Iberia, fusión y problemas con el 'leasing'

Ha sido sintomático que el acuerdo de fusión de Iberia y British Airways se haya alcanzado una vez que se ha despejado el futuro de la presidencia de Caja Madrid, principal accionista de la compañía aérea española. Tanto Miguel Blesa, actual presidente de la caja y vicepresidente de Iberia, como Antonio Vázquez, presidente de la aerolínea nombrado por la entidad, han apretado el acelerador y convencido a sus interlocutores, encabezados por William Walsh, para dar carpetazo cuanto antes.

El acuerdo se cierra sin resolver el problema del fondo de pensiones de la firma británica. Esta circunstancia dilataba sine die el pacto y la amenaza de una ruptura definitiva si no había acuerdo antes de Navidad era real, después de casi dos años de negociaciones. Nadie -y sobre todo, Blesa- quería fracasar. Al final, Vázquez, que será el presidente de la nueva compañía, ha cumplido el mandato para el que fue contratado casi por sorpresa antes del verano.

Las aerolíneas se enfrentan a Hacienda por la retención en el alquiler de aviones

Y Rodrigo Rato tendrá un problema menos que atender cuando acceda a la presidencia de la caja (como pronto en enero). El ex vicepresidente del Gobierno, de hecho, había pedido información con pelos y señales. Cuenta con su amigo y ex colaborador en el PP y en el Gobierno (fue su primer secretario de Estado de Comercio), José Manuel Fernández Norniella, consejero de la compañía precisamente colocado por el Gobierno del PP antes de la privatización y con mucha ascendencia sobre los dos anteriores presidentes, Xabier Irala y Fernando Conte, ex compañeros de ABB. Ya se verá si sigue en el nuevo consejo.

Mientras los responsables de Iberia y British despejaban los postreros obstáculos y se repartían competencias, en el sector crecía un calentamiento con el Gobierno como consecuencia de la retención fiscal sobre el leasing de aviones exigida para vuelos nacionales.

El asunto estalló tras una inspección rutinaria a Iberia el pasado junio (posteriormente también en Air Nostrum). La aplicación de la norma implica un fuerte impacto económico en un sector que no está precisamente para alegrías. Según sus cálculos, supondría unos pagos de 30 millones de euros, de los que a Iberia le corresponderían 12 (un 40%), repartiéndose el resto entre Air Nostrum, Air Europa, Spanair, Vueling, Iberworld, Air Comet y otras compañías regionales. El aumento del alquiler se elevaría más de un 20%, con un incremento total de la factura cercano al 4%.

Ante esta situación, la Asociación de Compañías Españolas de Transporte Aéreo (Aceta), que desde octubre preside Manuel López Colmenarejo (director general adjunto de Iberia), ha removido Roma con Santiago y ha logrado que CiU presente una enmienda a los Presupuestos Generales. El objeto de la misma, según las compañías, "es corregir la situación de discriminación que una muy reciente interpretación de dicha norma por parte de la Agencia Tributaria, cambiando el criterio hasta ahora existente y mantenido por ella misma, provoca a las compañías españolas, respecto a sus competidoras europeas".

Las compañías subrayan que supone un agravio comparativo con otras extranjeras que compitan en el mercado español, como Ryanair, EasyJet o Air Berlin, que no pagan esa tributación en sus países. Si no se cambia, dejan caer la velada amenaza de suspender o reducir rutas internas, principalmente las que van a las islas.

La enmienda no pudo tramitarse en el Congreso y se teme que no pueda hacerse en el Senado si la Ley de Presupuestos es vetada por mayoría. La única esperanza radica en su vuelta al Congreso, donde tampoco es seguro que se pueda modificar si el grupo socialista no mueve ficha.

El Gobierno en este asunto se ha encontrado con una patata caliente en un sector en el que suelen aparecer conflictos con frecuencia, pero probablemente no en el segmento que esperaba. Las compañías aéreas han pedido apoyo a los ministros de Fomento, José Blanco; Turismo, Miguel Sebastián, y Hacienda, la vicepresidenta segunda Elena Salgado, que han sido receptivos a sus quejas, según ellas mismas.