Zapatero aceptó la exigencia del PNV de aplazar la transferencia de empleo
El acuerdo sobre los Presupuestos incluyó el retraso, ante el enfado del PSE-EE
El presidente Rodríguez Zapatero aceptó el pasado 15 de octubre, desde Israel y por teléfono, la exigencia del PNV de que la transferencia a Euskadi de las políticas activas de empleo no fuera efectiva hasta, al menos, el mes de septiembre de 2010, como una contrapartida más en la negociación de los Presupuestos del Estado. En las horas previas a firmarse el acuerdo entre PSOE y PNV en el Congreso sobre las cuentas, los nacionalistas arrancaron intencionadamente un compromiso que debilita de un lado la capacidad política del actual Gobierno vasco, y de otro cuestiona al lehendakari Patxi López, ya que fue quien anunció públicamente este primer traspaso de competencias de su mandato para el próximo 1 de enero.
El compromiso alcanzado demora a septiembre la llegada de la competencia
Los 'jeltzales' han avivado las críticas porque saben que López está indefenso
Esta concesión del PSOE, no divulgada, causó entonces una abierta indignación entre los socialistas vascos. Varios de sus dirigentes trasladaron a José Antonio Alonso, portavoz socialista en el Congreso, su malestar por este hecho, que abría una grieta en la credibilidad del Ejecutivo vasco. En las horas previas al límite de la negociación presupuestaria, la irritación creciente en el PSE-EE coincidió, además, con un clima de incertidumbre sobre si se aceptaba o no la exigencia del PNV, ya que se hacía imposible el contacto telefónico directo con Zapatero, que se encontraba de viaje oficial en Israel. Finalmente, el presidente del Gobierno aceptó la petición peneuvista de que se contemplara dentro de su acuerdo con el PSOE el aplazamiento del traspaso de las políticas activas de empleo, además del compromiso sobre el llamado blindaje del Concierto Económico y la devolución a Álava por el Estado de los 450 millones del IVA en disputa, que la Junta Arbitral atribuyó a la Diputación.
El órdago del PNV para forzar el retraso en la transferencia de empleo tiene una doble motivación política, según quienes siguieron las negociaciones de los Presupuestos. "No podíamos aparecer ante nuestros afiliados el 28 de diciembre [fecha de la posible votación de los Presupuestos en el Congreso] entregando el voto a los socialistas para que saquen adelante sus cuentas y que, cuatro días después, vieran a Patxi López pasear la consecución de una transferencia", señala un dirigente del PNV. Este análisis para consumo interno fue trasladado, al parecer, al propio portavoz socialista en el Congreso como razón fundamental para sostener la exigencia del aplazamiento del traspaso.
Al mismo tiempo, el PNV no se olvidaba de que Manuel Chaves, junto a Patxi López, se comprometieron el pasado 7 de septiembre a hacer efectiva el 1 de enero próximo la demorada transferencia. Ambos socialistas así lo decidieron en la primera reunión en doce años de la Comisión Bilateral de Cooperación entre ambas administraciones. En ella se acordó convocar, previsiblemente para octubre o principios de noviembre, la Comisión Mixta de Transferencias, en la que debía formalizarse el "acuerdo básico" alcanzado, en palabras de López, para traspasar a Euskadi las políticas activas de empleo que ahora ejecuta el Gobierno central a través del Servicio Público Estatal de Empleo, el antiguo Inem.
Con su maniobra, el PNV impide de entrada este triunfo negociador del PSE-EE en el Gobierno vasco, al tiempo que aviva las críticas que se vienen abriendo paso en los últimos días, a medida de que instala la impresión de que el retraso sobre los plazos anunciados es inevitable, aunque sea sólo por razones de calendario.
Al conocerse ahora que el Gobierno central está constreñido a aplazar el acuerdo sobre estas competencias, resulta más fácil de entender la razón por la que las voces mediáticas y políticas del PNV están aventando estos días la "incapacidad" de Patxi López para "cumplir con su palabra", así como su "debilidad" para negociar con el Gobierno central. A su vez, desde el PSOE se trata de recortar, en lo posible, el plazo de demora acordado con el PNV, al ser consciente del desgaste que este episodio puede suponer para su Gobierno en el País Vasco.
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