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Aguirre y Gallardón, tan cerca, tan lejos

Los dos líderes se encuentran por primera vez desde la última batalla

Soledad Alcaide

Con la cortesía justa, pero con la frialdad de quienes preferirían estar muy lejos uno del otro, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, y el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, tuvieron ayer su primera mañana de actos públicos juntos desde la última bronca política entre ambos.

La ausencia de Aguirre en la reunión de la dirección nacional del pasado martes evitó el primer encuentro en Génova, la sede del PP, después de que el pasado 26 de octubre el vicealcalde, Manuel Cobo, lanzara duras acusaciones a la presidenta regional en una entrevista publicada por EL PAÍS. Un ataque que Gallardón ha avalado.

La cita de los dos líderes era en la macroestación de Plaza de Castilla, donde se inauguraban las nuevas 12 dársenas destinadas a los autobuses. Y la expectativa fue tal que, ante la avalancha de medios de información, se produjeron tropiezos, carreras y alguna discusión entre los cámaras para captar la imagen de los líderes.

Pero ellos se mantuvieron en un incómodo silencio. Ya el saludo fue muy frío: Gallardón le dio un rápido beso en la mejilla que le puso Aguirre. Y cada uno se fue a saludar a la siguiente autoridad.La obra de la plaza de Castilla se ha pagado a medias, a través del Consorcio de Transportes, por el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. Pero los líderes que encabezan las dos administraciones públicas escenificaron que la sintonía entre sus líderes se queda ahí, por la fría situación que viven los populares de uno y otro bando en Madrid. Enfrentados, pero expectantes.

"La situación en el partido está latente", comentaba uno de los afines al alcalde. "No se sabe si el fuego se va a encender o a apagar", añadía.

"Esta situación es muy desagradable", reflexionaba un diputado popular, que acusaba a la prensa de haber azuzado el enfrentamiento interno de los populares. Y otro de los afines a la presidenta regional analizaba el estado actual de las cosas: "Las dos partes han levantado el acelerador, porque se han dado cuenta de que así se estrellan. Estamos en un momento en el que si uno trata de destruir al otro, puede acabar por autodestruirse".

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Los aguirristas han recuperado estos días una reflexión que hacían cuando Madrid perdió las opciones a los Juegos Olímpicos de 2016. "Gallardón, sin nada que hacer, no va a tardar en ponerse a enredar", decían entonces. Ahora muchos lo recuerdan, a la vez que le culpan del conflicto interno. "Ha forzado a Rajoy a convertir Caja Madrid en un problema de liderazgo, cuando no lo era", le reprochan. Pero, por si acaso, todos prefieren esperar a ver qué pasa. Al fin y al cabo, todavía no tienen los argumentos para la batalla final.

Mientras, por el recorrido oficial, Aguirre procuraba caminar junto al consejero de Transportes, José Ignacio Echevarría, y el gerente del Consorcio, José Manuel Pradillo. Unos pasos más adelante, Gallardón se escudaba en los ediles de Urbanismo, Pilar Martínez, de Obras, Paz Álvarez, y de Seguridad, Pedro Calvo. Cada uno con los suyos, casi siempre alejados. Y todo el tiempo sin contestar a una sola pregunta de los medios.

A la hora de los discursos, Gallardón tiró de ironía: "A los medios, mi profunda gratitud por el interés indisimulado en esta estación y la generosidad extraordinaria que ponen de manifiesto". Él se dirigió a su rival con un "querida Esperanza"; ella le devolvió un frío "excelentísimo señor alcalde de Madrid".

Apenas una hora después volvieron a juntarse en otro acto. Esta vez pertrechados de casco y chaleco reflectante y con el ministro de Fomento, José Blanco, en el túnel que unirá la terminal 4 del aeropuerto de Barajas con la estación de Chamartín. Con un tercer convidado, la tensa situación era aún más evidente, porque ambos compartieron confidencias con el ministro haciendo un aparte. Pero apenas hablaban cuando coincidían.

Además, los socialistas invitados al acto no dudaron en hacer chascarrillos. "Hay que ver que siendo de diferentes partidos nos llevemos tan bien", bromeó el portavoz socialista en el Ayuntamiento, David Lucas, cuando Gallardón se acercó a saludarlo. "Y siendo del mismo, estupendamente", intervino la delegada del Gobierno, la también socialista Amparo Valcarce. "Eso en Madrid es extraño", terció la portavoz socialista en la Asamblea, Maru Menéndez. El alcalde se limitó a sonreír educadamente.

En su intervención, Aguirre volvió a hacer patente sus magníficas relaciones con el ministro Blanco -todo lo contrario que con su antecesora, Magdalena Álvarez- y destacó la "plena sintonía" con la que trabajan ahora los técnicos del ministerio y la consejería. "Mi reconocimiento al ministro y a todo su equipo, que está cumpliendo los compromisos con la Comunidad de Madrid en Cercanías", comentó la presidenta regional.

Blanco también quiso lanzar su propio mensaje, para acallar el tradicional y machacón lema de Aguirre de que "Zapatero olvida Madrid". El ministro anunció que en 2010 crecerán las inversiones del Ministerio de Fomento en la región. No especificó cuánto.

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Sobre la firma

Soledad Alcaide
Defensora del Lector. Antes fue jefa de sección de Reportajes y Madrid (2021-2022), de Redes Sociales y Newsletters (2018-2021) y subdirectora de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS (2014-2018). Es licenciada en Derecho por la UAM y tiene un máster de Periodismo UAM-EL PAÍS y otro de Transformación Digital de ISDI Digital Talent. 

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