"Batasuna tiene tres años para decidir si convence a ETA o rompe"
Jesús Eguiguren (Aizarna, Guipúzcoa, 55 años) tuvo la oportunidad de conversar con el portavoz de la izquierda abertzale, Arnaldo Otegi, semanas antes de que éste fuera detenido y de que se abriera el debate en el seno de esa formación. Adelantó a Otegi que la izquierda abertzale no participará en las elecciones mientras no convenza a ETA de que deje las armas o se desmarque de la banda.
Pregunta. El PNV está convencido de que Interior ha detenido a Otegi porque le estorbaba en su política contra ETA.
Respuesta. Es más sencillo. Aunque creo que Otegi trataba de abrir un debate interno en Batasuna, la detención se produjo, siguiendo instrucciones judiciales, para impedir la reorganización de un partido ilegal.
"Le dije a Otegi que Zapatero podía llegar a ser más duro que Aznar"
"En el debate de Batasuna hay una estratagema para ir a las municipales"
"En la estrategia de ETA entra ceder a Batasuna un margen para ver qué logra"
"El pacto político sobre el fin de ETA tiene que liderarlo el 'lehendakari"
P. El PNV dice que Interior quiere impedir ese debate.
R. Es absurdo porque Batasuna hará el debate aunque encarcelen a alguno de sus dirigentes. Desde fuera hay muy poca capacidad para influir en Batasuna, que está en un debate en ebullición y es una organización muy colectiva. Además, creo que hasta puede ser un estímulo para el debate. Le pone ante la realidad.
P. ¿Habló con Otegi antes de su detención? ¿Qué decía?
R. Hablé durante las elecciones vascas. Su idea era que el PNV les había traicionado y por tanto no iban a contar con él. Y que el Gobierno no había cumplido y, por tanto, había que aglutinar a las fuerzas soberanistas y ser más fuertes para obligarle a negociar. Le contesté que esa estrategia era equivocada porque iba a gobernar el PSE y la bandera del nacionalismo la iba a capitalizar el PNV en la oposición. Por lo que Batasuna sería incapaz de aglutinar al soberanismo, sin el PNV, y de obligar al Gobierno a negociar. Le dije que no conocía a Zapatero. Lo mismo que se había involucrado en el final dialogado, al sentirse traicionado sería el mismo que retiró las tropas de Irak. No anda con medidas tintas. Puede apostar por un proyecto a fondo y ser más duro que Aznar.
P. ¿Le quiso decir que era imposible retomar el diálogo tal y como estaba hace dos años cuando ETA rompió la tregua?
R. No es posible romper el diálogo, matar y volver a negociar. Durante el proceso, el presidente del Parlamento irlandés, antiguo militante del IRA, les dijo [a Batasuna] que había aprendido de su historia que uno sólo se levanta de una mesa de negociación si puede regresar con más fuerza. Se lo recordé a Otegi. Y que una vez formado el nuevo Gobierno vasco tenían que espabilar, mirar al futuro y no pensar en retomar el proceso. La historia demuestra que cuando fracasa un proceso cambia todo porque impacta en la opinión y en los partidos. En Euskadi nadie pide que se repita el proceso. La gente dice que pare ETA y luego hablamos.
P. ¿Ve algo nuevo en la propuesta que la izquierda abertzale presentó la pasada semana?
R. No me atrevería a decir que no hay nada nuevo. Supongo que es un paso de gigante, aunque nosotros no lo veamos. Les veo en debates de hace veinte años.
P. ¿Son nuevos los principios de Mitchell, que plantean desarme y proceso sin violencia?
R. Es lo que hicimos en las conversaciones de Loiola y, además, con tregua de ETA. Es un intento de diálogo entre partidos que acuerdan que nadie puede usar la violencia ni presionar. Pero la amenaza de una ETA presente lo invalida. ¿Que pueda servir para abrir el debate del cuestionamiento de la violencia en Batasuna? Sí. Pero la clave del debate es quién le pone el cascabel al gato, que es aceptar que ETA tiene que dejar las armas. Pero a esa discusión aún no han llegado. Empiezan a hacerlo porque todos los debates son cómo consiguen hacer política sin ETA. Por eso no me atrevo a descalificarlo del todo. En este debate hay mucho de estratagema porque tienen la angustia de su temor a desaparecer si no se presentan a las elecciones. Después de que el Tribunal de Estrasburgo avalase su ilegalización, lo que plantean me parece una apuesta inútil porque se olvidan de lo principal: el fin de ETA.
P. Dicen que si su plan cuaja pueden arrastrar a ETA.
R. Su plan estaba pensado con el PNV en el Gobierno y toda la oposición eran ellos con un proyecto soberanista que arrastrara a ETA. Pero no hay materia para un polo soberanista fuerte. Nadie quiere hipotecar su futuro aliándose con ellos si ETA no para. El polo soberanista es el PNV.
P. ¿Qué va a hacer ETA?
R. En la estrategia de ETA entra ceder a Batasuna un margen para ver qué logra. ETA esperará. Está débil y no está para grandes aventuras. Puede ofrecer treguas tácitas [no atenta desde el 9 de agosto], pero en cualquier momento puede intervenir con la excusa de que el Gobierno rechaza el plan de Batasuna.
P. La izquierda abertzale dice que es autónoma de ETA.
R. Esos dos mundos no se han separado. No están por condenar a ETA y por propia necesidad tienen que tener en cuenta la estrategia de ETA.
P. ¿Puede llegar Batasuna hasta romper con ETA si ésta se opone a sus planes políticos?
R. Batasuna está en ebullición. Intuye el desastre. Su debate está anticuado y cuando se de cuenta, lo acelerará. El debate actual no es de ruptura, pero creo que en esta legislatura vasca llegará al punto de que ETA pare o rompa.
P. ¿Por qué?
R. Todo ha cambiado. La sociedad, los partidos. Antes pensábamos que el final de ETA sería dialogado. Ahora nadie quiere un diálogo para que acabe ETA sino al revés. Tiene una enorme presión de los partidos y los tribunales. Si no logran presentarse a las municipales, que es lo más probable, las autonómicas de 2013 son su última oportunidad. Si les falla todo tendrán que decidir entre convencer a ETA o romper con ella. A esa conclusión se van a ver forzados en estos tres años.
P. ¿Qué le parece el papel de los asesores internacionales de Batasuna como Brian Currin o los apoyos del IRA y Congreso Nacional Africano?
R. Hay momentos en la vida en que nadie te puede ayudar. El futuro de Batasuna depende de una decisión propia, de que logre el fin de la violencia. Poco les pueden ayudar sus asesores, cuya experiencia, como el apartheid o Irlanda del Norte, poco tiene que ver con la nuestra.
P. ¿Si ETA plantea una tregua en este proceso de Batasuna?
R. Si deja de hacer atentados, mejor para todos. Pero ya no es lo mismo. Antes las treguas eran la puerta para encontrar una solución dialogada. Ahora sólo vale el diálogo si dejan las armas.
P. El ministro Rubalcaba y Rodolfo Ares, consejero de Interior, son partidarios de un texto que comprometa a los partidos para abordar la fase terminal de ETA.
R. Hay un acuerdo implícito entre los principales partidos sobre qué hay que hacer: exigir a ETA que primero termine y luego se buscarán salidas a asuntos como los presos. Pero el tema está inmaduro porque se puede abrir el debate sobre la Ley de Partidos que el PNV rechaza. Pero puede suceder que la efervescencia del debate en Batasuna y la actitud de ETA obliguen a ese acuerdo. Los pactos sobre el terrorismo siempre se han hecho forzados por las situaciones. No lo excluyo, pero aún no lo veo.
P. ¿Quién lo lideraría?
R. Tiene que salir de los partidos vascos y ser liderado por el lehendakari. El pacto sobre el fin de ETA tendría que tener una vestimenta política e histórica.
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