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Reportaje:

Nacen las líneas de barrio

El Ayuntamiento proyecta 30 nuevos trayectos de autobuses urbanos, que servirán para conectar entre sí los distritos sin tener que pasar por el centro

Pilar Álvarez

La distancia más corta entre dos puntos es la línea recta. La máxima es simple, pero no siempre se emplea. Por ejemplo, un vecino que quiera desplazarse del barrio de Montecarmelo hasta Sanchinarro en un autobús urbano tiene que tomar primero una línea hasta la plaza de Castilla y volver a subir en una V que le hace perder tiempo y dinero. La Empresa Municipal de Transportes (EMT) ha puesto en marcha un plan, que acaba en 2011, para conectar barrios y distritos sin pasar por el centro, aplicando la máxima de la línea recta. Son una treintena de recorridos que permitirán a los madrileños hacer los viajes más cercanos sin dar rodeos.

Algunas de esas líneas ya están en marcha. Hace dos semanas comenzaron a circular los autobuses de la nueva línea 156 (Manuel Becerra-Legazpi). "Lo mejor es que es un camino recto, como el que tú harías con tu coche", explicaba de forma gráfica en uno de los primeros recorridos un conductor de la 156.

"Es una buena idea, pero se debería haber hecho antes", dice un portavoz de CC OO

La nueva red abarcará toda la ciudad, formando casi una circunferencia al sumar los trazados de las diferentes líneas (ver gráfico). El proyecto afecta a todos los distritos madrileños excepto Moncloa, que está ocupado casi en su totalidad por la Casa de Campo.

La primera línea transversal del plan, que el Grupo Popular municipal incluyó en su programa electoral de los comicios de 2007, se puso en marcha en septiembre de 2008. Es la línea 62, que va de Legazpi a Príncipe Pío conectando entre sí todo el distrito de Arganzuela. Queda otra treintena de actuaciones que cubrirá desplazamientos para los que no se puede utilizar el metro, concebido de manera radial. El Ayuntamiento, con el visto bueno del Consorcio Regional de Transportes, modificará líneas y creará otras nuevas para conectar los distritos de la almendra central y también los que quedan fuera de la M-30, donde se concentran la mayoría de actuaciones.

En el interior de la circunvalación, donde el Ayuntamiento había previsto cuatro líneas, sólo falta por poner en marcha la que conectará desde principios de 2010 la avenida de América con la plaza de Castilla. En el exterior de la M-30 habrá líneas que ampliarán su recorrido (como la 247, que crecerá hasta Aluche) y otras totalmente nuevas, como la prevista entre las zonas de El Pozo y Puerta de Arganda o entre Montecarmelo y Sanchinarro.

Todos los nuevos recorridos están ya dibujados en trazo grueso, se ha definido cómo conectar los distritos y barrios pero sin fecha concreta ni itinerario cerrado. Entre otros motivos, explican desde la EMT, porque su puesta en marcha depende de la finalización de otras infraestructuras, como la construcción de áreas intermodales, grandes paradas en las que confluyen varios modelos de transporte público. El Ayuntamiento ha anunciado que construirá 10 en los próximos meses sin especificar dónde.

Las líneas de barrio son una vieja reivindicación vecinal. "Siempre hemos pedido mejores conexiones para llegar al hospital que te corresponde por zona, al ambulatorio o a la junta de distrito", explica María Carmen Lostal, portavoz de Transportes de la Federación Regional de Asociaciones de Vecinos de Madrid (FRAVM). "No puede ser que necesites tres autobuses para un recorrido en el que tardas cinco minutos en coche, y además no todo el mundo quiere ir en metro", añade.

El Consorcio Regional de Transportes se ha propuesto "facilitar que cualquier vecino de Madrid llegue a su hospital en autobús con un máximo de un transbordo", explica el gerente, José Manuel Pradillo. La malla de líneas transversales, a juicio de CC OO, sólo tiene una pega: llega un poco tarde. "La Comunidad se ha centrado en ampliar el metro durante tres legislaturas y le ha dedicado poca atención a la red de autobuses. La idea es buena, pero se tenía que haber abordado antes", valora Daniel López, técnico de Transportes del sindicato.

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Sobre la firma

Pilar Álvarez
Es jefa de Última Hora de EL PAÍS. Ha sido la primera corresponsal de género del periódico. Está especializada en temas sociales y ha desarrollado la mayor parte de su carrera en este diario. Antes trabajó en Efe, Cadena Ser, Onda Cero y el diario La Opinión. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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