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La concejal de Ciutat Vella reclama ayuda para resolver los problemas del distrito

La situación en determinadas zonas de Ciutat Vella es tal que necesita actuaciones más coordinadas y efectivas y ayuda exterior de las instituciones. Así lo reconoció ayer la concejal Itziar González en respuesta a un colectivo de vecinos no siempre afectuosos en sus intervenciones. Fue en el acto de audiencia pública del distrito y, como es habitual en estos casos, predominaron las quejas, algunas claramente airadas.

Ruido y suciedad, tráfico de drogas y jeringuillas por las calles y los portales, orines en cualquier parte y viviendas patera fueron algunos de los problemas que denunciaron la mayoría de quienes tomaron la palabra, cuyo tono general era coincidente: el Ayuntamiento de Barcelona no se esfuerza en Ciutat Vella como en los barrios ricos y, lo que en realidad se busca es expulsar del barrio a los vecinos de siempre.

"No quiero negar lo que decís", replicó la concejal, para añadir que lo que sí se atrevía a pedirles es colaboración, trabajo conjunto. "Es difícil que veáis pronto los cambios que se han iniciado, pero hemos empezado a aplicar fórmulas, sabiendo que no hay una fórmula definitiva". Entre las medidas que se aplican citó el incremento de detenciones a traficantes de drogas, la mejora de vigilancia en algunos cruces que se habían convertido en puntos de venta de estupefacientes, la persecución de determinados perfiles delictivos instalados en el barrio. Pero había que actuar en otros ámbitos, dijo, en los que el distrito requiere ayuda y se refirió de forma explícita al control de las mafias y al blanqueo de dinero, para añadir que también se había iniciado una política para combatir el acoso inmobiliario.

"Estamos innovando, buscando fórmulas que nos permitan combatir la intensidad de unos fenómenos que ponen en peligro el arraigo de los vecinos", sostuvo y añadió: "A veces, podemos hacerlo mal, pero tratamos constantemente de mejorar". Itziar González pidió a los vecinos que no dejen de quejarse, pero reclamó también que se reconozcan las pequeñas victorias que a veces se producen.

Las intervenciones de los vecinos fueron, algunas, tan tremebundas que incluso parte del público se sublevó y las tachó abiertamente de racistas. Así cuando una mujer sostuvo que bajo su casa se agrupa una extraña mezcolanza "negros, moros, prostitutas y vendedores de cerveza" o cuando otra preguntó "de dónde sale tanto negro" y quiso saber si siendo ella blanca podía dedicarse a vender droga. Muchas intervenciones reclamaron la supresión de la narcosala y otras tantas más limpieza en los urinarios públicos en los que se han convertido muchas calles.

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