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El PP desoye la marcha por el gallego y apela al apoyo electoral

La oposición pide a Feijóo que rectifique su política lingüística

"Ojalá todas las manifestaciones sean porque el Gobierno cumple su programa electoral". El secretario general del PP y conselleiro de Presidencia, Alfonso Rueda, aseguró ayer que su partido respeta a las personas que "de buena fe" que participaron en la manifestación contra la política lingüística del Gobierno de Alberto Núñez Feijóo, convocados por la Plataforma Queremos Galego. Sin embargo, Rueda consideró que muchas otras personas asistieron a la protesta "conscientes de que era una manifestación organizada por el BNG y apoyada por el PSOE". Por ello, pidió el mismo respeto para otra "manifestación masiva, silenciosa y democrática": la celebrada del 1 de marzo que, dijo, declararon su rechazo al decreto sobre el gallego del bipartito y también a los padres que contestaron a la encuesta sobre el gallego.

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Desde la oposición, el líder del PSdeG, Manuel Vázquez, pidió a Núñez Feijóo que reflexione sobre la razones de que sea visto como "el enemigo público número uno de la lengua". "No es normal", remachó. "Ahora puede tener claro que una parte de la sociedad gallega no le va a permitir jugar con el idioma", aseguró Vázquez, quien felicitó también a la ciudadanía por su participación en "una causa digna".

El portavoz nacional del BNG, Guillerme Vázquez, consideró que la manifestación "sin precedentes" que reunió a decenas de miles de ciudadanos el domingo debe hacer reflexionar a Feijóo. "Rectificar es de sabios y aún está a tiempo de hacerlo", animó. El líder nacionalista aseguró que si la Xunta continúa manteniendo su "posición extremista actual" el movimiento ciudadano "no hará más que aumentar". "No estamos dispuestos a dar un paso atrás", advirtió. "Miles de gallegos enviaron un recado a Feijóo y al conselleiro de Educación, Jesús Vázquez: que recojan y que se vayan", sentenció por su parte el portavoz parlamentario del BNG, Carlos Aymerich, informa Europa Press. El diputado consideró que si la Xunta fuese "mínimamente sensible" debería escuchar el "clamor a favor del gallego" y rectificar.

Ministro Caamaño

Mientras, Alfonso Rueda volvió a cargar ayer contra la presencia "insólita e inexplicable" del ministro de Justicia, el gallego Francisco Caamaño, en la manifestación, por hacerlo "en representación" del Gobierno central. "Consideramos inaudito que el Gobierno se manifieste en contra de un Gobierno autónomo". El titular de Justicia rectificó ayer y aclaró que participó a "título personal" en una manifestación que "no iba contra nadie ni contra ninguna política lingüística en particular". Caamaño recalcó que la marcha estaba convocada por una plataforma cívica y no por partidos políticos. Sin embargo, para el secretario general del PP, la rectificación del ministro no es más que un "patético intento de recular". "Ayer se metió en un charco del que hoy intenta salir", resumió.

En la línea de Caamaño se manifestó el secretario general del PSdeG, que recalcó que "

no era un acto contra el Gobierno, era un acto por el gallego". Para Vázquez el "disgusto" del PP gallego no se debe a la presencia del ministro de Justicia, sino que "con quien estaba disgustado era con la población que se estaba manifestando". El nacionalista Guillerme Vázquez también valoró la presencia de Caamaño porque "cuantas más personas haya al favor del gallego, mejor". Eso sí, pidió coherencia e invitó al ministro a tomar medidas por el idioma dentro de sus competencias.

Con el himno del PP en el móvil

Casi dos horas encerrado en una sala con los siete ediles no adscritos promotores de la censura dan para mucho. Sirven, por ejemplo, para saber que los que se han quedado sin siglas conservan como sintonía en el móvil el himno del PP.

Junto a ellos, ora sonriente, ora preocupado, mirando tras las cortinas para ver si se dispersaba la protesta, el todavía concejal socialista sin competencias en el Ejecutivo que ayer votó no a la censura, Gerardo Lázaro, debatía con los tránsfugas cómo abandonar la Casa da Cultura. La fórmula acordada puede ser una metáfora de lo que espera al heterodoxo gobierno de Silleda. La idea de llamar a la Guardia Civil partió del ex portavoz del PP José Fernández Viéitez, Roucho, alcalde del pueblo durante ocho años.

El tránsfuga del PSOE Javier Cuiña aprobó la solución que la nueva regidora, Ofelia Rey, ejecutó con una llamada a la Delegación del Gobierno. La entrada de los agentes soliviantó todavía más a la concurrencia. Cuiña pidió entonces una acción "más contundente" de la Guardia Civil. No se produjo. Los ocho ediles bajaron la cabeza y abandonaron el edificio, entre el abucheo de medio millar de vecinos.

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