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Reportaje:Undécima jornada de Liga

El central introvertido

Llegado al Madrid como última opción, Garay convence a los técnicos por su soltura y seguridad

Eleonora Giovio

Era 1999 y Orlando Gallego, responsable de las categorías inferiores del Newell's Old Boys, daba la bienvenida a un chiquillo tímido y humilde. A pesar de que tuviera tan sólo 13 años destacaba por su estatura. Se despedía del Santa Teresita, uno de los equipos del barrio argentino de Rosario, donde había jugado de delantero e ingresaba en la cantera por la que también pasaron Jorge Valdano y Leo Messi. "Era un pibe de perfil bajo y muy humilde. El primer día vino y me dijo: 'Tengo que ayudar a mis padres, los tengo que sacar adelante", recuerda Gallego por teléfono desde su casa al otro lado del océano. La madre, Miriam, era ama de casa; el padre, Gregorio, repartía productos lácteos en Rosario. Y el pibe de perfil bajo, introvertido y muy poco hablador, como coinciden todos sus técnicos, era Ezequiel Garay. Ahora tiene 23 años y el Madrid pagó por él al Racing 10 millones de euros. Los pagó Ramón Calderón en 2008 y tras un año cedido en el conjunto cántabro, El Negro, como le apodan, llegó a Valdebebas este verano.

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"Empezó como delantero. Era muy alto para su edad, no tenía mucha fuerza y no era muy hábil con las piernas pero saltaba y cabeceaba bien. Siempre les decía a sus compañeros 'pasádmela a mí que la enchufo de cabeza'. Mi hermano Américo le hizo debutar en el primer equipo con 17 años, pero ya de central. Y cuando yo le volví a ver años después dije: '¡Lo que ha mejorado el pibe ese!", cuenta Gallego. Garay llegó en julio a Chamartín como cuarto central, tras Pepe, Albiol y Metzelder. Y casi quinto si se cuenta a Sergio Ramos. Era el que más papeletas tenía para marcharse cedido de nuevo. En la dirección deportiva le dieron una oportunidad. Viajó a Mainooth, Irlanda, para ver si en diez días de pretemporada conseguía convencer a Manuel Pellegrini. "Estábamos un poco a la espera de ver cómo reaccionaba a la presión y a los desafíos de un grande como el Madrid. Nos ha sorprendido la soltura con la que se mueve en el campo, y más teniendo en cuenta la edad y que viniera de un equipo modesto. En ningún momento se le ha visto dudar ni transmitir inseguridad. Y eso es básico para un central", explica Miguel Pardeza. Aún más si se tiene en cuenta que Garay no ha tenido continuidad. Sólo ha disputado cuatro partidos. Entre otras cosas porque quitarle la titularidad a Pepe y Albiol es casi una misión imposible.

"Ha cumplido con muy buena nota cuando ha jugado. Y no es fácil cuando no tienes continuidad y menos en una defensa y en un club como el Madrid y en un estadio como el Bernabéu. Maneja muy bien las pautas tácticas, técnicamente está muy buen dotado, es contundente en el juego aéreo y ha resuelto todos los aspectos conflictivos a los que se ha enfrentado en la cancha", prosigue Pardeza. Tanto que hoy Pellegrini, con la baja por sanción de Ramos y Albiol entre algodones por una artritis en la rodilla, quiere seguir apostando por el argentino. "Está pasando un muy buen momento de forma", comentó ayer el entrenador chileno.

Marcelino, que entrenó a Garay en la temporada 2007-08, asegura que la timidez del argentino le frena a la hora de mejorar. "Tiene una capacidad y un potencial muchísimo más grande de lo que ha demostrado hasta ahora. Su carácter tan introvertido es lo que hace más lento el proceso de mejora", analiza el ahora técnico del Zaragoza.

Manolo Preciado fue quien le acogió cuando, con 18 años, llegó a Santander. "Llevábamos tiempo siguiéndole. Buscábamos a un joven con un físico importante. Y él cumplía. Era además muy bueno en el juego aéreo y con un gran desplazamiento en largo del balón. Tiene una óptima salida de balón y un buen pase con la pierna derecha que todavía no ha explotado. Cuando lo consiga será indiscutible", comenta Preciado quien recuerda que en el Racing no se separaba de Vitolo, ahora en el PAOK de Salónica. "Ezequiel siempre ha sido muy suyo, pero esa timidez la deja fuera del campo, dentro tiene una gran personalidad. Tanto que si le conoces fuera, tan educado, tan poco hablador pues te sorprende ver lo duro y lo aguerrido que es en el centro de la defensa", comenta Vitolo por teléfono. "Ha mejorado en velocidad porque es un gran trabajador. Pero es el clásico jugador que necesita continuidad y sentir confianza", añade. En el Madrid parece que están dispuestos a concedérsela.

Garay controla el balón durante un partido en el Bernabéu.
Garay controla el balón durante un partido en el Bernabéu.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Eleonora Giovio
Es redactora de sociedad especializada en abusos e igualdad. En su paso por la sección de deportes ha cubierto, entre otras cosas, dos Juegos Olímpicos. Ha desarrollado toda su carrera en EL PAÍS; ha sido colaboradora de Onda Cero y TVE. Licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Bolonia y Máster de EL PAÍS.

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