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La nueva terminal de El Prat vacía el 'viejo' aeropuerto

AENA destina 200 millones a reformar las antiguas instalaciones

La vieja gran terminal del aeropuerto de El Prat se convertirá después del domingo en un desierto de suelos de mármol. Ahora ha pasado a llamarse T-2, antes eran la A, B y C, pero al principio, en las décadas de 1920 y 1930, no eran más que esos campos de vuelo por los que hacía escala de vez en cuando el piloto Antoine de Saint-Exupéry, el autor de El Principito, cuando trabajaba para la aerolínea francesa Latecoere, que después pasó a llamarse Aeropostale y fue el embrión de la actual Air France. Resulta que este domingo, la compañía aérea francesa se mudará junto a sus socias de SkyTeam a la flamante Terminal 1 (T-1), completando así la tercera fase del desalojo de la antigua terminal, la misma a la que que llegaron los Beatles en el verano de 1965 para dar su histórico concierto en la plaza de toros Monumental.

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Recuerda ahora las viejas batallitas de El Prat Cristòfol Jordà, presidente de la Fundación Parque Aeronáutico de Cataluña, una entidad que une a los locos de la aviación y realiza actividades como la restauración de antiguas aeronaves y que ahora asiste al final de una época.

En La T-2 se quedará el 20% de todo el tráfico aéreo del aeropuerto de El Prat, con 18 compañías independientes (véase gráfico), lo que la dejará infrautilizada, mientras que la nueva T-1 asumirá el 80% de la actividad con las tres grandes alianzas que la poblarán (Iberia con sus socias de OneWorld, Spanair con Star Alliance y los últimos inquilinos, Air Europa con SkyTeam). AENA, el ente público que gestiona los aeropuertos, había decidido inicialmente dejar a la tercera alianza en la T-2, con lo que el reparto de actividad quedaría algo más equilibrado, pero hace unos meses cambió de criterio y optó por trasladar a los tres grandes grupos. Además, para cuando su actividad crezca, una vez que se supere la crisis económica y se reactive el tráfico aéreo, AENA está a punto de aprobar el proyecto constructivo de la terminal satélite, junto a la nueva T-1, que tendrá capacidad para 15 millones de pasajeros más. La fecha inicial prevista para tenerlo listo era 2012.

En total, el aeropuerto barcelonés alcanzará una capacidad para 70 millones de pasajeros, cuando el año pasado acabó en unos 30 millones. "El Prat llegó a crecer el 35% en tres años, las infraestructuras aeroportuarias necesitan plazos largos y hay que tenerlas preparadas para cuando se reactive el tráfico aéreo", justificó Javier Marín, director de aeropuertos de AENA.

En total, El Prat recibirá en los próximos años 1.000 millones de euros más en inversiones, de los que 200 corresponden a las obras en la T-2. Lo vacío que va a quedar el lugar a partir de ahora "va a facilitar las obras", remachó el director del aeropuerto de El Prat, Fernando Echegaray.

Y es que estos mismos días, cuando aún operan en las antiguas A, B y C las compañías de SkyTeam, algunas zonas de las instalaciones ya parecen un páramo. Decenas de tiendas han echado el cierre, los pasillos están apenas transitados y una parte de la terminal está directamente cerrada al público. Las dependientas de comercios como Massimo Dutti y Mandarina Duck dicen que el establecimiento aguantará abierto, aunque han recibido mucha menos clientela. También lo nota Ramón, el repartidor del grupo de restauración Panfood, que cobra por comisión de cada mercancía que distribuye y desde que empezaron los traslados de aerolíneas está ganando 200 euros menos al mes. Aunque en pocos días, cuenta, se trasladará a la nueva T-1. Es lo que harán muchos otros trabajadores de la antigua terminal, aunque no siempre de buen gusto. Uno de los jóvenes que trabaja en el Café Di Fiore cuenta que la mayor parte de empleados "prefieren quedarse en las cafeterías que sigan abiertas en esta terminal, porque ir a la otra es más tiempo y más difícil, no llega el tren".

Y es que la llegada del metro a la T-1 está prevista para 2012, y al tren de Cercanías también le quedan varios años de obras antes de poner los pies en la nueva T-1. Ahora, se puede llegar en autobús en una lanzadera desde la vieja terminal. Para los taxistas, es un negocio. Cuenta Mohammed, que lleva ya cinco años conduciendo uno de esos coches negros y amarillos por Barcelona, que cada carrera al que es prácticamente un nuevo aeropuerto sale a unos seis euros más como promedio, porque está algo más alejado. A partir del domingo, dice que no habrá demasiados taxis esperando a la salida de la T-2, sino que se les llamará cuando se les necesite. "No sólo porque hay mucha menos gente allí, también porque muchas compañías que se quedan son de bajo coste y sus pasajeros cogen menos taxis... ¡Casi les sale más caro que el billete de avión!".

TEJEDERAS

Las viejas terminales de El Prat, cerradas por reformas

Mañana se completa la tercera y última fase del traslado de las tres grandes alianzas de aerolíneas, que dejará tan sólo el 20% del tráfico en las antiguas A, B y C (ahora rebautizadas como Terminal 2) y concentrará el 80% del trasiego en la nueva T-1. Ello acarrea el cierre de decenas de tiendas y puntos de restauración que se ven compensadas por las aperturas en la T-1. AENA quiere aprovechar el desalojo para reformar las antiguas infraestructuras del aeropuerto con una inversión de 200 millones que comenzará en 2010. Mientras, empleados, taxistas e incluso los indigentes se van adaptando al cambio de terminal.

La T-2 se transforma

AENA tiene previsto comenzar a mediados de 2010 las obras para reformar la T-2, que se prolongarán alrededor de un año, según Fernando Echegaray. Easyjet, la principal aerolínea de las que se quedan en ella, se ubicará en la antigua zona C, donde Iberia operaba su puente aéreo Barcelona-Madrid.

El proyecto prevé la construcción de un área de facturación única (en la zona intermodal, entre las antiguas A y B) y una sala de recogida de equipajes también única en la B. Habrá un filtro de seguridad en la zona intermodal y otro en la C.

Además, se mejorará el patio de almacenaje de equipajes facturados y mejoras en la urbanización: se construirán pasarelas para peatones de unión entre el aparcamiento de vehículos y la terminal, con el objetivo de separar y mejorar el flujo de vehículos con el de pasajeros.

Javier Marín explicó que la T-2 seguirá la misma filosofía que la T-1, diseñada por Ricardo Bofill, "para hacer una infraestructura moderna y fácil para el usuario".

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