Bru de Sala se marcha del Consejo de las Artes dando un portazo a Tresserras

Menos presupuesto de lo considerado al inicio (de los 23 millones que iba a destinar el ex consejero de Cultura Ferran Mascarell a los 13 con el hoy titular, Joan Manuel Tresserras), escasa "distancia" (independencia) de la consejería de lo que sería recomendable y poca voluntad del titular de la cartera para darla. En estos tres ejes basó ayer Xavier Bru de Sala los argumentos para presentar su renuncia al cargo de presidente del Consejo Nacional de la Cultura y de las Artes (Conca), que entregó al presidente del Parlament.

En su comparecencia ante los medios, Bru de Sala vendió tácitamente su marcha como una inmolación para lograr una mejor condición para el Conca. "Nos dieron una criatura escuchimizada; si mi renuncia propicia verla crecer, bienvenida sea", afirmó. Pero le puso alto precio a ese adiós. Por un lado, aseguró que el organismo no puede ser viable "si su presupuesto no va sobre los 50 millones de euros" y, por otro, fijó la necesidad de dar retoques a la ley para ganar autonomía "con un estatus jurídico más similar al de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales que al de los Ferrocarriles, al que se parece ahora". Esta petición se hizo por carta a Tresserras al poco de constituirse el Conca, "que firmamos los 11 consejeros" y entonces aquél respondió: "sin compromisos". La segunda andanada contra Tresserras la lanzó cuando pidió "que los próximos consejeros de Cultura sean del ámbito cultural; sería una señal de respeto de los políticos".

Sus discrepancias con el resto de los miembros del consejo, que le acusaron de "presidencialista", las zanjó con un somero: "Si el presidente del Conca no es ejecutivo, ¿qué hace? Además, no he tomado ni una sola decisión en estos seis meses". ¿Le faltó quizá gestionar su mal carácter? "Lo tengo, sí, pero todo esto de la psicología y la terapia no es serio; esto es una institución y yo tengo un alto sentido institucional; no estoy aquí para hacer papelones".