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Dos incendios prolongan la guerra de clanes en Sant Boi

La tensión en el barrio de Camps Blancs de Sant Boi de Llobregat (Baix Llobregat) va en aumento. La guerra abierta que mantienen dos familias gitanas continuó ayer con el incendio de dos viviendas en la barriada. El primer capítulo sucedió el viernes por la tarde. Manuel H. S., de 39 años, descerrajó una decena de tiros sobre un padre y un hijo pertenecientes a otro clan, que murieron en el acto. Los tres se habían enzarzado en una discusión antes de los tiros. En la reyerta, Manuel recibió una puñalada, y, malherido, intentó escapar para evitar la furia de la familia de los atacados, que iba tras él. Llegó hasta la vecina población de Viladecans, donde fue detenido por la Policía Local. La tarde del sábado murió por las heridas producidas en la trifulca.

Sin embargo, los ánimos de venganza no se han calmado en el barrio tras las muertes. La noche del domingo se declararon dos incendios en la zona. El fuego calcinó completamente los bajos del número 62 y el primer piso del número 65 de la plaza de Paulo Freire, justo al lado de la calle de Federico García Lorca, donde se produjo el tiroteo. Los Mossos d'Esquadra investigan quién inició el incendio, que relacionan directamente con la batalla abierta entre dos clanes. Los vecinos del barrio, por su lado, aseguran que ambas viviendas son propiedad de la familia de Manuel H. S.

La policía catalana ha intensificado su presencia en la zona para evitar más incidentes y que la disputa suba de tono. Furgonetas, coches patrulla y agentes de los Mossos d'Esquadra se dejan ver por el barrio, especialmente por la calle donde tuvo lugar el tiroteo y sus alrededores, donde se concentran las dos familias enfrentadas. Ambos clanes mantienen una disputa por un matrimonio frustrado. Una petición de mano, al parecer a una menor, que fue rechazada y que desencadenó la batalla.

En Camps Blancs, la ley del silencio manda. Mientras los Mossos d'Esquadra buscan a más implicados en la reyerta -desconocen si hubo más heridos-, los vecinos prefieren callar, por precaución.

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