Un barrio multicultural
En el Manuel Masdías se cuentan media docena de nacionalidades con niños de Hungría, China, Perú, Chile, Uruguay y el Sáhara. El colegio es un reflejo del propio barrio de Caranza. Heterogéneo y populoso, es una insólita acumulación de pequeños rascacielos de hormigón al borde de la ría. Fue uno de los barrios más conflictivos de Galicia. Tiene una tasa de población gitana muy elevada y un movimiento vecinal dinámico y comprometido que luchó contra las drogas y dignificó sus calles.
Esta barriada obrera, a medio camino entre los astilleros de Ferrol y Fene, también es el centro de acogida de muchas familias de recién llegados de Latinoamérica o Europa del Este, que escolarizan a sus hijos en el centro. Según el último padrón municipal, en Caranza residen oficialmente 11.800 vecinos. Probablemente, hay varios centenares más que no están empadronados. En la zona, hay otros dos colegios concertados y religiosos. "Caranza no es un barrio cualquiera" afirma Mercedes Tobío, madre de un alumno. Defiende "orgullosa" el trabajo "por la integración de los niños gitanos" y dice no estar dispuesta a cambiar a su hijo de colegio.
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