Jackson se niega a morir
Se estrena un documental sobre cómo preparó su gira
Es difícil creer que Michael Jackson esté muerto. Su presencia nunca se sintió tanto. Los juzgados siguen litigando en su nombre. Sus fans continúan mostrando su apoyo incondicional a la fallecida superestrella del pop. Y su último concierto inacabado lleva camino de hacer 166 millones de euros en su estreno como película. Eso por no hablar de la media docena de libros sobre su figura que se esperan de aquí a final de año y de la seguridad de que el conjunto de camisa blanca, sombrero negro y guante solitario será el disfraz favorito el próximo Halloween.
Michael Jackson murió el pasado 25 de junio pero su recuerdo se niega a ser enterrado. Lo mismo ocurre con la máquina de dinero que genera su apellido. El estreno mañana de This is it será una nueva inyección de vida a la carrera de un cantante que antes de muerto muchos creían acabado. Ése iba a ser el título de su primera gira en 12 años, 50 conciertos en Londres todos ellos con el cartel de no hay localidades. La gira contaba con números aéreos, pantallas gigantes en las que proyectar imágenes estereoscópicas, espectáculos pirotécnicos y 12 cortometrajes acompañando el regreso artístico de un Jackson en plena forma. "Quería hacerlo por su familia, por sus seguidores y por su esperanza, su amor en el futuro de la humanidad", confesó esta semana el coreógrafo y director del espectáculo, Kenny Ortega. La muerte de Jackson por sobredosis de propofol y lorazepam cambió los planes y lo que iba a ser un concierto se convirtió en un filme que nadie sabe cómo definir. ¿Un documental, un concierto, un homenaje póstumo? Elizabeth Taylor ya le ha dado el visto bueno poniéndose en pie para brindarle el último aplauso a su amigo. "Es un mosaico musical", resumió Ortega del resultado de su labor sobre las 120 horas filmadas en su mayor parte en vídeo digital durante los cuatro meses de ensayos.
El material utilizado fue filmado para consumo interno, una forma de corregir las coreografías y mejorar la puesta en escena. Nunca se pensó en mostrarlo. Pero la muerte de Jackson cambió el juego. Para mediados de julio, cuatro de los principales estudios de Hollywood, Paramount, Universal, Fox y Sony, se enzarzaron en una puja donde el último salió ganando los derechos de producción y distribución del filme por 40 millones de euros.
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