Un año después de la explosión, Ca n'Espinós sigue abandonado

La vida sigue igual en Ca n'Espinós. El barrio de Gavà (Baix Llobregat), apartado del resto del municipio, pasó a ser una prioridad hace un año, cuando una explosión de gas segó la vida de seis personas e hirió a 10. Tras casi un año, los cambios, tímidos, empezaron ayer, cuando los obreros empezaron a derribar el edificio en el que se produjo el accidente. El derrumbe dará paso a unas reformas pensadas para convertir Ca n'Espinós, una zona de chabolas normalizada a mediados de la década de 1990, en un barrio normal.

En este año, la zona ha seguido abandonada a su suerte, acuciada por los mismos problemas de marginalidad y drogas que marcan su día a día: "Sigue todo igual. Hay perspectivas, pero de momento no ha cambiado nada", confirma Francisco Martínez, presidente de la asociación de vecinos. El Ayuntamiento ha incrementado la presencia policial y la limpieza en las calles, pero las reformas de más calado sólo se pueden ver en el papel. El proyecto de reforma está incluido en la última convocatoria de la Ley de Barrios, y tendrá un coste de 15 millones de euros pagados a medias entre la Generalitat y el municipio. La cantidad se repartirá en varios proyectos. El principal convertirá el difícil acceso que une Gavà con el barrio -un kilómetro de curvas, estrechas y con poca visibilidad- en una amplia avenida que acercará la zona al núcleo urbano. El vial se rodeará de equipamientos y viviendas para aumentar la población y esponjar el denso núcleo del barrio, Las actuaciones se acompañarán de programas sociales destinados a acabar con la marginalidad. El bloque siniestrado no se reconstruirá por deseo de las familias. En su lugar, habrá un parque que recordará a los fallecidos.

El Ayuntamiento ha aumentado la presencia policial y la limpieza

Los trabajos no empezarán hasta 2010: "Es una transformación muy importante. El ritmo de implementación es para cuatro o cinco años", dice el alcalde de Gavà, el socialista Joaquim Balsera: "Estamos actuando desde el primer día. Ya tenemos presentado el plan de actuación integral y hemos logrado financiación gracias a la Ley de Barrios. Hay más presencia policial y más sensación de seguridad. Llevamos años trabajando en el barrio, es una zona complicada". El representante vecinal, Francisco Martínez, le urge: "Hay que empezar a hacer cosas".

Las 11 familias afectadas por la explosión han vivido un año de provisionalidad. Tras perder su casa, la Generalitat, propietaria del edificio siniestrado, cedió otros tantos pisos en el centro de Gavà con el alquiler y suministros gratis. La angustia de los afectados, sin embargo, era ver el bloque de viviendas que fue su casa todavía en pie, por decisión judicial. "Es una eternidad que el edificio haya estado un año ahí. Hay personas que no han vuelto al barrio para no tener que verlo", lamenta Juan Antonio Heredia, representante de los afectados. Las 11 familias tendrán una solución individualizada, que se materializará en los próximos meses: dos volverán al barrio y nueve vivirán en el centro de Gavà.