La bici pública se hace hueco en la calle
26 municipios apuestan por el servicio de préstamo, al que Valencia llega con retraso
A Tania, de 26 años, le da todavía un poco de vergüenza cada vez que usa el servicio gratuito de préstamo de bicicletas que se ha implantado hace escasamente dos semanas en los municipios de Aldaia, Alaquàs, Quart de Poblet y Xirivella a instancias de la Mancomunitat de l'Horta Sud. "Como es tan nuevo, todos me miran cuando me acerco a la bancada donde están aparcadas las bicis. Supongo que con el tiempo lo verán como algo normal", comenta. En unas pocas pedaladas recorre todos los días las cinco o seis calles que separan Aldaia, donde vive, de Alaquàs, localidad en la que trabaja.
No es la única que usa este servicio bastante desconocido para el gran público. La Agencia Valenciana de la Energía (Aven) de la Generalitat subvencionará este año la implantación del sistema en 16 municipios valencianos: además de los cuatro citados también están o estarán en Vinaròs, Vila-real, Paterna, Torrent, Paiporta, Burjassot, Sant Joan d'Alacant, Ibi, Benidorm, Elche, Novelda o Alicante. En total, las poblaciones con servicio de bicis público serán 26.
La bici se gestiona con una tarjeta y se puede usar de dos a tres horas seguidas
Los colectivos piden más carril bici y medidas que pacifiquen el tráfico
La agencia subvenciona con un máximo de 300.000 euros cada proyecto y corre con los gastos de mantenimiento del primer año. A cambio el servicio debe ser gratuito y prolongarse un mínimo de tres años. Al usuario sólo se le exige una fianza de entre 5 y 10 euros anuales y una tarjeta con la que gestiona el uso de la bicicleta, que sólo puede utilizarse dos o tres horas seguidas para facilitar su rotación.
En estas primeras semanas de experiencia, Maria Pilar, empleada de Movus.es, empresa que gestiona el servicio Horta Sud en bici, es bombardeada a preguntas por los usuarios curiosos que se acercan hasta el punto de información. "Hay alguno que ha venido con una lista de preguntas escrita y todo", asegura. "¿Dónde dejo la bici si llego y no hay sitio en la bancada [donde están ancladas]? O, si pincho en el trayecto, ¿qué hago?". María Pilar intenta resolver las dudas y la mayoría se lleva el impreso de alta a casa para rellenarlo. "La mayoría busca la bici para desplazarse al trabajo, hacer algo de deporte o pasear con los amigos", resume María Pilar.
Este año se dedicarán 2,6 millones de euros a un proyecto que exige la implicación de los ayuntamientos si se quiere que funcione y que implica toda una serie de medidas adicionales, por ejemplo, la habilitación de carriles bici o carriles de circulación preferente para las dos ruedas. El año pasado ya se puso en marcha en la Mancomunitat de la Ribera -Algemesí, Alzira, Carcaixent, Carlet y Benimodo- y en El Campello. Y son pioneras, con dos años de experiencia a sus espaldas, Castellón, Sant Vicent del Raspeig y Catarroja. La experiencia fallida ha sido Dénia y en Valencia la experiencia, que no entrará en funcionamiento hasta mediados de 2010, será explotada por una empresa privada.
Han pasado siete meses desde que la Ribera apostó el pasado mes de abril por este servicio y a pesar de los siete meses transcurridos y de que el número de usuarios registrados asciende a 2.000, la alternativa todavía está despegando. "El balance es positivo, pero el sistema todavía se está estableciendo. Poco a poco", afirma la presidenta de la Mancomunitat, Rosa Sebastià. El sistema utilizado en la Ribera es similar al de l'Horta. A través de una subvención inicial de 200.000 euros, la Mancomunitat ha distribuido bicicletas a través de estas cinco poblaciones. Además, y a diferencia de lo que sucede en las grandes capitales como Barcelona o Sevilla, los usuarios pueden coger la bici en una localidad y dejarla en otra.
Aunque siete meses pueden parecer muchos, Sebastià explica que no son suficientes para que los ciudadanos se habitúen a ver este nuevo mobiliario urbano en las calles de la ciudad. Esto es lo que, según la presidenta, provoca los actos vandálicos. Ejemplo de ello es lo que sucedió en Alzira el pasado mes de agosto. De la totalidad de bicicletas que había amarradas en las estaciones de préstamo, el 70% desapareció. "Continúa el vandalismo, pero va disminuyendo a medida que el sistema se utiliza", dice Sebastià.
Las medidas que la agrupación de comarcas está llevando a cabo para reducir los destrozos o robos comienzan por el tipo de bicicletas elegidas: básicas, sin un gran atractivo y económicas (cada una cuesta 83 euros). La Mancomunitat baraja incluso colocar cámaras de seguridad en los puntos más conflictivos e incluso cambiar los anclajes. "Sí que se ve movimiento, pero constantemente hay bicis rotas o dobladas", confirma uno de los trabajadores de RENFE en Algemesí, donde hay una de las bases.
Paco Julve, de Movus.es, confirma que se producen desperfectos en algunas unidades, pero, de momento, no se puede hablar de robos. "Antes arrancas la bancada [donde están sujetas] que te llevas la bici. Alguna si ha amanecido sin sillín o con algún otro desperfecto, pero poco más", asegura.
En Sant Vicent del Raspeig, localidad veterana, la empresa que explota el servicio gratuito está empezando a plantearse introducir publicidad para hacer frente a los gastos. El consistorio invierte al año 40.000 euros en el servicio que empezó con cuatro bases y ahora cuenta con seis.
Capitales españolas que sí cuentan con este servicio público de alquiler son Sevilla y Barcelona. En la primera de ellas, con una red de más de 100 kilómetros de carril bici y una inversión cercana a los 14 millones de euros, los ciudadanos ya utilizan las bicicletas como un transporte más. "Normalmente no hay problemas, y hay personal técnico arreglando las que se van estropeando", declara Ángeles, usuaria de Sevici. En Barcelona, donde se instauró el Bicing en 2007 sólo para residentes, son tantos los usuarios (70.000), que constantemente hay bicis averiadas o estaciones vacías. "Me encanta que haya Bicing en Barcelona, pero el sistema es exasperante", explica Bertran, un usuario.
Y ¿qué opinan los colectivos pro bici? Alacant en Bici ve el servicio positivo y reconoce que muchos ayuntamientos se están animando a implantarlo. Pero también hay pegas. La portavoz del colectivo, Carmina Gisbert, añade que hay ayuntamientos que no dan con claridad la información precisa en los puntos de recogida, lo que confunde al posible usuario y lo espanta. Tampoco es bueno que las empresas que gestionan el servicio sean distintas en cada municipio. Y, desde luego, deja claro que el servicio debe acompañarse de otras medidas complementarias, como aparcabicis, itinerarios o más carril bici. Por último, son precisas medidas que pacifiquen el tráfico para que los ciclistas no se jueguen la vida.
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