Simposio mediterráneo
La cultura del vino está instalada por doquier, aunque parece que los países ribereños al Mediterráneo la recrecieron e impulsaron desde su nacimiento, haciendo en sus vidas, del vino, rito, fiesta y elemento potenciador de sus juegos físicos e intelectuales.
Los griegos y romanos se recreaban en el simposio, banquete regado con numerosas libaciones y pletórico de filosofía cuando lo relata alguien llamado Platón, Jenofonte, Plutarco, Petronio o Macrobio, y lleno de poesía cuando los cantores eran Horacio o Marcial.
Joan C. Martín ha asumido que la cultura que desprenden los clásicos tiene un aroma que se percibe por igual en todo el arco que forma nuestro mar desde Alicante hasta Montpelier, y para cumplir su propósito de informarnos sobre nuestra vida a través del vino nos ilustra con toda suerte de explicaciones sobre las tierras y las gentes que habitan esos lugares, sobre su mitología, su historia y su arquitectura. Y aún nos propone toda suerte de actividades enoturísticas en cada uno de los distintos territorios que visita y estudia, aquellos que dan lugar a otras tantas denominaciones de origen de los vinos que en ellos se cultivan o amamantan.
Del Languedoc a la tierra de Ibiza, de la D.O. Alicante hasta los vinos del Ampurdán, sin dejar de otear por los dulces como el Fondillón -vino de reyes- y los cavas catalanes, con una completa descripción de las variedades de uva, de las orografías, del clima, de los métodos de cultivo y selección, las bodegas, las marcas, las añadas, y cualesquiera otras singularidades que nos hacen adivinar cómo la diversidad se comprime y unifica bajo el arco que forma el mar Mediterráneo.
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