A destiempo
Al Espanyol le pierde muchas veces hacer las cosas a destiempo. Igual es porque está acostumbrado a vivir al día por no decir que es un experto en el arte de la supervivencia. Nunca ha tenido un plan a medio plazo, presa de una familiaridad mal entendida, falto habitualmente de profesionalidad. Ningún caso expresa mejor la situación que el de Tamudo.
Tamudo ha pasado de ser el capitán a no ir convocado. El jugador y el club convinieron al final de la temporada pasada que se imponía un traspaso. Ocurrió que, pasado un tiempo prudencial, ninguna de las pocas ofertas recibidas fue del agrado del ariete de la misma manera que el club no encontró dónde colocarle. Ni trapicheando con la cláusula de rescisión se dio con una salida.
Así las cosas, el Espanyol hizo como si Tamudo ya no estuviera mientras el futbolista daba a entender que nunca quiso irse hasta que han acabado por tirarse los trastos a la cabeza ante la sorpresa general. Nadie ha sabido gestionar un asunto que ahora tiene difícil solución. El marrón le ha caído a Pochettino, consciente del ascendente que tiene sobre la hinchada y dispuesto a afrontar un problema que en su día ya provocó más o menos las salidas de Lotina y Valverde. Ambos apostaban por renovar una plantilla excesivamente dependiente en el campo y en el vestuario de Tamudo, De la Peña y Luis García.
El entrenador argentino, para empezar, procuró singularizar cada caso para que no se hablara de tríos sino de equipo y pudiera ganarse al plantel: nombró a Jarque capitán, Luis García dejó de ser titular indiscutible y cuidó de manera tan especial a Lo Pelat que luce el brazalete desde la muerte del defensa central. Degradado, Tamudo ha ido perdiendo peso hasta quedarse en fuera de juego.
Pochettino ha tenido que hacer el trabajo aplazado por la junta, retratada por renegar de un futbolista que ha dado grandeza a la institución. Tamudo ha hecho que la gente del Espanyol se sintiera campeona. Ha sido el símbolo del club por su procedencia, compromiso y naturaleza. Ningún jugador ha provocado más tirria en el Camp Nou que Tamudo. Los aficionados del fútbol le asociaban eternamente al Espanyol. Hasta que compareció Sánchez Llibre para dejar constancia de que ha dejado de ser presidente para convertirse y ejercer como amo y señor del club. Sánchez Llibre debería saber que corre el mismo riesgo que Tamudo. Las directivas y los equipos necesitan regenerarse con el tiempo desde el sentido común y no a partir del amiguismo o las deudas contraídas. Hacer frente hoy a Tamudo, por más que ejerza de dueño y se cobre sus goles, no tiene sentido; ayer, puede que sí.
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