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Tentaciones
Reportaje:EN PORTADA

La laca contraataca

"Pregúntales quién era su peluquero, qué maquillaje usaban, dónde se compraban la ropa y los tintes". Informar a los amigos (recién entrados en la cuarentena) de que los miembros de Spandau Ballet se situarán ante tu grabadora en Londres tiene estos peligros. Y ante la virtud de pedir está el error de hacer caso: "A tus amigos… ¡que les den! ¿Eso es todo lo que se les ocurre preguntar? Somos una banda y lo importante es nuestra música". Cielos. Hay que ver qué carácter se gasta Gary Kemp, el compositor del grupo. Tal vez sea por aquello de estar a punto de cumplir el medio siglo.

Sin embargo, no podrá negar que hace 30 años iban ustedes muy maqueados. Mire esta foto, por favor. Ustedes retaron a la capa de ozono gastando toda esa laca. Y su estilista parecía haberse comido una tortilla de tripis antes de vestirles. De todas formas, lo preguntaban de buen rollo, que son fans.

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Es entonces cuando se ríe. La mala leche de Kemp no se sitúa en la pregunta, se esconde en las dos horas de atasco que ha tardado en llegar a la cúpula del milenio. Esa carpa de dimensiones descomunales que el Gobierno británico se sacó de la manga para celebrar la llegada del año 2000 y que ahora es la sede del O2 Arena, un local multiusos donde estos días (20 y 21 del pasado octubre), en Londres, Spandau Ballet va a ofrecer dos conciertos consecutivos. "Además, anoche dormí muy mal. Mi hijo me despertó a las tres de la mañana. Se presentó a esas horas y se había olvidado las llaves y me desvelé", confiesa. Efectivamente, esos tíos de la portada hace bastante que son padres.

Pero no demos cosas por hechas. Sergio, un treintañero que se confiesa nativo digital (es decir, esos para los que todo lo anterior a Internet tiende a ser prehistoria), suelta: "Pero, ¿quiénes son esos Spandau Ballet". OK. Pongámonos en situación. En 1979, dos hermanos, Gary y Martin Kemp, y tres de sus amigos, John Keeble (baterista), Tony Hadley (vocalista) y Steve Norman (percusión y saxo), montaron un grupo al que llamaron The Makers. El nombre no les gustó y después de una visita a Berlín dieron con la marca: Spandau Ballet, los reyes del movimiento new romantic y responsables de superéxitos de los ochenta como Communication, Gold, True o I don't need this pressure on. En fin, un grupo que reinó y compitió con Duran Duran por el trono de la laca y la hombrera. Se pegaron por la mejor canción pop de medio tiempo, que a la vez fuera bailable y elegante. "Eso de que fueron nuestros rivales es algo que se inventó la prensa. Siempre fuimos amigos y todavía lo somos", afirma Gary Kemp. Seguro.

En uno de los camerinos del O2, Gary, por fin más tranquilo, mira una foto de sus pintas en los ochenta: "Es curioso, fuimos un grupo que empezó justo cuando al mundo le azotaba una crisis económica brutal. Y claro, queríamos crear otro universo de hedonismo y de buena onda que alejara a los jóvenes sin trabajo de su triste vida. Y qué mejor que convertirnos en personajes. Pero creamos escuela. Puedo decir que nosotros le hemos enseñado a muchos grupos de hoy cómo hacerse una imagen y cómo vestir de fantasía su propuesta y su música". Es algo que corrobora Steve Norman, un tipo de sonrisa fácil y pelo rubio y liso cuidadísimo que aún sigue siendo adicto a las peluquerías. "El new romantic fue parte de una época. Formó una cultura musical y estética. Ahora tenemos casi 50 años y sería ridículo que siguiéramos vistiendo los mismos trapos y toda la pesca. Pero también sabemos que la montamos. Es cierto, creamos escuela. Lady Gaga, Editors, The Killers y otros muchos grupos no sólo buscan influencias musicales de los ochenta, también un lenguaje estético. Para Spandau Ballet, esta época que estamos viviendo ahora es muy interesante. Lo que nosotros propusimos hace casi 30 años hoy vuelve a ser cool". Tal vez por eso, cuando se supo que estos cinco artistas volvían a reunirse y que ofrecerían dos conciertos consecutivos en Londres, se vendieron las 23.000 entradas del primer bolo en tan sólo 20 minutos. Todo un récord. Según las cifras oficiales distribuidas por su discográfica, estos tipos, cuyas edades sumarán en breve 250 años, lograron vender en todo el mundo 25 millones de copias de sus 11 discos.

Y tal vez sea por oportunismo que el regreso de Spandau Ballet coincida con la Navidad y con un nuevo disco titulado One more (Otra vez), en el que revisan 13 de sus viejos temas, de esos que fueron éxitos indiscutibles, pero filtrados por el pasapuré de Danton Supple (del que Spandau Ballet presume de que ya ha prestado su estudiada actitud autista para producir, entre otros, trabajos de Coldplay). Un álbum con sólo dos canciones nuevas (Once more y With the pride) en el que parece que las cosas no han ido tan bien. Iñigo López Palacios, crítico de esta publicación, ha dicho: "Ninguna de las nuevas versiones iguala el soniquete original y algunas son directamente un atentado inconcebible. Regla número uno: si está mal, no lo estropees más".

Gary Kemp se defiende: "Pensamos que no era el momento para introducir nuevo material. Si ya teníamos unas canciones que han funcionado durante años…, ¿para qué hacerlo? Simplemente, quisimos darles un aire más actual". La justificación vale, pero hay hechos que hablan por sí mismos.

Para empezar, los conciertos. El día 20 de octubre, ante un llenazo impresionante, Spandau Ballet ofrecieron en Londres un directo mágico, sensacional, contundente y perfecto en el que sus canciones sonaban, por supuesto, como los originales de los ochenta. Más: Spandau Ballet tenían previsto dar dos conciertos en España los días 12 y 14 de noviembre, que fueron cancelados por "problemas de grabación" y que finalmente tendrán lugar en marzo. En resumen, parece que el disco no era suficiente y hubo que grabar un DVD con el sonido más cercano al original, para que pudiera servir de perfecto regalo de Papá Noel o de Reyes.

"Como te decía, empezamos en 1979 con una crisis económica, y ahora volvemos justo en otra. La cuestión es que necesitábamos volver a los escenarios, nos picaba el gusanillo, la energía del directo. Y por otra parte, ofrecer nuestras composiciones de nuevo para superar el mal rollo", asegura Gary Kemp.

Superar el mal rollo. Eso sí que tuvieron que hacerlo estos cinco artistas. Su éxito les duró exactamente una década. Se separaron en 1989. Unos se dedicaron al cine, otros siguieron con la música, alguno incluso creó una marca de cervezas. Pero, ¿superar el mal rollo? Pues sí. Nueve años estuvieron sin dirigirse la palabra. Gary Kemp posee un talento descomunal. Tanto que es el autor —y firma, solito— de todos los éxitos de la banda. Tony Hadley, que presume de gustarle el fútbol, la comida, las mujeres y la cerveza (ya sabemos quién tiene su propia marca), no pudo soportarlo. Tampoco es de extrañar para un hombre que posee una de las voces más definitivas y reconocibles del pop ochentero y que fue la imagen más visible del grupo. Hadley y dos de sus compañeros (el hermano de Kemp se mantuvo al margen) decidieron demandar a Gary por un asunto de royalties. Se metieron en un juicio de cuchilladas astronómicas y de decirse cosas muy feas. Tanto que, una vez que el músico le ganó la partida a la voz en los tribunales, ambos pasaron de amigos del alma a no felicitarse ni la Navidad durante casi una década.

"Es algo que ya hemos superado. Sí, estuvimos separados, pero las peleas no pueden durar toda la vida. Y sabemos que como banda somos estupendos. Muy buenos, así que había que dejar eso atrás", asegura Kemp.

Cosas de ochenteros: "La primera frase que soltó Hadley después de todo ese tiempo", concluye Kemp, "fue: 'Me ha costado un huevo aparcar".

Once more está editado en Universal. Spandau Ballet actuarán el 12 de marzo en el Pavelló Olímpic de Badalona (Barcelona), y el 15, en el Palacio de Vistalegre (Madrid).

<b>De izquierda a derecha, Gary Kemp, Tony Hadley, John Keeble, Martin Kemp y Steve Norman, en una imagen de 1985. ¡Viva la laca!</b>
De izquierda a derecha, Gary Kemp, Tony Hadley, John Keeble, Martin Kemp y Steve Norman, en una imagen de 1985. ¡Viva la laca!TERRY O'NEILL
<b>Así son Spandau Ballet 30 años después de fundarse. Ahora usan corbata. </b>
Así son Spandau Ballet 30 años después de fundarse. Ahora usan corbata. KEVIN WESTENBERG
<b>El cantante de Spandau Ballet, Tony Hadley, saluda a los asistentes a uno de sus conciertos en España. </b>
El cantante de Spandau Ballet, Tony Hadley, saluda a los asistentes a uno de sus conciertos en España.

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