El Puerta del Mar de Cádiz activa un plan que restringe las visitas

Las fiestas por nacimiento son las más concurridas. Hay flores, bombones, juguetes. Media familia y un cuarto de plantilla de compañeros de trabajo se acumulan en la habitación. Lo confirman las enfermeras del Hospital Puerta del Mar de Cádiz. Las alegrías tienen mayor poder de convocatoria que las penas aunque, en realidad, hace años que no se pone ningún límite de entrada en el centro sanitario gaditano. Hasta hoy. La dirección, de acuerdo con varias asociaciones ciudadanas, pone en marcha un plan por el que se restringen las visitas de forma considerable y se imponen normas para conseguir un hospital "íntimo y confortable".

Hace 15 años que el Puerta del Mar desterró su férreo y obsoleto sistema de pases. Lo que vino después fue el libre acceso. Pero esta oportunidad derivó en numerosos problemas. El nulo control ha perjudicado la atención al paciente, según reconocen sus propios responsables. Su actual directora, Dolores Alguacil, se marcó como reto cambiar este sistema y, aunque ha costado, finalmente, ayer pudo presentar el plan definitivo. No lo hizo sola. Quiso acompañarse de los sindicatos y las asociaciones de vecinos y consumidores que también han colaborado en su redacción.

Un solo acompañante

Cada paciente tendrá el derecho a elegir un acompañante permanente. Será la única persona que podrá estar con él o ella las 24 horas del día en la habitación. El resto de visitantes sólo podrá entrar dentro del centro sanitario en el horario marcado en el nuevo plan: de lunes a viernes, de 16.00 a 20.00; y los fines de semana y festivos, también por la mañana de 11.00 a 13.00. Cada enfermo tendrá dos tarjetas para sus acompañantes visitantes. Será el máximo número que se permitirá en cada habitación y, con todo, será bajo permiso médico. Los demás deberán esperar en la sala de espera de la planta baja. Las nuevas normas recomiendan que no entren niños menores de 12 años y prohíben la entrada de comida y bebida del exterior.

El nuevo plan no contempla la contratación de más seguridad privada ni el establecimiento de multas. Los profesionales sanitarios han sido formados en el contenido del programa para velar por su cumplimiento aunque todas las partes firmantes en el documento abogan por la "buena fe" de los usuarios.