveniente es que habrá demasiados criterios". La FIFA nunca repite un partido si hay errores de apreciación, recuerda Pérez Sánchez, como en el caso de Henry, aunque sí cuando hay errores técnicos. Es decir, si hay una vulneración clara de la norma. Por ejemplo: tirar un penalti, que pegue en el poste y rematar sin que lo haya tocado un adversario.

La FIFA ha rechazado de plano la repetición del Francia-Irlanda porque crearía un precedente. El comité disciplinario de la FIFA estudia sancionar a Henry, lo que también sentaría un precedente. Nunca antes se castigó a un jugador por tocar un balón con la mano. Sí hubo, en cambio, una multa de 8.000 euros a Rivaldo en el Mundial de Corea y Japón de 2002 por inducir a error al árbitro al fingir una agresión ante Turquía que costó la expulsión de Hakan Unsal. "Esto es parte del fútbol. Si tengo que pagar la multa, la pago", declaró un nada arrepentido Rivaldo.

"Desde el punto de vista técnico, el salto ha sido tremendo desde 1990 en la calidad de las retransmisiones", explica Víctor Santamaría, realizador de Canal+. "En Europa, el 90% de las jugadas se resolvería sin un gran despliegue, con unas ocho o 10 cámaras. Habría un 5% de fallo humano y otro 5% de error técnico. Ahora bien, yo soy contrario a asumir un papel que no nos corresponde". ¿Y si lo asumiera una empresa paralela? "Como aficionado, me molestaría, porque sería meterse en lo sagrado del fútbol. La injusticia forma parte del fútbol y de la vida", concluye.

La mano de henry que dio la clasificación a Francia.
La mano de henry que dio la clasificación a Francia.EPA

Robinson, contra el cinismo de Blatter

"Es el colmo del cinismo que diga [Joseph] Blatter que va a compensar moralmente a Irlanda", protesta Michael Robinson, comentarista de Canal + y ex jugador tanto del Liverpool como de la selección irlandesa (de donde procede su madre). "Tanto que la FIFA pregona el fair play, usted [en alusión a Blatter] ha sido testigo de una injusticia y ha tenido la oportunidad de repararla, pero no ha hecho nada al respecto. Usted ha premiado la trampa. No nos regale nada, pero tampoco nos lo quite. Los irlandeses nos sentimos chuleados", continúa Robinson, todavía indignado después de las últimas declaraciones al respecto del presidente de la FIFA.

Robinson explicaba ayer cómo Reino Unido ha apoyado a Irlanda en esta polémica. Y cómo Henry, que jugó tantos años en el Arsenal, ha recibido críticas furibundas. "Henry puede tener problemas en el Reino Unido. Está muy mal visto", añade Robinson, que recordaba cómo Poyet, ex centrocampista uruguayo del Zaragoza, le confesó en su día que había cambiado su forma de jugar en el Tottenham para adaptarse al gusto de los aficionados de los spurs. Pese a la masiva llegada de jugadores extranjeros a las islas británicas, Robinson cree que los viejos valores del fair play que él aprendió del mítico Bobby Charlton siguen vigentes en Reino Unido. Y la trampa, muy mal vista.

Otros errores clamorosos

- El tiro de Míchel traspasó la portería de Brasil en México 86, pero el árbitro no dio gol.

- El gol fantasma del inglés Hurst a Alemania en la final de la Copa del Mundo de 1966.

- La mano de Dios. El gol con la mano de Maradona a Inglaterra en México 86.

- El gol de cabeza anulado a Morientes en el Mundial de Corea y Japón 2002 contra una de las anfitrionas, Corea, al considerar erróneamente el árbitro que el balón había traspasado la línea de fondo antes del centro de Joaquín.

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