Alfoz recupera a sus muertos
El municipio lucense homenajea a 26 vecinos caídos contra los franceses en 1809
En San Pedro y Adelán, dos de las parroquias más pobladas del municipio lucense de Alfoz, la Guerra de Independencia mató, en sólo dos días, a 26 personas. Sus nombres, rescatados de los libros de difuntos del Arquivo Diocesano de Mondoñedo, permanecieron ocultos hasta hace tres años, cuando el historiador Juan Manuel Osuna Rey los rescató para su tesis doctoral sobre la guerra contra los franceses en Galicia.
Doscientos años después y ya con nombre y apellido, Alfoz les rindió un homenaje. Fue hace pocos días, y la idea surgió de la asociación Mundo Galea y el Ayuntamiento de Alfoz y la Fundación Comarcal de A Mariña Central. No ha sido difícil rehacer el puzle de parentescos en un municipio que en la actualidad apenas alcanza los 2.000 habitantes, y eso que la guerra ni se menciona en los archivos eclesiásticos. Tampoco el motivo de las muertes. Pero las cifras hablan por sí solas. "En una parroquia como Adelán podían morir al año 4 ó 5 personas, no es normal que un sólo día fallezcan 17", explica el historiador Juan Ramón Fernández Pacios, experto en el paso de las tropas de Napoleón en el municipio. "Probablemente el párroco no hizo referencia a muertes violentas por temor a represalias", aventura Fernández Pacios. Sí consta que fallecieron sin recibir los Santos Sacramentos, algo que sólo ocurría en caso de accidente o muerte violenta. O porque los encontraron ya sin vida.
Fue fácil dar con parientes en un municipio de apenas 2.000 habitantes
En la parroquia de Adelán murieron 17 personas en un solo día
Los 26 muertos de Alfoz -cinco mujeres y 21 hombres- cayeron pocas semanas después de que las tropas francesas dirigidas por François Fournier entrasen en las localidades de Ribadeo, Mondoñedo y Viveiro (Lugo). En esta última los invasores fueron especialmente crueles. En la parroquia de Chavín (Viveiro, 21 habitantes) muere un hombre al que los franceses encuentran escondido tras una silveira (zarzamora). El criado del capellán de A Misericordia (Ourense, Pobra de Trives) es arrojado vivo al mar. "Tras la retirada de las tropas se sepultan los cadáveres esparcidos por los campos", explica Fernández Pacios. "En Viveiro se hicieron cosas terribles", asegura.
Alfoz sufre las consecuencias de estar a medio camino de las villas más apetecibles de la comarca, Viveiro y Mondoñedo. La resistencia generada por la invasión motiva el nacimiento de milicias locales, que en muchos casos carecían de recursos suficientes. "En Viveiro se recogieron 90 fusiles, de los que más de la mitad estaban estropeadas", explica el historiador. Sólo ocho soldados defendían Mondoñedo, que cae, sin oponer resistencia, el 25 de enero de 1809. A Mondoñedo se dirigían precisamente las tropas napoleónicas después de haber ocupado Ribadeo, cuando sufren el ataque de los vecinos en Ponte de Arante, a los que encabezaba el alcalde Melchor Díaz de la Rocha. Todavía hoy, los vecinos de esta parroquia de Ribadeo celebran cada año una victoria que dio alas a las localidades circundantes y echó más vecinos al monte.
Entre ellos estaban los de Alfoz. De las palabras de Manuel Valín, presidente de la Fundación Comarcal da Mariña Central y también historiador, se deduce que la victoria fue más por suerte que por la buena organización de los paisanos. "En realidad, a los franceses los pillaron desprevenidos", explica. Sea como sea, el efímero triunfo de Arante envalentonó a los campesinos de Alfoz, que se encontraron con los franceses en el Monte da Camba, en la parroquia mindoniense de Vilamor. "Las acciones en la zona de Mondoñedo están muy poco estudiadas", reconoce Fernández Pacios. Pese a la escasez de datos, parece claro que el encuentro fue muy desigual. "Aquella gente no había disparado un fusil en su vida", sentencia. También para Valín la lucha fue a la desesperada. "Los franceses entraron saqueando y violando a las mujeres, los paisanos simplemente intentaron defenderse". Pese a la resistencia, Viveiro es tomado y saqueado durante tres días. En Mondoñedo, los franceses se alojan en el Monasterio de Santa Catalina y llevan a sus heridos al Hospital de San Pablo.
Doscientos años son muchos y en Alfoz hubo que tirar de los apellidos para encontrar relaciones de parentesco con los actuales vecinos. En algunos casos se encontraron descendientes que irán al acto de homenaje no como simples vecinos sino como parientes. "El Ayuntamiento publicó la lista de los muertos en el bando por si al verlo alguien localizaba a un familiar", explica Valín. "En parroquias tan pequeñas es muy fácil atar cabos". Más difícil es valorar lo que ocurrió después. El pueblo se organiza en milicias para mantener el orden, pero ciertas licencias que se toman merman su labor: el encargado de la alarma de Viveiro delega en su ayudante de Chavín porque él quiere salir "a tomar los aires de la montaña", indispensables para su salud.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.