Una devota 'botxera'
Concha Velasco, que presentó ayer en Santurtzi 'La vida por delante', de Román Gary, confiesa su pasión por Bilbao y su alcalde
Concha Velasco presentó ayer en la 30ª edición del Festival Internacional de Teatro de Santurtzi, por primera vez en Euskadi, La vida por delante, la obra dirigida por José María Pou con la que regresará a Bilbao del 10 al 20 de diciembre. Una ocasión propicia para recuperar la Velasco más bochera, la amiga del director de cine Pedro Olea, enamorada del alcalde Iñaki Azkuna, devota del Guggenheim, que disfruta en el Perro Chico de Bilbao la Vieja, se atreve con algunas frases en euskera y reivindica desde siempre las virtudes de la capital vizcaína
"Pues sí, aquel Bilbao gris, tan denostado por la contaminación y la oscuridad de sus calles, a mí me parecía una ciudad preciosa. Y su gente me gusta porque tiene unas ganas de vivir tremendas, siempre dispuesta a salir adelante, adoradora del teatro durante todo el año", señala poco antes de comenzar su función en Santurtzi. Su relación con la capital vizcaína es recíproca: desde aquellas funciones más frívolas de Mamá quiero ser artista hasta sus interpretaciones de los dramas de Antonio Gala, siempre ha sido bienvenida en el Botxo, como lo será cuando llegue con este papel de una ex prostituta judía en La vida por delante.
"No se me olvida que soy mayor, pero me gustan las botas hasta la rodilla"
"Me parecía preciosa aquella ciudad gris tan denostada por la contaminación"
Así es su pasión por Bilbao, que alcanza al alcalde, Iñaki Azkuna, con quien mantiene una relación especial, con permiso de su esposa Anabella. "Siempre conquisto al santo por la peana", resume para referirse al papel que protagoniza en su amistad la mujer del edil mayor de la Villa. "Un señor guapísimo, inteligente, simpático y divertido", dice de Azkuna, que ejerce de anfitrión en las visitas de la actriz a Bilbao, estancias que a partir del año que viene dejarán de ser por motivos profesionales.
Porque los planes de futuro de Concha Velasco pasan por la jubilación, tal y como ha anunciado recientemente. La actriz se jubila, aunque no se retira, como buena todoterreno de la interpretación que es. "Tendré más tiempo, sin duda, y espero venir a Bilbao para alojarme en el hotel Ercilla [en 2006 le otorgó su emblemático premio de teatro], ir al Guggenheim y de tiendas, acudir a una función en el teatro Arriaga y después a cenar en el Perro Chico con el matrimonio Azkuna y nuestro común amigo Pedro Olea", detalla.
Pero antes queda la interpretación de Madame Rose, la protagonista de La vida por delante, basada en una novela con la que el diplomático Román Gary ganó el Goncourt en 1975. El proceso de maquillaje para caracterizarse como una mujer mayor y abandonada es complejo, porque la Velasco mantiene una energía juvenil envidiable. "No se me olvida que soy una señora mayor, pero en la vida privada, que me dejen ir como quiero, con botas hasta la rodilla y pendientes largos", apostilla aquella chica ye-yé de los sesenta.
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