Pedro está en todas

Será porque César, mito del fútbol español de la posguerra, nació en León y marcó más goles que nadie en el Barcelona, o será que a los leoneses nunca les gustó Castilla, pero el caso es que ayer el Barça volvió a León, 53 años desde que lo hiciera en un partido de Liga, y no se sintió extraño. Ni siquiera la peña más bullanguera de las muchas que animan a la Cultural, la que se junta en el gol norte sobre una pancarta encarnada en la que se lee Orgullo Cazurro, se mostró excesivamente hostil con el campeón de Copa, más allá de recordarle a Laporta que es español, aunque no quiera. En pocos campos como en el del Reino de León se celebra un gol como ayer se festejó el primero de Pedrito, que desencalló un partido trabado de inicio, pero en la mayoría de estadios Laporta sale mal parado.

El Barça regresó a León y a un trofeo en el que se siente igual de cómodo, y como avisó el entrenador que la Copa no se tira y quien más o quien menos aprendió de la ejemplar derrota del Madrid en Alcorcón la noche antes, el equipo obró en consecuencia y estuvo a la altura de lo que se espera del campeón, por mucho que juegue sin sus más relumbrantes estrellas. Como hace un año, entonces bajo la lluvia y en Benidorm, jugó Pinto, jugó Bojan y si aquel día hizo Sylvinho de extremo izquierdo -porque Guardiola no tenía más opciones-, ayer, lesionado Alves y tras la negativa de la federación a liberar a Bartra o Montoya, convocados por las categorías inferiores, al técnico le tocó inventarse un lateral derecho. Escogió a Jeffren, extremo y canario, y el chaval cumplió al lado de Márquez y Chigrinski, que jugaban juntos por vez primera. Poco exigida, funcionó la mezcla. El mexicano, que lucía brazalete, va entonándose poco a poco y el ucranio crece a cada minuto.

"¡Vamos, que estos cabrones no tienen hipoteca!", se escuchó gritar a un jugador de la Cultural en el túnel, camino del duelo con el campeón. Los locales pelearon por cada balón hasta que les dio el resuello, así que se jugó al rechace antes que al toque durante casi todo el primer tiempo. Le faltó pase al Barça y fútbol al partido, enredado en el centro del campo, como quería la Cultural.

El Barça no le giró la cara al partido ni cuando más le costó dar tres pases seguidos, porque no terminaban de activarse los volantes -Toure y Keita- por mucho que Busquets escogiera bien desde el medio centro. Cuando el canterano cambió la posición con Touré, el equipo lo agradeció, creció su dominio y tuvo suerte, porque en la primera ocasión, marcó Pedrito en una jugada bien peleada por Bojan. El canario esta en todas y ayer se convirtió en goleador total de lo que se lleva jugado, siendo el único futbolista del equipo que ha marcado en las cinco competiciones del curso.

Pedro también firmó el segundo. Para entonces, Guardiola ya había movido ficha. Sacó a Abidal, quitó a Gai, mandó a Jeffren a la banda izquierda y cambió de lateral a Maxwell. Los cambios, unidos a que la Cultu bajó la intensidad, le dieron profundidad al Barça. Rendida la Cultural, el Barça inclinó el campo, tocó paciente y encontró a Jeffren, a quien terminó por pasarle factura el esfuerzo y dejó su puesto a Jonathan Soriano, que dejó el Espanyol hace tres meses y ayer debutó con el Barça.