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Un vuelo de Air Comet sale con 26 horas de retraso

Los afectados del vuelo de Air Comet con destino a Buenos Aires se quejaron de la falta de información por parte de la compañía y del trato recibido

F. Javier Barroso

"Es la primera y última vez que utilizo esta aerolínea. Es una vergüenza que ya en pleno vuelo un piloto tenga que dar la vuelta y 280 personas vuelen más de 12 horas para regresar al aeropuerto de salida". Así protestaba ayer Salvador Fortino, un pasajero del vuelo MPD039 de Air Comet que partió a las once de la noche del jueves de Barajas y aterrizó de nuevo a las 11.15 de ayer.El motivo que dio la aerolínea es que las autoridades brasileñas prohibieron el paso por su espacio aéreo por no haber pagado las tasas. Al final, el vuelo salió con 25 horas y media de retraso, según confirmaron los pasajeros afectados. En lugar de ir directamente a Buenos Aires, haría escala en Lima (Perú), lo que demoraba cuatro horas el vuelo.

La compañía, propiedad del presidente de la CEOE, Gerardo Díaz Ferrán, atraviesa problemas laborales. Los trabajadores llevan varios meses sin cobrar.

El caso de Fortino era uno de los más graves, por no decir el que más. Este pasajero de Air Comet, que reside en Madrid desde hace 15 años, ya tuvo que coger sus maletas y volver a su casa en dos ocasiones esta semana. Los días 2 y 3 no pudo volar a Buenos Aires porque había overbooking (exceso de venta de pasajes). Un vuelo de 12 horas separaba a los 280 viajeros de su destino. Pero todo se truncó hacia las dos de la madrugada. El piloto despertó a los viajeros y les ordenó que se abrocharan los cinturones de seguridad. Supuestamente iban a pasar una zona de turbulencias. "Pero ni turbulencias ni leches. Yo me fijé en el GPS que había en las pantallas de televisión y se vio perfectamente que el avión estaba dando la vuelta", se quejaba ayer al mediodía una de las afectadas, Patricia Díaz Soler.

Según varios pasajeros, el comandante tardó una hora y cuarto en informarles tras dar la vuelta. Entonces les dijo escuetamente que regresaban a Madrid porque las autoridades militares brasileñas prohibían el paso por su espacio aéreo. No habían pagado los derechos de uso de este espacio. "Es una vergüenza y una patraña. Ningún país prohíbe el paso por su espacio aéreo, salvo que esté en guerra. Tiene que haber otro problema y nadie dice la verdad", se quejaba Bruno Genovese, un pasajero que es piloto de aviones de Roma. "En todos los años que he volado, y tengo miles de horas a mis espaldas, jamás me había pasado nada parecido. Pensé que cosas así sólo sucedían en Italia, pero ya veo que no es así. Es lamentable que la compañía aérea del jefe de los empresarios de España, Díaz Ferrán, funcione así", añadió el italiano.

El avión aterrizó en Barajas a las 11.15 de ayer. Los viajeros fueron trasladados a la zona de llegadas de la T-1. Fue allí donde se montó un gran revuelo al ver que las maletas tardaban más de dos horas en salir por las cintas de equipajes. "Nos han tratado como si fuéramos animales. No hay derecho a que nadie nos dé explicaciones y unos se pasen la pelota a otros", protestaba la pasajera Patricia Díaz Soler, quien, tras llevar 10 años viviendo en España, regresaba a su país. "Y encima yo que vuelvo con mi perro Lorenzo hasta allí. Le he tenido que drogar para que aguantara el viaje", añadió la mujer muy enfadada.

Los mostradores de Air Comet vivieron un goteo de pasajeros para reclamar. La compañía, lejos de cumplir la normativa europea de transportes, entregaba una carta a los afectados y les ofrecía un descuento del 50% para el próximo vuelo con esa aerolínea. Las normas de la UE obligan a indemnizar con 600 euros las cancelaciones de vuelos de más de 3.500 kilómetros, como el caso de ayer. "Primero les voy a exigir la devolución del importe del billete y, desde luego, lo que no voy a aceptar es eso del descuento. Tienen que indemnizarnos, y bien además", explicaba Ricardo Emilio Rocca Roberto, que viajaba con su hija. "No utilizaré nunca más esta compañía, porque además creo que no va a durar mucho si trata así a los pasajeros", concluyó.

La dirección de Air Comet emitió un escueto comunicado en el que asegura que el regreso del avión se debió a "un fallo de coordinación exclusivamente atribuible a las autoridades que controlan el espacio aéreo brasileño". "El avión llevaba todos los papeles en regla. Ante esta circunstancia, y por motivos de seguridad, se tomó la decisión de que el avión volviera a su base", concluía el comunicado.

Los pasajeros que querían viajar fueron repartidos en hoteles próximos a Barajas. Les dijeron que estuvieran en la terminal a las ocho para ver si el vuelo salía. En caso contrario tendrían que esperar hasta hoy.

A partir de las ocho de la noche se montó un gran revuelo en la zona de facturación de Air Comet, en la T-1. Centenares de viajeros se congregaron delante del mostrador. Ante la pasividad de los trabajadores y como no había ningún responsable de la compañía, empezaron a dar palmas y a quejarse del trato recibido. "Atención, necesitamos refuerzos inmediatamente en el punto", lanzó un agente de policía por la emisora. Se veía que en breve los pasajeros se iban a amotinar "ante la inoperancia de la compañía para darles una solución", según se quejaban los afectados. Pero no pasó.

Los trabajadores decidieron cerrar el mostrador y no entregar más hojas de reclamaciones. De poco les sirvió. Los viajeros, con bastante enfado, impidieron que la persiana se cerrara. Al ver que no había nadie, cogieron los sellos de la compañía y empezaron a sellarse las reclamaciones. Las hojas quedaron desperdigadas por la zona con todos los datos personales visibles para cualquiera que se acercara al mostrador.

La compañía, que no mandó a un responsable, ofreció a los pasajeros que se marcharan a un hotel a cenar y que volvieran a las once de la noche. Algunos lo hicieron y regresaron a esa hora. Otros, más desconfiados, decidieron aguantar en la terminal y esperar a que saliera.

La sorpresa no se hizo esperar. En lugar de viajar directamente a Buenos Aires, tendrían que hacer escala en Lima (Perú). Es la forma de evitar el paso por el espacio aéreo brasileño. En la capital peruana la aeronave tenía que repostar para poder llegar a Argentina, según explicaron fuentes de la compañía a los pasajeros. "Esto ha sido una odisea de viaje y ya te puedo asegurar que no volveré a utilizar esta compañía", aseguró Agustín de camino al avión en una conversación telefónica. Será el mismo caso que Salvador Fortino, que al final no voló a su país natal.

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Sobre la firma

F. Javier Barroso
Es redactor de la sección de Madrid de EL PAÍS, a la que llegó en 1994. También ha colaborado en la SER y en Onda Madrid. Ha sido tertuliano en TVE, Telemadrid y Cuatro, entre otros medios. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, está especializado en Sucesos y Tribunales. Además, es abogado y criminólogo.

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