El lince reconquista la Península
El felino llegará a Portugal, Extremadura y dos nuevas comarcas andaluzas
Lince ibérico. Fase dos. La protección del felino más amenazado del mundo se prepara para entrar en una segunda etapa: la extensión de la especie por otras zonas de la Península. El mapa del reparto del lince ibérico va a cambiar en sólo unos meses. Hasta ahora, los alrededor de 300 ejemplares que quedan en todo el mundo estaban en las poblaciones silvestres de Doñana y Sierra Morena. Además, unos 75 animales viven en los centros de cría en cautividad de El Acebuche (Huelva), La Olivilla (Jaén) y, en menor medida, de Jerez (Cádiz). La mitad ha nacido en los centros. El otro 50% fue capturado en la naturaleza.
El programa de cría en cautividad (ex situ) ha tenido un considerable éxito desde que comenzó a funcionar en 2004. Las instalaciones de El Acebuche y La Olivilla están hasta los topes y las previsiones sobre el número de nacimientos realizadas por los responsables del programa Life se han adelantado unos dos años. El lunes pasado se trasladó una hembra de lince desde el zoo de Jerez hasta el nuevo centro reproducción en cautiverio de Silves, en el Algarve portugués.
La reintroducción tiene un 50% de posibilidades de éxito
En los próximos días irán llegando el resto de ejemplares que Andalucía va a ceder al país vecino. En total, serán 16 animales, diez machos y seis hembras. Este animal se extinguió en Portugal en los años ochenta, cuando se vieron los últimos ejemplares en la sierra de la Malcata. Las autoridades lusas tienen planeado realizar reintroducciones en la naturaleza. Comenzarían en unos dos o tres años y las zonas potenciales son la sierra de Malcata, la sierra de Monchique y el valle del Guadiana.
También se está acondicionando ahora otro centro de cría en cautividad en Zarza de Granadilla (Cáceres), que, según la consejera de Medio Ambiente, Cinta Castillo, se abrirá antes de que acabe el año. Está previsto que los primeros ejemplares, también procedentes de Andalucía, lleguen a lo largo de 2010. "Serán menos de los que han ido a Portugal", asegura Castillo.
"La cría en cautividad ha salido bien. Lo que se perseguía hace unos años era salvar al lince de la extinción. Ahora el desafío es crear una nueva población", señala Miguel Delibes, investigador del CSIC y uno de los mayores expertos mundiales en este felino.
Los ensayos comenzarán en unas semanas. Los responsables del programa de conservación in situ han estudiado los posibles emplazamientos para la reintroducción. Al principio, se habían barajado cuatro: Hornachuelos (Córdoba), Sierra Norte (Sevilla), Guarrizas (Jaén) y Guadalmellato (Córdoba). Finalmente, las dos últimas han sido las zonas seleccionadas para esta primera reintroducción experimental.
Está previsto que se suelten entre seis y ocho ejemplares en cada una de las dos áreas. Procederán de los centros de cría en cautividad y de la propia naturaleza. Los animales se soltarán antes del inicio de la época de celo, que arranca a finales de diciembre. Según los responsables del programa Life, en este caso se realizará una "suelta blanda". No se les dejarán directamente en la naturaleza ("suelta dura"), sino que se están acondicionando cercados, de unas tres o cuatro hectáreas de superficie, con una densidad suficiente de conejos, el principal alimento del lince. Permanecerán en esta zona de aclimatación unos tres meses. Las puertas se abrirán cuando pase ese tiempo, pero los felinos podrán volver al cercado para alimentarse. La Junta de Andalucía ha firmado unos 30 convenios de colaboración con propietarios de fincas de estas dos zonas de Córdoba y Jaén. En total, se trata de 40.000 hectáreas en las que los técnicos podrán realizar el seguimiento de los felinos. Además, se ha realizado una campaña de concienciación entre la población local, que se muestra receptiva ante la vuelta del lince.
"No sabemos cómo va a funcionar", señala Delibes: "Una parte importante es posible que no se adapte y muera (...) El peligro que se corre es que la sociedad retire su apoyo. Habrá muchos fracasos parciales, pero hay que ganar la guerra".
No existe una experiencia similar de reintroducción en todo el mundo. Los responsables del programa Life cuentan con algunos indicadores que les pueden ayudar. En Suiza y Colorado (EE UU) se han llevado a cabo repoblaciones de lince boreal y canadiense, respectivamente. Pero, al haber una cantidad considerable de ejemplares y no estar en extinción estas especies, se optó por las sueltas duras. "En Colorado, la mitad se perdió por atropellos o por falta de alimentos", señala Medio Ambiente, que cifra en un 50% la posibilidad de éxito en el caso de las comarcas de Guarrizas y Guadalmellato.
En cuanto al lince ibérico, sólo hay dos pequeñas experiencias de reintroducción. Se hizo con dos ejemplares, que fueron atrapados en Sierra Morena y trasladados a la zona de Doñana. Uno de los animales se ha adaptado muy bien a la población autóctona. El otro, que fue reubicado este año, no. Se ha dispersado: "Ha llegado hasta el norte de la provincia de Huelva. La esperanza es que baje de nuevo cuando llegue la época de celo", señalan los responsables del programa.
"Hay que tener claro hasta dónde se está dispuesto a llegar en esta apuesta para que salga bien", opina Delibes, quien incide en la importancia de que las distintas administraciones elijan y protejan bien las zonas potenciales de reintroducción. Algunas de estas áreas ya están localizadas. En Extremadura serían el parque de Monfragüe y la sierra de Granadilla. En Castilla-La Mancha, el campo de Calatrava, el río Guadalmez y los Montes de Toledo.
No todas las comunidades autónomas han hecho los deberes. Es lo que opina Luis Suárez, responsable de biodiversidad terrestre de la organización WWF, uno de los socios del programa Life. "Más que abrir más centros de cría hay que buscar zonas para la repoblación y protegerlas", sostiene. Este responsable de WWF aplaude la actitud de Andalucía, Extremadura y, en menor medida, de Castilla-La Mancha. Y lamenta el rumbo de Madrid y Castilla y León, dos zonas en las que el lince vivía hasta hace décadas: "No están haciendo nada y niegan la existencia de la especie". "Mantener el hábitat es una obligación", concluye.
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