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Columna
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Subes los precios y matas la crisis

"En mi casa el dinero andaba a caballo y nosotros a pie", dijo Hada Delcine, la narradora de la última novela de Hernán Rivera Letelier, La contadora de películas; y Juan Urbano le contestó: "En la tuya y en la de todos los que, por más que le demos con la fusta a nuestras nóminas, no conseguimos dejar atrás la crisis". Y tras pensar eso, cerró el libro, abrió el periódico y después de leer las noticias de Madrid se dio cuenta de que aquí y ahora la política es la acitílop, es decir, ella misma al revés y, por lo tanto, lo contrario de lo que parece: de cara a la galería, es un modo de sacar a los ciudadanos del pozo en el que los ha metido; pero en realidad, no es más que una forma de seguir sacándoles dinero, para financiarse a sí misma.

Aquí y ahora la política es la 'acitílop', es decir, ella misma al revés, y, por tanto, lo contrario de lo que parece Recomiendo que después de la cena de Navidad se coman los huesos del cordero y los envoltorios de los polvorones

"Pones en una lista la nueva Ley de Seguridad Vial", me dice Juan al otro lado del teléfono; "le sumas la tasa de recogida de basura del Ayuntamiento y las subidas de precios que planean el Consorcio de Transportes y los taxis, por ejemplo, y te das cuenta de lo que les importan el tráfico y los accidentes: nada".

Se refiere, por un lado, a que a partir de ahora no se perderán puntos del carnet por aparcar o estacionar en el carrilbus, o estacionar en curvas, cambios de rasante, túneles, pasos inferiores, intersecciones o cualquier otro lugar peligroso que constituya un riesgo a la circulación y a los peatones; o por circular en motocicletas y ciclomotores con menores de 12 años; o por no llevar el alumbrado reglamentario; o por conducir de forma negligente, creando un riesgo cierto y relevante para los otros usuarios de la vía... Pero en todos esos casos la multa económica se mantendrá igual que hasta ahora. Además, también desaparecen las suspensiones temporales del permiso, con lo cual los desasfaltados podrán regresar a las calles y volver a ser multados: la justicia retrocede, pero el dinero no. Y, por añadidura, como hace falta dinero rápido, llegan las rebajas, se reducirá un 50% del precio de la multa a los que la paguen pronto, y se aceptarán tarjetas de crédito en la propia carretera. Es para morirse de risa.

Para completar el círculo, y a eso supuse que era a lo que se refería Juan Urbano en segundo término, el Consorcio Regional de Transportes, que controla el Gobierno autónomo, subirá en el año 2010 el billete sencillo de autobús y metro, el bono de 10 viajes y la tasa del viaje al aeropuerto, que cuesta dos euros, "mientras que en Roma", dicen según le echan aceite a la caja registradora, "ir a Fiumicino cuesta 11 euros y en Londres vale 18,4 ir a Heathrow y 18,86 ir a Gatwick".

De postre, los taxis también serán más caros el año que viene, porque van a subir la tarifa nocturna, que además se va aplicar a partir de las nueve, en lugar de a las diez; y los sábados se considerarán festivos a partir de las cinco de la tarde, es decir, que desde esa hora cada kilómetro pasará de costar 0,98 a 1,15 céntimos; y se cobrará un suplemento de casi tres euros a todos los clientes cuyo destino sea una estación de tren o autobús; y se subirá el que se aplica para recorridos fuera del término municipal de Madrid; y el que se añade en Nochebuena y Nochevieja (6,70 euros) se pondrá también la noche de Reyes. Vale, no es una invitación al transporte público, pero sí un castigo ejemplar: como la crisis ha hecho que haya menos viajeros, hay que poner boca abajo a los que no pueden ir andando y a ver qué les cae de los bolsillos. Si la novela de Hernán Rivera Letelier en lugar de pasar en la Pampa hubiera pasado en Madrid, la segunda frase habría sido: "Así que el Ayuntamiento y la Comunidad decidieron cobrar un impuesto por los zapatos y otro por las baldosas del suelo, y después hicieron chuletas al caballo y lo vendieron en la carnicería a precio de carne de buey".

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Por cierto, y ya que hablamos de comida, les recomiendo que después de la cena de Navidad se coman los huesos del cordero y los envoltorios de los polvorones, porque la tasa de basuras se va a poner por las nubes. Qué bien, ya llegan las fiestas.

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