Alejandro Sanz, 10 años después
La revista 'Rolling Stone' conmemora con un especial su primera década
Para Rolling Stone el reto estaba claro. Alejandro Sanz fue el protagonista del primer número de la revista en España y debía ser el personaje estelar del número con el que la publicación conmemora su primera década de vida. Para escenificar el paso del tiempo llamaron a un fotógrafo español que nunca hubiera hecho una portada de la revista: Jaume de Laiguana.
La portada de Alejandro Sanz hace 10 años se hizo en casa de su amigo Miguel Bosé, donde vivía, en compañía de su entonces mujer Jaydy, mientras le construían su nueva vivienda. Acababa de vender más de cinco millones de copias de su trabajo Más, superando las cifras hasta entonces inalcanzables de Mecano, con un millón y medio de discos vendidos.
Desde ese día, Alejandro ha publicado 11 discos más, ha vendido 21 millones de copias y ganado montones de premios. Lograr que el cantante español de moda posara para el primer número de la revista no fue fácil. Ahora en cambio se deja preguntar por casi todo. Está más relajado. Habla de su hija Manuela y hasta de los tatuajes que lleva. "Una guitarra que representa lo importante que es para mí la música, un caballo que simboliza la nobleza y un toro que tiene que ver con el valor y lo bruto que a veces es el ser humano". También opina de política. "Al único político que he apoyado en mi vida ha sido a Obama; cuando tengamos un Obama español, también lo apoyaré".
Hace 10 años, Alejandro Sanz decía: "Si quieres atarte de verdad, date libertad. Mi lema vital es hacer lo que me venga en gana, o sea, lo más flamenco de la tierra". Ha pasado el tiempo y dice que sigue siendo libre "con las ataduras que he querido". "Yo elijo dónde y cómo me ato. Y la única que me manda es mi jefa Manuela y mi jefe Alexandro". Sus hijos.
Alejandro Sanz encarna el espíritu de Rolling Stone. "Ser rolling es tener una actitud", según explica Pedro Javaloyes, su director.
El especial Número prohibido que completa esta edición de los 10 años es además toda una declaración de intenciones, una provocación, en la que artistas diseñan el país en el que les gustaría vivir.
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