Un castillo por 10 millones
La oficina del arquitecto César Portela peritó la fortaleza de Pambre hace ahora un año - Ayuntamiento y vecinos apuestan por que la Xunta lo adquiera
La fortaleza medieval mejor conservada de Galicia tiene un precio. Al menos, lo tenía hace un año, cuando el arquitecto César Portela se desplazó al castillo de Pambre, en Palas de Rei, y tasó el inmueble en 10 millones de euros. "El valor del Castillo y sus tierras alcanza la cifra de diez millones veintiocho mil euros", concluye el informe que Portela entregó al entonces propietario Manuel Taboada Fernández, fallecido hace unos meses. La tasación del arquitecto, con fecha del 22 de octubre de 2008, se refería a "las edificaciones principales, las edificaciones complementarias, las construcciones ajenas y las tierras que pertenecen a la propiedad".
El documento, al que ha accedido este periódico, especifica el valor de cada uno de los elementos que componen la única fortaleza de Galicia que las Revoltas Irmandiñas del siglo XV no echaron abajo. Así, los cálculos de Portela cifran en 2.900 euros el precio del metro cuadrado del castillo, considerando como tal "almacenes, cornisas, torreones, escaleras y escudos nobiliarios esculpidos en piedra". El total de 1.300 metros cuadrados alcanzaría los 3.770.000 euros y supone el grueso de los resultados presentados por el arquitecto. El hórreo, la capilla construida con piedra de mampostería, los muros defensivos -dos hojas de perpiaños de 30 centímetros de espesor y una media de cinco metros de altura- y el molino, canal y presa de 50 kilovatios con derecho a ampliación suponen otros 810.000 euros.
La propiedad incluye 10 hectáreas de carballeiras valoradas en dos millones
El estudio añade, además, una estimación del valor los terrenos anexos a la edificación. Diez hectáreas de bosque pobladas sobre todo de robles y 350.000 metros cuadrados de prado suman a la cuenta 4.300.000 euros. El texto advierte a Taboada Fernández de que los diez millones, completados con una granja cercana y un conjunto de invernaderos, "no estiman ni computan valores históricos, monumentales, simbólicos, míticos... de todo tipo que contiene este monumento".
Con estas propiedades se harán, en breve, los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres. Ésa fue la última voluntad testamentaria de Manuel Taboada Fernández, conde de Borraxeiros y dueño del castillo de Pambre desde el 11 de septiembre de 1974 hasta su muerte. El Hermano Donaire, superior de la orden religiosa con sede en el barrio vigués de Teis, realizó ayer su primera visita a la fortaleza en Palas de Rei, a escasa distancia del corazón geográfico de Galicia. A pesar de no saber, según confesó nada más conocer que Taboada legaba a su congregación el castillo, "nada de Pambre, ni siquiera dónde está", sí anunció su intención de ponerlo en venta y solventar de esa manera los problemas económicos del albergue para transeúntes que gestionan.
El informe de Portela, conocido por el cura Donaire, puede servir de orientación a los frailes. La imposibilidad de siquiera aproximar posturas en torno al precio de la fortaleza abortó, en los últimos años, el interés que tres administraciones diferentes -Diputación de Lugo, Xunta y Ministerio de Fomento- habían mostrado por Pambre. Mientras el conde de Borraxeiros incumplía todos y cada uno de los artículos de la vigente Lei de Patrimonio Cultural de 1995 a la que el Bien de Interés Cultural Pambre está sujeto, la Consellería de Cultura del Gobierno bipartito le abría expediente y amenazaba con sanción económica y vecinos y Ayuntamiento de Palas de Rei exigían exprimir al máximo la vía legal: hasta llegar a la expropiación.
Con el castillo al borde de la ruina, la emblemática torre de homenaje invadida por la maleza y un dictamen de la Dirección Xeral de Turismo "sobre la necesidad de expropiación de Pambre" elevado a Patrimonio, Taboada Fernández se avino a razones y pactó con Cultura la apertura de la fortaleza al público, tal y como exige la normativa. Pero nuevas trabas del dueño, que pretendía un seguro y vigilancia pagadas por la Xunta, paralizaron los contactos. El castillo continuó cerrado a cal y canto, como durante los últimos 35 años, y con un furioso mastín que ya ha atacado a más de un visitante indiscreto.
Pero la muerte del conde atrasa cualquier solución administrativa. Aunque una de las primeras llamadas que recibió el hermano Donaire, padre superior de los propietarios in péctore, procedía de Pablo Taboada, teniente alcalde de Palas de Rei por el PP, en la actual Consellería de Cultura se encuentran a la espera de contactar con los frailes. Y el departamento autonómico parece haber descartado la opción de la compra, algo que no gusta en la casa consistorial, históricos defensores de la expropiación de uno de los más acabados ejemplos de arquitectura militar medieval de Galicia.
El grupo local del PSdeG, en la oposición por dos votos tras las municipales de 2007, apuestan igualmente porque el Ejecutivo autónomo asuma el gasto. "El Ministerio de Fomento [que encabeza José Blanco, natural de la localidad] puede contribuir a su rehabilitación", añade el portavoz socialista Horacio Rouco. Un hipotético castillo de propiedad pública conformaría, según la Plataforma Social en Defensa do Alto Ulla que organiza cada año una marcha irmandiña a Pambre, la sede ideal de un centro de interpretación de la historia medieval de Galicia. A los socialistas de Palas también les vale un organismo centrado en el Camino de Santiago. Desde el ayuntamiento de Palas todavía no se han pronunciado.
Los Misioneros de los Enfermos Pobres visitan el castillo heredado
Una delegación de los Hermanos Misioneros de los Enfermos Pobres, encabezada por su fundador, el padre Donaire (en el centro de la fotografía), se desplazó ayer a Pambre, en Palas de Rei, para conocer el castillo medieval que les dejó en herencia Manuel Taboada Fernández, conde de Borraxeiros. El arquitecto César Portela tasó el año pasado en 10 millones de euros el valor del inmueble, sin computar sus valores históricos y monumentales. El castillo está rodeado por 10 hectáreas de bosque y 35 de prado, valoradas en 4,3 millones. Los herederos quieren poner todo en venta y la Xunta no muestra mayor interés en comprarlo.
Los vaivenes de una propiedad
Las ruinas de otras fortalezas medievales de Galicia volvieron a colocarse en su orden original tras sucumbir a la ira popular de los irmandiños del siglo XV. Pero sólo Pambre resistió en pie.
El noble Gonzalo Ozores de Ulloa lo había mandado construir en torno a 1375. Escenario de las luchas entre Pedro I y Enrique de Trastámara y más tarde entre la nobleza y el arzobispo de Santiago Alonso de Fonseca y Azevedo. En 1484, después de que los Ulloa perdieran la titularidad, pasó a manos de los condes de Monterrei. La concentración de propiedades de la Casa de Alba alcanzó a Pambre hasta que, en 1895, lo vendieron a un vecino de Palas de Rei, José Soto, por 27.000 pesetas de la época. La familia Moreiras fue otro de los dueños que conoció el castillo a lo largo del pasado siglo. Y en septiembre de 1974, Manuel Taboada Fernández pagó nueve mil euros (entonces un millón y medio de pesetas) por la fortaleza y tres mil (500.000 pesetas) por las fincas adyacentes. Al mismo tiempo, el inspector de Trabajo se convirtió en conde de Borraxeiros, previo pago por el título.
El neonoble no se dejaba ver a menudo por el castillo. Durante algún tiempo, hubo caseros cuidando de la mole, pero la "racanería" del patrón los espantó. En 1999, un escándalo sobre el tráfico con cuotas lácteas saltó en el semanario Interviú y salpicó al conde de Borraxeiros. Había recibido derechos para producir 150.000 kilos de leche sin poseer una sola vaca.
Taboada Fernández tapó sus oídos a cualquier propuesta para adecentar una fortaleza que se venía abajo. Ni ayuntamiento ni Xunta consiguieron otra cosa que evasivas y malas respuestas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.