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El futuro del sistema financiero

Feijóo confirma a PSdeG y Bloque que quiere una fusión de cajas

Un informe de la Xunta admite que se perderían al menos 1.200 empleos y 300 oficinas

Feijóo mete prisa mientras el futuro de las cajas se dirime en tres escenarios paralelos. El presidente de la Xunta pidió ayer por la mañana al Parlamento que habilite el mes de enero (habitualmente sin actividad) para agilizar una reforma de la Lei de Caixas que profundice en su "democratización" y aumente la capacidad de la Xunta para tutelar a las entidades financieras. Ya por la tarde, los tres partidos acordaron tramitar la modificación legal por la vía de urgencia, con lo que la nueva norma podrá ser aprobada a finales de diciembre o principios de enero. Esa es la vía legislativa que comenzará tan pronto como Pilar Rojo convoque a la Mesa del Parlamento.

Para zanjar cualquier duda, el presidente del Gobierno gallego dijo claramente a la oposición en la reunión a tres con los líderes de PSdeG y Bloque lo que el martes había contado a los directivos de las cajas: que la apuesta de su Gobierno es fusionar Caixa Galicia y Caixanova. En la conferencia de prensa posterior no fue tan explícito y habló sólo de garantizar "la solvencia y la galleguidad" de ambas.

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El BNG, según explicó su portavoz nacional, Guillerme Vázquez, tras el encuentro, coincide con la solución del presidente. Los socialistas gallegos, entretanto, plantearon como salida un Sistema Institucional de Protección (SIP), una alianza virtual que lleve a ambas cajas a unir sólo algunas áreas de negocio, al tiempo que les permite acudir a las ayudas del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Sería un paso previo a una futura fusión que de momento consideran improbable, dado el rechazo de Caixanova. No está claro que el Banco de España autorice esta fórmula a dos firmas de una misma comunidad. Al menos eso es lo que sostiene la Consellería de Facenda después de mantener distintos encuentros con el supervisor bancario.

Tal y como había prometido, Feijóo se presentó a la cita con el secretario general del PSdeG, Manuel Vázquez, y el portavoz nacional del BNG, Guillerme Vázquez, cargado de papeles. Se trata de informes técnicos que avalan la integración de Caixa Galicia y Caixanova. Según fuentes consultadas, el dictamen del Gobierno gallego establece que la unión de ambas conllevaría el cierre de al menos 300 oficinas y amortizaría más de 1.200 puestos de trabajo. Fuentes de Facenda recuerdan que ambas entidades cerrarán este año 100 sucursales y que la sangría de empleos en el actual contexto de crisis económica es inevitable con o sin fusión. En los próximos días los representantes de la oposición seguirán analizando la información sensible con técnicos de la consellería.

Ese segundo camino, el del poder ejecutivo, llevó a Feijóo a sentarse durante dos horas y media con Manuel Vázquez y Guillerme Vázquez en un encuentro en el que también participó durante algunos minutos la conselleira de Facenda, Marta Fernández Currás. Fue el presidente el encargado de relatar el contenido de la cita, que no dejó grandes titulares. La novedad estaba en la propia presencia de los tres líderes en la misma sala, sólo dos horas después de que exhibieran sus discrepancias en el Parlamento. Así que el presidente de defendió todo aquello que une a los tres y obvió las diferencias. Antes había dicho a sus invitados que no era día para enfrentamientos.

Salvo la apuesta explícita del nacionalista Guillerme Vázquez por la fusión, se ajustaron al guión de proponer un nuevo mapa caracterizado por la "galleguidad y solvencia". En ese marco cabe tanto la apuesta decidida de populares y nacionalistas por unir a las dos cajas, como la del PSdeG de ir a una fusión virtual. También coincidieron en la estrategia de elevar la presión a los directivos de las entidades financieras desde el Parlamento, con la nueva ley que finalmente se tramitará por la vía de urgencia.

Feijóo resumió los acuerdos con los líderes de la oposición en tres "consensos básicos": mantener el mandato del Parlamento para preservar "la galleguidad" de las entidades resultantes, negociar una nueva Ley de Cajas que pueda ser aprobada por unanimidad y, finalmente, esperar a que las cajas terminen sus trabajos técnicos para "valorarlos y posicionarse de forma conjunta". Esa nueva reunión de los tres líderes se producirá "24 horas después" de que las entidades financieras aborden una alternativa con Facenda, aunque esta vez Feijóo no insistió en plazos, como había hecho la víspera con los directivos.

La presión a los presidentes de las cajas no se detiene en la nueva ley. Feijóo apoyó en declaraciones sus advertencias. Lo hizo ya a primera hora, en respuesta a una pregunta parlamentaria del BNG, en la que esgrimió sus competencias para autorizar o vetar cualquier SIP que le propongan. Después, flanqueado por los líderes de PSdeG y BNG, insistió: "Las cajas tienen que tomar una decisión, no pueden permanecer inamovibles". Deben sumarse "a una estrategia de país". "El posicionamiento de las cajas debe ser pensando en Galicia, en la galleguidad y en la solvencia". Si es así, la Xunta apoyará su decisión, "pero si no, no la aceptará", amenazó.

Antes de verse las caras en un despacho del Parlamento, los tres partidos protagonizaron en el hemiciclo otro debate, el enésimo, monográfico sobre el futuro de las instituciones financieras de la comunidad. Se notó a medias que todos tenían que verse las caras un par de horas más tarde, ya sin cámaras ni micrófonos. Feijóo y Manuel Vázquez volvieron a enzarzarse desde sus escaños, esta vez a cuenta de lo que uno y otro habían hecho en el Gobierno para regular el sector. El presidente recriminó tanto al líder del PSdeG como al portavoz del Bloque, Carlos Aymerich, que el bipartito no hubiera hecho nada con las cajas, ni siquiera aprovechado su competencia para nombrar representantes en la comisión de control.

Desde las filas socialistas, su líder recriminó al presidente que hubiera dejado pasar tanto tiempo antes de citar a los agentes sociales y que ahora intente resolver el problema en los "minutos de descuento". El BNG, mientras, se felicitaba de que populares y socialistas hubieran apoyado su proposición de ley como punto de partida para modificar la normativa que regula las cajas. Por un momento, Feijóo llegó a amagar con tejer una pinza con los nacionalistas cuando subrayó que dos partidos están de acuerdo "y el otro tendrá que explicar su postura". Sólo al final se vislumbró un principio de acuerdo entre las tres fuerzas para agilizar una reforma legal que todos incluyeron en sus programas electorales.

La Xunta ha desplegado un tercer frente en el terreno social, encaminado a superar las resistencias de colectivos como las cámaras de comercio y algunas asociaciones de empresarioes que se han posicionado públicamente en contra de la fusión. Algunas de esas entidades, sobre todo en el sur de Galicia, empiezan a matizar sus posiciones maximalistas, empujadas por el empeño que el Gobierno gallego ha puesto en la integración de Caixanova y Caixa Galicia.

De izquerda a derecha, Manuel Vázquez, Feijóo y Guillerme Vázquez, tras la reunión de ayer en el Parlamento.
De izquerda a derecha, Manuel Vázquez, Feijóo y Guillerme Vázquez, tras la reunión de ayer en el Parlamento.ANXO IGLESIAS

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