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Reportaje:Sorteo del Mundial de Suráfrica 2010

La Liga de Robben Island

A mediados de los años sesenta, los presos políticos del 'apartheid' lograron una gran victoria: jugar al fútbol en la cárcel

Luchar por jugar al fútbol en la cárcel más famosa del apartheid (segregación racial) surafricano, la prisión de Robben Island, desde donde se divisa Ciudad del Cabo, fue para los presos políticos de los años sesenta no sólo una manera de sobreponerse al tedio y a la depresión, sino también de imponerse a la prohibición de los guardias, retar al sistema y derrotarlo: jugarían al fútbol y lo harían a su manera, de acuerdo con estrictas reglas.

Cuando la presión internacional obligó al régimen racista a ponerse una máscara de humanidad, los presos vieron recompensada su tenacidad y, organizados en clubes de más de 50 miembros, formaron la ya legendaria Asociación de Fútbol Makana, que duraría tres décadas más en el Alcatraz surafricano y se convertiría en el eje gravitatorio de la vida de los 1400 prisioneros.

La insistente petición de hacer deporte llevó al castigo: sin comida durante dos días
Los reclusos metieron de tapadillo los libros más leídos: un manuel de arbitraje y 'El Capital'
Nelson Mandela, el interno más famoso, no jugó porque se encontraba aislado
El actual presidente del país y el ministro de Viviendasí participaron en la Liga
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Tres años costó. De 1964 a 1967, cada fin de semana, en las jornadas de "peticiones y reclamaciones" de la penitenciaría, un preso lo solicitaba: "Queremos jugar al fútbol". La respuesta, siempre: "No". Los internos jugaban en las celdas "con trapos liados con papeles", explicaba ayer, en la isla, Lizo Sitoto, de 66 años (condenado por conspiración para derrocar al Gobierno). Pero querían jugar de verdad y el reglamento establecía que los presos tenían derecho a ejercitarse. Nuevo fin de semana, nueva petición, nueva negativa. La petición llevó al castigo: sin comida durante dos días. No se arredraron: fin de semana, nueva petición, nueva negativa y nuevo ayuno, que se hacía por turnos. No faltaban voluntarios pese a que el rancho ya era escaso y el trabajo en la isla terrible: en la cantera, de sol a sol.

Sólo la intervención del Comité Internacional de la Cruz Roja y la presión internacional sobre el apartheid acabó con el duelo entre guardias y presos. Para suavizar su imagen, el sistema permitió el juego, los sábados, media hora: "Los artesanos de la cárcel hicieron una pelota de cuero. Los zapateros usaban botas de mujer a los que cortaban el tacón y pegaban suelas de neumático, gordas, para hacer tacos", recuerda Sitoto, que hacía de portero para uno de los equipos más fuertes, el Manong (Buitres). "Yo no sabía de fútbol, sino de rugby, de coger el balón con las manos", recuerda. El Manong era el único club que no se definía por la pertenencia ideológica al Congreso Nacional Africano, al Congreso Panafricano, a los movimientos de liberación de Namibia...

Uno de los principales artífices de Makana fue Sedick Isaacs (condenado por llevar explosivos), que también se hizo cargo de la librería y de que entraran de tapadillo los dos libros más leídos por los presos: un manual de arbitraje y El Capital. "Por el título, los guardias se pensaron que iba de dinero", se ríe Isaacs, que puso su empeño en los clubes tras leer los efectos de los largos periodos en la cárcel: "pasividad y vacío mental". Isaacs, enjuto, también jugó de portero (en la Liga inferior, de las tres establecidas según la calidad de los jugadores). Este profesor universitario de estadística e informática, graduado en psicología y ciencias, fue el responsable de las bases de la asociación, de la creación de comités disciplinarios, de arbitraje, financieros... "Tenían que hacer las cosas correctamente", explica Chuck Korr, académico estadounidense que dio en 2007 con los archivos de Makana FA y recopiló la historia, de la que se han hecho un libro y una película.

"Eran encuentros tensos sobre los que se hablaba toda la semana", explica Isaaks; "por ello las reglas tenían que ser muy precisas, rigurosas, sin vacíos. ¡Si hasta hicimos reglas para el juego de llevar una patata con una cucaracha en la boca para lo que llamábamos Juegos Olímpicos!". No es sólo que tuvieran mucho tiempo en la cárcel. Como presos políticos, "todo requería debate, consenso". Se formaron hasta nueve clubes con nombres como Gunners (Pistoleros), Rangers, Bucks (Antílopes), Dynamo y Black Eagles (Águilas Negras).

Muchos reclusos aprendieron a leer y aritmética porque tenían que llevar las actas de los partidos. El preso más famoso, Nelson Mandela, no participó: estaba aislado. Pero el actual presidente del Gobierno, Jacob Zuma, ofició de árbitro y jugaba en los Rangers. Otro de los jugadores era el ministro de Vivienda, Tokyo Sexwale, que dijo ayer: "Éramos soldados, luchadores por la libertad, pero todos nos unimos por el fútbol".

Zuma es presidente; Sexwale, ministro; Sitoto, profesor de primaria, tiene una escuela; Isaacs da clases a sus universitarios. Makana es miembro honorario de la FIFA. Y Suráfrica celebra un Mundial de fútbol.

Joseph Blatter (de frente, con el balón), presidente de la FIFA, ayer con antiguos presos políticos.
Joseph Blatter (de frente, con el balón), presidente de la FIFA, ayer con antiguos presos políticos.REUTERS

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