Objetivo: adelgazar la administración paralela

Los llamados chiringuitos, sociedades públicas, fundaciones y entes que forman la "administración paralela", son algo así como las operaciones fuera de balance en una multinacional: están pero poco se sabe de ellas. En algunos casos los sueldos de sus altos cargos superan con mucho las retribuciones de los máximos representantes políticos de la Administración, algo que ha sido reconocido por la propia Xunta como una "herencia" un tanto pesada.

El proyecto de Presupuestos de 2010 incluye por primera vez a 47 nuevas entidades que se sufragan con dinero público y que por fin someterán los 137 millones que manejan al control del Parlamento gallego. Y una estrategia de algunas comunidades del PP para ajustarse el cinturón será precisamente la de eliminar estas empresas que, paradójicamente, en muchos casos fueron creadas por gobiernos populares. Valencia ya ha anunciado que suprimirá nueve fundaciones que actualmente están en vigor y seis de sus empresas públicas se fusionarán o serán absorbidas por otras. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, se ha dado hasta diciembre para estudiar cuáles caerán en Galicia, aunque ha dejado la puerta abierta a la creación de otras.

Facenda quiere con ello cumplir el objetivo de estabilidad en la senda de las cuentas del bipartito. Las últimas respetan el techo máximo del 0,75% de déficit, por lo que Galicia no tendrá que presentar ningún plan de reequilibrio financiero, al contrario que diez comunidades autónomas.